Actualidad

Luis Miguel Castilla: «La recesión mundial ya empezó y lo peor está por venir»

Infomercado conversó con el vocero de Propuestas del Bicentenario y exministro de Economía para que nos explique los alcances de la recesión mundial y el impacto en la economía nacional. Además, de cómo se complica el inicio de las nuevas gestiones regionales y municipales en un contexto de ruido político nacional.
Por César Flores Córdova Publicado: Últ. actualización: 29 octubre, 2022 12:09
8 minutos

¿Cuáles son los alcances de la recesión mundial y su impacto en la economía peruana? Frente a un contexto tan complicado como el actual, Infomercado conversó con Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y vocero de Propuestas del Bicentenario.

En esta entrevista, Castilla comenta además cómo influye el ruido político nacional en el inicio de las nuevas gestiones regionales y municipales, en 2023.

¿Cuánto afecta la evidente recesión mundial?

Estamos en un entorno donde el principal escenario es la incertidumbre en el mundo y la incidencia en el país. Hay que recordar que, en Perú, la variación del PBI depende un 60% a factores externos y 40% a internos. En lo externo, la forma más eficaz de lucha contra la inflación global es propiciando una recesión en las principales economías del mundo. Estados Unidos tiene una inflación de 9% y por eso tiene que incrementar la tasa de interés de manera significativa para quebrar la inflación. Eso genera un fortalecimiento del dólar y un incremento de la aversión al riesgo. Esto se está viendo en Perú con el incremento en el tipo de cambio porque la gente busca refugiarse en monedas fuertes.

¿Alguna economía grande podría mitigar esta situación?

Europa está en recesión y con una dependencia grande con Rusia. China aun está afectada por la pandemia, hay confinamientos y vulnerabilidades en su sector inmobiliario y financiero. El plano externo es pesimista para el Perú porque afecta la menor demanda internacional de nuestros productos; un tipo de cambio depreciado que si bien ayuda a las exportaciones, pero encarece las importaciones de los bienes que necesitamos. Asimismo, esta situación incrementa el riesgo y genera la huida de capitales.

¿El plano interno?

En el plano interno vemos que los problemas políticos sin fin, la implosión de la administración pública ha paralizado la inversión y se ha cortado de manera abrupta las expectativas de crecimiento.

¿La recesión profunda ya empezó o recién se verá en el 2023?

Ya empezó, y un claro ejemplo es el tipo de cambio. En este momento deberíamos estar viendo una apreciación del sol frente ante el aún elevado precio de los metales, deberían estar ingresando más divisas y fortaleciendo la moneda como sucedió en el pasado, pero sucede todo lo contrario. Básicamente existe temor en los agentes económicos.

¿Se afecta la agroexportación o una mayor inversión?

Ambas. La agroexportación ha sido uno de los motores de crecimiento de este año, pero responden al crecimiento de los mercados con los cuales tranzamos como Asia, Europa y Estados Unidos, economías que están afrontando tasas más bajas. Respecto a las inversiones, hoy se ha encarecido el costo del capital y eso hace difíci la concreción de proyectos que eran accesibles. La postergación del proyecto Sulfuros de Yanacocha fue por un encarecimiento en los costos por la inflación internacional. Ya está pasando factura la recesión, aun no es tan evidente, pero veremos nubarrones complejos en lo que queda del año y en el 2023.

¿Qué tan difícil será atraer la inversión minera? El único proyecto emblema hoy es Quellaveco.

Quellaveco ya culminó su fase de inversión y no hay ningún proyecto significativo que la reemplace. Históricamente hemos tenido proyectos emblemáticos como Toromocho y Las Bambas, pero ya no hay proyectos de envergadura y eso supone menor entrada de divisas y de impuestos. Estamos ante un contexto poco favorable y las políticas que se adoptan son poco eficaces.

¿Como cuáles?

Se lanzó un plan de estímulo económico que preveía un crecimiento para el 2023, pero ese plan carece de credibilidad, así lo dicen el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), y las agencias calificadoras. Todas dicen que habrá escaso crecimiento el año entrante, pero el gobierno dice lo contrario. No se ve cual será el motor de ese crecimiento.

Con este escenario, ¿de donde saldrá el dinero para el gasto y la inversión pública?

