La clave fundamental es la evaluación en Consejo de Ministros de un nuevo rescate financiero a Petroperu por más de USD 2,550 millones.
Seguramente se intentará fundamentar este nuevo rescate en la falta de liquidez para la compra de hidrocarburos a destinar a la Nueva Refinería de Talara (NRT) y una eventual ruptura de la cadena de comercialización de combustibles en el país (seguridad energética) bajo la doctrina del “too big to fail”.
Ello en un escenario donde Petroperú ya no tiene un market share tan significativo como en el pasado que llegó a 49%, aproximadamente.
Sobre eso ya he comentado en post pasados. Esta vez me gustaría enfocarme en lo penoso que es ver que este tipo de rescates ya forman parte del mainstream político o corriente mayoritaria del gobierno de turno que podría catalogarse como una cultura del subsidio.
En lugar de centrarnos en lo esencial que es solucionar el complejo problema de los combustibles en el país (deseemos o no privatizar nuestra NOC) y su sustitución planificada (transición energética), nos orientamos otra vez a la subvención estatal que resulta ser muy atractiva a modelos ideológicos de turno.
Este tipo de acciones generan un problema de dimensiones colosales en las finanzas públicas que terminaremos pagando todos los peruano de hoy y los de mañana. Eso no nos lo dicen. Tampoco se nos dice que este tipo de rescates afectan la capacidad del Estado de orientar recursos a otros rubros como la educación, salud, ni que rescates de este tipo con el dinero de Tesoro podrían estar cubriendo decisiones equivocadas de la empresa rescatada.
El problema es más complejo y no se soluciona bajo la cultura del subsidio, sino con revisar el modelo productivo de nuestra estatal ya que el actual no le permite generar la rentabilidad necesaria para caminar sin muletas (subsidios) y finalmente realizar los ajustes pendientes por años (que incluye la reestructuración y privatización de nuestra NOC).
El subsidio no solo viene con dinero del Tesoro sino también con la entrega directa de los lotes maduros o sin concurso, aspecto que no está libre de cuestionamientos. El siguiente parece ser el Lote X.
Sería interesante hacer el ejercicio de la inversión total en la NRT versus el dinero de préstamos o aportes de capital que han sido entregados por el Estado, que solventamos todos con nuestros impuestos. Si se suma este nuevo rescate financiero posiblemente ya estaría siendo cubierto gran parte del capex de la NRT.
Colaboración: Eduardo Ramos, experto en Transición Energética del Estudio MOAR.
