El chifa Cantón ha sido la sensación de los últimos fines de semana en Piura. Las colas para entrar se formaron en su nuevo y amplio local de dos pisos al frente de la entrada peatonal del Real Plaza, en la avenida Vice.
Con más de 33 años de historia, el Cantón ha sido considerado uno de los mejores chifas de Piura. Pero siempre ha estado en un pequeño local en la esquina de las avenidas Sanchez Cerro y Tacna.
En cambio ahora, la apuesta de los dueños ha sido grande y la capacidad del nuevo Cantón llega a un aforo de 240 personas, distribuidas en un amplio local de dos pisos. Lo que lo convierte en el chifa más grande de Piura y de todo el norte del Perú.
Aparte de la amplitud del local, otra ventaja es el estacionamiento disponible en la misma avenida Vice. Si es que uno no encuentra una de las plazas ubicadas en el mismo local, puede ir al frente, en los estacionamientos que colindan con el Real Plaza.
Visitamos el ahora llamado Salón Cantón dos veces, pero la experiencia fue diferente en cada una de ellas.
Sábado de chifa
La primera fue un sábado en la noche y el local estaba repleto.
Aunque otros comensales han referido haber hecho colas de media hora. Nosotros hicimos una de muy pocos minutos en las escalinatas del local.
De todas formas, notamos al guardián visiblemente nervioso y hasta un poco agresivo con los que hacíamos la cola. Hacía llamamientos al orden que no venía a cuento, puesto que no estábamos en un cuartel. Optamos por calmarnos y esperar pacientemente nuestro turno.
Una vez dentro, subimos al segundo piso y nos ubicaron en una mesa para 10 personas.
La ambientación se veía espectacular: El techo, lámparas, mesas giratorias, con una gran pintura de la muralla china al fondo. Un señor chifa. Sin duda, se lucieron en la decoración.
Me di cuenta de que había unos ambientes especiales más cerrados e íntimos. Incluso la decoración de los mismos tenía una mayor calidad. Sorprendentemente estaban vacíos.
La señorita que nos atendió nos indicó que la comida demoraría una media hora una vez hecho el pedido. Todos los mozos estaban bastante atareados y hasta sobrepasados por momentos.
A pesar de todo, el pedido llegó antes de tiempo y la comida conservaba la tradicional calidad del Cantón. Me llamaron especialmente la atención los Sui Kao, una especie de Wantán hecho con una masa más suave y con más relleno, además de la salsa de tamarindo y el pato, que estuvo espectacular.
Sin embargo, hubo una confusión en nuestro pedido y quisieron cobrarnos más de lo acordado. Se notaba, a lo lejos, a la dueña reclamándole al mozo que nos atendió por el error en la entrega. La situación se puso tensa, pero la comida valió la pena.
No fue una experiencia A1. Pero para lo que estamos acostumbrados en Piura, estuvo bien.
Almuerzo ejecutivo
La segunda vez fue al inicio de la tarde en un día de semana.
El local estaba casi vacío. Nos atendió el guardián de siempre de la calle Tacna, con la amabilidad que lo acostumbra. Sentimos un ambiente más íntimo y familiar.
No nos dejaron entrar al segundo piso puesto que había pocos comensales. Conforme nos servían, el primer piso llegó a estar a un 70% de capacidad, aproximadamente.
La comida estuvo dentro de lo acostumbrado y el pedido llegó muy rápido. Se notaba a los mozos más relajados y el ambiente fue en general más cordial.
Al salir, vimos que había un letrero fuera buscando a un cocinero chifero y a mozos para trabajar allí. Sin duda, les hace falta personal para atender mejor en las horas punta.
La sensación general fue positiva. La pregunta que queda en el aire es si es que la calidad de su comida llegará sostener un negocio que ha crecido por lo menos diez veces en capacidad instalada, con todos los problemas que eso tiene.
¿Piura tiene la suficiente demanda para ser atendida por un local de chifa tan grande? Solo el tiempo lo dirá.
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