El café es probablemente el acompañante idóneo para todo tipo de postres. De alguna forma, esa sensación suave y agradable al paladar también necesita de un sabor fuerte e intenso como complemento.
Este concepto, familiar en nuestras vidas, es la esencia de Tostao, ubicado en la ciudad de Chiclayo.
Ingrid Cerquera Millones y Ronald Lozada Diaz se conocieron trabajando en el hotel más grande la ciudad. Ambos habían egresado de la misma escuela de cocina, pero con diferentes especialidades. “Yo era pastelera y él era el jefe de cocina”, relata Ingrid.
Todo marchaba muy bien para ambos jóvenes. Tal es así, que el tiempo y la frecuencia en el trabajo habían gestado una relación sentimental. No solo compartían la pasión por la cocina, sino un vínculo determinante en sus vidas.
Luego de terminar su contrato, Ingrid decide continuar con la pastelería, pero desde casa. Ella comenta que preparaba tortas y toda clase de bocaditos, no quería dejar de lado todos los conocimientos que había adquirido en base a la experiencia y a sus estudios.
“Tenía 20 años en ese entonces y mi papá pensaba que no estaba haciendo nada, pero en realidad estábamos planeando el proyecto, el cual nos demandó un año”.
Sin embargo, el destino al parecer les tenía preparado otro camino. Por aquel entonces Ronald ya había terminado su contrato anterior y tenía la oportunidad de viajar a otra ciudad, a cargo de una jefatura importante. Ello suponía que debían separarse y quizá romper planes juntos.
Ambos jóvenes decidieron buscar una posible solución ante esta adversidad y llegaron a la conclusión de que la única forma de lograrlo era emprendiendo en algo propio. Según Ingrid, así nació la idea de invertir en un negocio aprovechando la ubicación privilegiada de su casa
Épocas difíciles
Ingrid comenta que luego de haber establecido la meta, habría que empaparse mucho con el tema.
“Tenía 20 años en ese entonces y mi papá pensaba que no estaba haciendo nada, pero en realidad estábamos planeando el proyecto, el cual nos demandó un año”.
Lo que sucedía era que su papá se mostraba incrédulo y en total desacuerdo con la idea de ambos jóvenes. Esto, quizá, por el temor de que algún día la relación termine y con esto se acaben los proyectos como empresa. Razón por la que en un primer momento no quería que se utilicen las instalaciones de su casa para el negocio.
Pese a todo, ellos seguían firmes en su decisión. Tan pronto como pudieron, contactaron a un arquitecto, el mismo que los abandonó llevándose 10 mil soles, dinero que serviría para la remodelación e inauguración del local.
“Contactamos a tres personas y junto a mi socio éramos cinco. A mí me tocaba hacer de todo y luego en la tarde estar en caja”.
Por ello, tuvieron que tocar muchas puertas para realizar préstamos y terminar la construcción. “Iba todos los días a mi casa, mi mamá me preguntaba por el avance y yo no sabía qué decirle”, rememora Ingrid.
Finalmente, contactaron a un albañil para culminar el trabajo. Sin embargo, este debía realizar diversas tareas solo, lo cual le era prácticamente imposible.
“El albañil hizo de todo: electricista, gasfitero, carpintero. Nosotros le rogábamos para que se quede a acabar el trabajo, por eso le ayudábamos. Aprendí a hacer de todo”, señala Cerquera.
Detalles que cuentan
Tostao inicia funciones un miércoles del año 2015 con cinco personas, quienes realizaban múltiples tareas.
“Contactamos a tres personas y junto a mi socio éramos cinco. A mí me tocaba hacer de todo y luego en la tarde estar en caja”, remarca la empresaria.
Todo en este negocio parecía estar pensado a detalle. En principio la ubicación, el local se encuentra en la calle Las Jacarandas de la Urbanización Santa Victoria. Una concurrida zona en la que antes vivió Ingrid.
Actualmente, ese local se convirtió en la sede principal y cuenta con cuatro pisos, de los cuales dos están dedicados a la atención del público, mientras que en los otros dos pisos se encuentran las instalaciones de producción y oficinas de la empresa.
“Identificamos que en Chiclayo la mayoría de cafeterías tenían el típico café pasado sencillo con un sándwich, pero ninguna ofrecía el lateado”.
La dueña de Tostao comenta que la idea de una cafetería surgió, en parte, por la presencia de una iglesia al frente. Esto suponía que una cafetería en ese lugar sería algo rentable. Además, notaron que el café es el mejor complemento para los postres. Por eso el negocio se denominó café-pastelería.
Asimismo, el nombre hace referencia al café recién tostao. Según la dueña, en Jaén hay una región en la cual se hace referencia a este trabajo artesanal, a través de la frase “vamos al tostao”. Esto les gustó a ambos y finalmente decidieron denominar así al negocio.
Otro punto a favor fue la visión que ambos jóvenes compartían. Ellos querían diferenciarse del resto de cafeterías en la ciudad. Por ello sabían no podían abrir con sillas de plástico o quizá ofreciendo lo mismo que todos. “Nosotros siempre tuvimos en mente el punto exclusivo”, exclama la empresaria.
