Preocupación en Estados Unidos por la salud del presidente Joe Biden, quien viene cometiendo una serie de errores que ponen en duda su estado de salud mental.
El último impase lo cometió a mediados de octubre, cuando confundió la causa de muerte de su hijo Beau, quien murió de cáncer en el año 2015.
“Digo esto como padre de un hombre que ganó la Estrella de Bronce, la medalla de servicio conspicuo y perdió la vida en Irak”, señaló ante el público asistente el pasado 13 de octubre.
Si bien su hijo fue reservista en la Guardia Nacional del Ejército de Delaware y sirvió en Irak, no murió en campo de guerra.
El segundo de los Biden fue detectado con cáncer cerebral por el MD Anderson Cáncer Center de la Universidad de Texas en el 2013.
Tras permanecer dos años en remisión, recayó en 2015, por lo que debió ser internado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed de Maryland, donde finalmente perdió la vida el 30 de mayo.
Los errores de Biden
Esta confusión se suma al error que cometió en la Conferencia sobre el Hambre, la Nutrición y la Salud cuando preguntó por una congresista muerta:
¿Dónde está Jackie?, dijo el Joe Biden en referencia a una republicana que perdió la vida en un accidente automovilístico a principios de agosto.
“Jackie, ¿estás aquí? ¿Dónde está Jackie? Creo que ella no iba a estar aquí para ayudar a que esto se hiciera realidad”, señaló Biden ante un público desconcertado.
La Casa Blanca intentó justificar la mención señalando que Jackie Walarski estaba en la mente del mandatario.
“Habrá una firma de ley en su honor el próximo viernes, así que, por supuesto, ella estaba en su mente”, indicó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
En julio también fue protagonista de un hecho inusual al leer las indicaciones de la pantalla que se encontraba detrás de la cámara (telepronter): “Fin de cita. Repite la línea”, dijo el mandatario.
Los errores involuntarios -o no- despertaron la preocupación de los estadounidenses.
En este sentido, The New York Times publicó un artículo donde consultó a más de una docena de altos funcionarios y asesores actuales y anteriores, quienes coincidieron que la vitalidad de Joe Biden se ha visto disminuida en los últimos meses:
“[Ellos] reconocieron que el Sr. Biden parece mayor que hace unos años, una desventaja política que no se puede resolver con las estratagemas tradicionales de la Casa Blanca como cambios de personal o nuevos planes de comunicación. Su nivel de energía, aunque impresionante para un hombre de su edad, no es lo que era, y algunos ayudantes lo vigilan en silencio. A menudo arrastra los pies cuando camina, y los ayudantes temen que se tropiece con un cable. Tropieza con las palabras durante los eventos públicos, y contienen la respiración para ver si llega al final sin un error”, señala el Times.
