Miguelito es un ejemplo inspirador de emprendimiento peruano. La familia Ríos desde sus humildes orígenes, en la provincia de Palpa en Ica, trabajaron arduamente para hacer crecer su empresa a lo que es hoy. Esta es la historia de una marca reconocida a nivel nacional por a su calidad y diseño innovador.
Esfuerzo y dedicación
La historia comienza en un valle entre Ica y Ayacucho, con Ángel Ríos y sus once hermanos. Que desde niños tuvieron que esforzarse, caminaban hasta 24 km para asistir al colegio ya que algunos días debían ayudar a su padre en la chacra.
Al crecer, Ángel, el tercero de los hermanos, trabajó en una mina durante dos años y poco después decidió sembrar un pequeño terreno con su papá. Pero cuando los años fueron malos y no hubo suficiente agua para la faena, tuvo que viajar a la capital para trabajar.
Al llegar a Lima, él y algunos de sus hermanos trabajaron como jaladores de clientes en el Mercado Central, junto su tío, quien era ambulante. Con el pasar de los meses y mucha perseverancia lograron reunir un pequeño capital para comprar sus primeras docenas de prendas y empezar su propio negocio.
Así empezó Miguelito
Como en cualquier inicio, las ventas eran lentas y tuvieron que enfrentar demasiados desafíos. Sin embargo, tanto trabajo al final rindió sus frutos y después de establecer su primera tienda, no pararon hasta expandirse expandirse a otras ciudades del Perú.
Con su primera tienda, llego el momento de elegir el nombre, y el nombre de esta tienda fue inspirado por el primer sobrino de los Ríos e hijo de Ángel, Miguelito.
El tercero de los hermanos cuenta que una vez llegó a una reunión familiar para presentar a su hijo, los hermanos quedaron tan encantados con el nombre que decidieron usarlo para su marca. Desde entonces, Miguelito es sinónimo de calidad y tradición peruana.
Tradición y calidad
Despues de casi 40 años, Miguelito, mantene la tradición y calidad que caracterizan a la marca, a pesar de los desafíos que enfrenta la industria textil en estos días. La empresa ha logrado mantenerse a flote gracias a calidad y la innovación, este compromiso les permitió obtener en el año 2015 el certificado ISO 9001 por sus excelentes controles de calidad.
Desde sus inicios, la marca se ha centrado en la producción de calzado para niños, pero ahora también ofrece ropa y accesorios para complementar su línea de productos. Hoy venden entre 30,000 a 40,000 prendas en campaña escolar y de 10 mil a 12 mil en temporada baja y son un referente en el mercado peruano.