Nicho de mercado
El sueño del negocio propio ha estado muy presente en la vida de Ingrid, quien confiesa que esto ha sido como un espejo durante toda la vida. “Mi abuela tuvo un restaurante. El trabajo que significa relacionarte con el cliente, eso me gustaba mucho”, expresa.
Asimismo, ese contacto con el mundo emprendedor, le permitió detectar un nicho de mercado algo descuidado.
“Identificamos que en Chiclayo la mayoría de cafeterías tenían el típico café pasado sencillo con un sándwich, pero ninguna ofrecía el lateado”, enfatiza Ingrid.
El lateado no es otra cosa que los dibujos que se realizan con la leche, estos se hacen manualmente.
“Muchas personas creen que se hacen con la máquina, pero en realidad se entrena a los baristas”, asegura la gerente.
“Nosotros queríamos brindar lo más parecido al café italiano, pero con café peruano”.
A pesar de que en un primer momento el padre de Ingrid no estuvo de acuerdo, al final terminó apoyándolos.
“Mi padre me cuidaba de lejos. Para mí fue muy reconfortante cuando puso un pie acá y me dijo que se había dado cuenta del sueño que tenía. Desde entonces él nos apoyó y si hoy hemos crecido es gracias a él”, explica Ingrid.
Pioneros en el café
Además del lateado la fundadora de Tostao asegura fueron los pioneros en este rubro utilizando la máquina italiana de espresso. A través de esta se podía proporcionar la forma más pura de la bebida y de forma rápida.
“Nosotros queríamos brindar lo más parecido al café italiano, pero con café peruano”, señala.
Los jóvenes cuidaron cada detalle que implicaba vajilla, producto, servicio y local. Por ello, todo debía encajar correctamente. Razón por la cual no dudaron en contactar a un diseñador gráfico para que los ayude con el logo.
“En un inicio era una taza vista desde arriba, tenía negro y blanco como colores principales y lo complementamos con tonos madera y ladrillo”, relata Ingrid.
Variedad de productos
Si bien es cierto iniciaron con la venta de postres y café, la misma acogida del público los llevó a expandir su gama de productos, los cuales tienen como protagonista al café en sus diferentes presentaciones, jugos de frutas, infusiones, helados, ensaladas, sanguches, hamburguesas, piqueos y desayunos.
“Estamos hablando de unos 300 productos, con precios que van desde los seis hasta los 30 soles”, comenta Cerquera.
Por esta razón el logo no podía seguir el diseño inicial, puesto que necesitaban algo que sea más versátil con la marca.
“Entonces decidimos ver la posibilidad de buscar una mascota. Nos ofrecieron tres, pero nosotros optamos por el Oso de Anteojos, propio de Chaparrí. Nos ayuda a identificarnos como marca chiclayana y además es muy versátil”, argumenta.
Una de las cosas que Ingrid remarca con mucha seguridad es la parte artesanal en su negocio. “Es algo que nos caracteriza: en el pan, proteínas, café, postres, en todo”, explica.
Calidad y compromiso
Para la joven empresaria lo que más cuesta es la calidad, esta se logra gracias a la honestidad con sus proveedores, sus colaboradores y sus clientes. Ese es su compromiso como empresa, según señala su fundadora.
“Es el momento que puedes pasar aquí o venir con tus amigos, ese momento que lo hace único es lo que representa Tostao”, enfatiza.
Además, la empresaria no duda en afirmar que Chiclayo posee potencial empresarial en rubros como el gastronómico y cultural. Considera que ellos contribuyeron con su granito de arena para que las demás personas se animen a emprender en negocios parecidos.
Próxima apertura
Por esta razón, los socios de Tostao ultiman detalles para la apertura de una sucursal de dos pisos, muy cerca al local principal.
La inauguración de este nuevo establecimiento se podría dar a inicios del siguiente año.
“Entonces decidimos ver la posibilidad de buscar una mascota. Nos ofrecieron tres, pero nosotros optamos por el Oso de Anteojos, propio de Chaparrí. Nos ayuda a identificarnos como marca chiclayana y además es muy versátil”.
Pese a que Ingrid y Ronald dejaron de tener algún vínculo sentimental hace mucho tiempo atrás siguen siendo socios y mantienen una vibra muy buena entre ambos. Prueba de ello es el éxito y considerable crecimiento que el negocio ha tenido.
Atrás quedaron las malas rachas y los malos momentos que ambos emprendedores tuvieron que atravesar.
“Recuerdo que tuvimos que llamar a un hermano de la iglesia para que bendiga el local, porque no teníamos para traer al sacerdote”, finaliza.
El local, actualmente, cuenta con 36 colaboradores y atiende de lunes a domingo de 7:45 de la mañana hasta las 11:45 de la noche, incluyendo feriados.
Datos
Fundadores:
- Ingrid Cerquera Millones
- Ronald Lozada Diaz
Número de trabajadores: 36
Número de mesas: 30
Dirección: Las Jacarandas 250-urbanización Santa Victoria
Teléfono: 074-233868
Redes sociales: Facebook e Instagram