Según la directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, Marianne Fay; el incremento en la formalidad laboral impulsará el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) del Perú.
Indicó que uno de cada cuatro trabajadores peruanos es formal y cuenta con un empleo adecuado y productivo.
Por lo tanto, señaló que, si se incorporan más personas al mundo formal y más localidades a la economía moderna se generaría más ganancias en términos de PBI.
“Nosotros calculamos que un incremento de 20 puntos porcentuales en la formalidad laboral, generaría un aumento de aproximadamente 20% del PBI”, afirmó.
Así lo sostuvo durante su ponencia “Repensando el futuro: aportes para la reactivación económica del Perú” en el seminario “Nueva gestión pública para un Estado inclusivo, transparente, innovador y sostenible”, organizado por la Universidad del Pacífico.
También destacó que promover el empleo formal permitirá aumentar la productividad de los trabajadores, pero para ello la legislación laboral se tiene que simplificar.
“Existen más de 1,300 páginas de legislación laboral para el sector privado en el Perú, que solo es aplicable al 25% de la fuerza laboral”, precisó.
Fundamentos microeconómicos
De otro lado, señaló que, si bien los fundamentos macroeconómicos del Perú son sólidos y atraen la confianza de los inversores en los bonos soberanos, por otro lado, se aprecia una debilidad en los fundamentos microeconómicos.
Lo que genera diferencias en las oportunidades e ingresos en el país.
La directora del Banco Mundial comentó que la diferencia en el índice de Desarrollo Humano entre Lima y Huancavelica es comparable a la diferencia entre Estados Unidos con Haití.
Refirió que el impacto de la pandemia del coronavirus ha puesto en relieve las debilidades estructurales del país.
Y en ese contexto se tiene que pensar en una reactivación de la economía como una respuesta de corto plazo que sea útil en el largo plazo.
En ese sentido, recomendó que se debe actuar sobre tres ejes; el primero, referido a posibilitar servicios básicos de calidad para toda la población; segundo, un mercado y entorno privado que promueva más la competencia; y finalmente, como tercer elemento, un Estado más ágil.
En ese sentido, enfatizó en la necesidad de implementar el gobierno electrónico con énfasis en la digitalización de los servicios, entre otros aspectos relacionados a la aplicación de la tecnología.