Felizmente tenemos fundamentos aún sólidos y nuestro nivel de endeudamiento es relativamente bajo, está en torno al 35% del PBI mientras que otros países como Brasil, México o la Alianza Pacífico están con un nivel de endeudamiento en torno al 50-60%. Pero si existe un menor crecimiento significa que hay menos ingresos fiscales recaudados, con déficit más altos, y de allí la necesidad de emitir más deuda y más cara. Esto generará que, dentro del presupuesto público, se generen desplazamiento de partidas hacia el pago de la deuda dejando de lado la cobertura de brechas sociales.

¿Cuánto del presupuesto público se destina al pago de deuda?

Hace 10 años, el pago de la deuda era el 5% del presupuesto general; hoy es el 10%. Se espera que esto incremente porque hay mayor deuda a un costo mayor.

¿Cuánto tiempo se proyecta este escenario complejo?

Es difícil prever los ciclos económicos, pero lo más importante es que se logre con efectividad la reducción de la inflación que es la más alta que se ha visto en el mundo en décadas. La receta es dura: hay que propiciar una recesión. La expectativa del FMI es que lo peor está por venir. Venimos de una situación complicada: pandemia, conflicto Rusia Ucrania, retiro de la liquidez, incremento de tasas y recesión. Esto podría durar todo el 2023 y esperemos que se normalice a inicios del 2024.

Y todo se complica con los nuevos gobernadores y alcaldes que asumirán en 2023. El aprendizaje en gestión pública siempre complica el panorama.

Ese es un factor nacional. Cada vez que inician las nuevas gestiones hay un colapso en la inversión pública. Recordemos que el 65% de la inversión pública lo llevan a cabo los gobiernos regionales y locales. Hay un periodo de auditoria a la gestión saliente, una curva de aprendizaje de la gestión pública, la renovación de cuadros y tener proyectos paralizados.

Y son ciento de obras paralizadas.

La Contraloría ha detectado 2300 proyectos valorizados cuyo valor es de cerca de 30 mil millones de soles, este monto es el 70% del presupuesto de inversión pública de nuestro país. Por ejemplo, en la región Piura, se tiene 135 proyectos paralizados y valorizados en 2100 millones de soles, mientras queda un saldo por ejecutar de 900 millones de soles. Muchos de los hospitales están a medio hacer y esto es responsabilidad de los tres niveles de gobierno.

¿Qué propone para enfrentar «la curva de aprendizaje»?

Lo importante es no desandar lo avanzado. Me imagino que hay cuadros técnicos de gestiones previas que tienen las capacidades para manejar los complejos sistemas administrativos del estado. Yo mantendría esos cuadros. Además, encapsular los «proyectos problema» y tratar de buscar una solución incorporando a la Contraloría General de la República desde el inicio de las gestiones. Finalmente, que la ciudadanía esté bien informada y que le exija a los candidatos soluciones específicas a problemas complejos.

¿Alguna recomendación adicional?

Derogar la reelección de autoridades subnacionales ha hecho que un gobierno de cuatro años sea poco para gestionar un territorio. Y si tuviéramos un gobierno nacional más enfocado se podría evitar estas caídas tan grandes, pues los ministerios claves como Transporte y Vivienda no están priorizando lo que se necesita. Yo haría una política de total transparencia y decir qué tema es factible sin prometer demás. Hay que ir con una agenda de mínimos, es decir, identificar los proyectos que están paralizados, tanto del sector público y del privado. Dependerá mucho del liderazgo que tengan los nuevos gobernadores y del pragmatismo de sus equipos.

¿La agroexportación debe seguir siendo la locomotora del crecimiento en el norte?

Si se ve el caso de Piura, es una economía diversificada porque tiene 15% del PBI en manufactura, 15% en servicios y 15% agroexportación. Pero, lo que tiene de positivo la agroexportación es el tipo de empleo que genera, es decir, un empleo formal en contraparte al 80% de empleo informal que existe en esta región. Se deben buscar complementariedades e impulsar todos los sectores. En este mundo de inseguridad alimentaria, estas regiones tienen un potencial que van a trascender los ciclos económicos. Además, es importante el manejo adecuado del recurso hídrico porque agua existe pero no hay un uso racional. Más allá de la agroexportación, me ha dejado alarmado que la región Piura es la que tiene menos cobertura de agua potable las 24 horas del día, es solo lo tiene el 16% de la población. Eso se condice con una economía boyante. La anemia también está en esa situación similar.

¿Hay esperanza?

¿Cómo enfrentar eso? Crecimiento en sectores con mano de obra de alta demanda. Lastimosamente, se está creando una idea de que se puede crear empleo de calidad vía decretos y eso no funciona. Preocupa que casi todas las regiones se han recuperado y Piura aún no recupera los niveles prepandemia en cifras de PBI percápita.