El director del Centro de Investigación de Familias Empresarias de la Universidad de Piura (UDEP), César Cáceres, conversó con Infomercado sobre la situación actual de la empresa familiar durante la época de la pandemia.
De acuerdo con el especialista, el 80% de las empresas en el Perú son de origen familiar y es una cifra que se parece al resto de países del mundo.
«Hago énfasis en el término ‘de origen familiar’, porque en algún momento las familias podrían desvincularse de sus empresas», acota.
Del mismo modo, agrega que este tipo de empresas contribuyen con el 40% del PBI del Perú y el 60% en lo que respecta a empleo.
Sin embargo, solo el 30% de empresas familiares sobreviven y pasan a la segunda generación como empresas familiares y solo el 15% a la tercera generación como tal.
Según el director del Centro de Investigación de Familias Empresarias de la UDEP, para tener estos resultados se elaboran unos modelos que se trabajan de manera global, en el cual hay dos variables: la orientación emprendedora y las competencias de la familia.
«Cuando hablamos de este tipo de empresas, el principal reto está en las relaciones familiares, lo cual tiene que ver con la comunicación con la familia. El principal problema viene cuando hay problemas familiares originados por el negocio», sostiene Cáceres.
Por otra parte, comenta que cuando se evidencia un buen trabajo como empresa se debe a que manejan muy bien las relaciones familiares y son muy disciplinados y leales al patriarca.
«Cuando se tiene una empresa con la familia, la cultura familiar está impregnada en la empresa. Entonces, la cultura empresarial se parece a la de la familia. Esto es esencial para que la empresa sobreviva», señala.
Cabe resaltar que, en palabras del especialista y de acuerdo a un artículo publicado por él en el año 2017 en un jornal de la Universidad de Barcelona, las buenas prácticas de los empresarios peruanos se parecen a la de los italianos. «Eso tiene un origen histórico, ya que las primeras migraciones de empresas que llegaron al Perú fueron italianas».
Respecto a las mypes, si es que el emprendedor involucra a su familia en el emprendimiento la convierte en una familia empresaria.
«Les ha ido mejor a quienes han sabido separar las cosas; es decir, a quienes se han formalizado en temas de procedimiento. Con eso me refiero a separar la caja de la empresa de la caja de la familia, lo cual es lo correcto», añade.
«Por el contrario, si un negocio no corrige los problemas de formalización y normalización no van a crecer y se van a quedar pequeños», puntualiza.
Desde el punto de vista de Cáceres, si un hijo no quiere continuar con el negocio familiar es porque, posiblemente, el padre no ha involucrado al hijo desde pequeño en los temas del negocio, «no lo ha motivado para que se relacione con los temas del negocio».
Asimismo, aconseja que se tiene que, a los herederos del negocio familiar se les debe formar un espíritu emprendedor y no darles las llaves del negocio a la primera.
«Se tiene que buscar la equidad y el equilibrio a la hora de dejar la empresa en manos de tus hijos porque las diferencias generan problemas», refiere.