En la avenida Grau cerca al centro, todos los días, un adulto con apariencia de joven, bajito y una sonrisa que refleja inocencia y superación, te saluda y no te ofrece que le compres, tú lo haces por la buena vibra que te da.
Daniel Pinzón Salvador, tiene 32 años de edad, tiene una voz suave y parsimoniosa y le gusta estar sentado y no por la mielitis (enfermedad similar a la polio) que lo ha imposibilitado caminar desde muy temprana edad, a él le gusta estar sentado para ver a las personas, a veces las cuenta, otras se le acercan y le conversan, y así ha conseguido muchos amigos.
Danielito, como le gusta que lo llamen, recuerda que cuando era niño en su natal Cajamarca, el soñaba con darle una mejor calidad de vida a su familia, con esa premisa decidió viajar a Piura a buscar un nuevo horizonte.
El viaje de Cajamarca a Piura, tiene una duración de casi 3 horas y media, pero para Daniel, un niños de 12 años en ese entonces, no fue el tiempo suficiente para saber sobre su futuro.
Desde los 15 años, las calles de la avenida Grau forma parte de las huellas que ha dejado sus largos años trabajando, a él le gusta vender sus dulces y es feliz con ello.
«Es un buen chico, le gusta conversar y que le cuenten chiste», comentó Roberto Palomino, un amigo con más de 7 años de amistad.
Con el transcurrir de los años, Daniel si ha sufrido discriminación, pero no se siente mal y tiene claro que él no está en el mundo para juzgar a las personas, «eso lo dejo a Dios», comenta.
En la avenida Grau, Daniel llega a las 2 de la tarde y se va a las 10 de la noche, los acompaña siempre una caja de «cañonazo» y ahora vende «keke» de vainilla.
Daniel es el cuarto de seis hermanos y apoya en los ingresos en su casa, vende sus productos; a un sol el chocolate y la porción de torta a dos soles.
Sin embargo, durante la pandemia tuvo que quedarse en casa lo que genero un ingreso menos en su hogar, y como si fuera poco, tampoco fue considerado por el gobierno para los subsidios que otorgaron, pero su espíritu de salir adelante siempre lo tuvo, así que emprendió en una frutería.
Frutería «Danielito», es un emprendimiento que creó junto a su familia y hasta la fecha se mantiene en vigencia el reparto de frutas a servicio delivery.
Entre sus pasatiempos, le gusta leer la biblia lo cual se considera una persona muy devota, él cree que la Fe lo ayuda a seguir por el camino correcto.
Ahora, Daniel Pinzón Salvador, además de seguir trabajando hace un llamado a las autoridades para que lo consideren en los próximos bonos.
Para cualquier ayuda contactarlo: 968-869-723