A través del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS), se pretende simplificar el procedimiento administrativo para generar un círculo virtuoso en el sector inmobiliario.
Esto con el objetivo de desarrollar más proyectos en la menor cantidad de tiempo posible.
En el 2020, mediante del Decreto Supremo N°006-2020, el gobierno aprobó el Reglamento de los revisores urbanos, arquitectos e ingenieros certificados por el MVCS.
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Cabe destacar que este concepto es relativamente nuevo en el campo inmobiliario.
Revisores urbanos
Los revisores urbanos trabajan en el sistema alternativo que tienen desde hace muchos años las Municipalidades, por medio de sus Comisiones Técnicas Calificadoras, que brindan las licencias a los usuarios, sean propietarios o inversionistas.
Según el ranking Doing Business 2019, obtener una licencia de edificación en el Perú toma 187 días.
Es decir, poco más de seis meses, lo cual genera muchas veces sobrecostos en los proyectos inmobiliarios, y en general, el sector construcción.
Ernesto Durand, gerente general de Maximiza Revisores Urbanos, señaló a Gestión que se necesita tramitar siete veces más en todo el país.
Mientras que, en ciudades del interior, es necesario gestionar 25 veces más licencias que ahora.
La economía del país depende mucho del sector construcción e inmobiliario. Por cada persona formal que participa, se mueven 10 empleos adicionales.
“Los proyectos deben ser de mucha rapidez, porque la compra de terrenos es con bancos y mientras más plazo sean los préstamos hay un impacto en la tasa de interés”, dijo Durand.
Demoras en los permisos
Añadió que, debido a estas demoras, los revisores urbanos se hacen más necesarias en provincias que en Lima, porque en la capital los proyectos se revisan en la Comisión Técnica de las Municipalidades.
Sin embargo, en provincias y ciudades alejadas no existen estas, lo cual limita un buen desarrollo inmobiliario.
Durand estima que estos 187 días se pueden reducir a solo 45 con un trabajo eficiente de estos profesionales.
“El Estado ha tomado esta decisión porque se ha dado cuenta que es necesario hacer más proyectos y existen trabas en los trámites administrativos, sean por dificultades con los municipios, presión política y hasta corrupción”, detalló.
Para ser revisor urbano, además de ser ingeniero o arquitecto, es necesario haber sido delegado en las Comisiones Técnicas de las municipalidades, contar con años de experiencia y miles de metros cuadrados proyectados.
Durand plantea tres beneficios de la participación de los revisores urbanos en los proyectos inmobiliarios.
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Beneficios
1. Tiempo y dinero
Durand mencionó que los revisores urbanos pueden agilizar los trámites que toman los permisos de licencia, desde que se compra el terreno hasta que se entregan las viviendas o lo que se esté construyendo.
“Además, como los terrenos se compran con fondos de inversión, las entidades financieras generan un interés mensual. Si el proyecto avanza más rápido, estos se pagarán en menos tiempo”, dijo.
2. Ciclo de negocio más efectivo
El ciclo de negocio inmobiliario, desde que se compra el terreno hasta que se venden los departamentos suelen demorar años e incrementarse con los trámites. Pero, con los revisores urbanos estos pueden agilizarse y ahorrar.
Además de eso, Durand comentó que hay un costo de oportunidad, porque mientras más rápido se efectúe un proyecto, se puede hacer uno nuevo sin esperar mucho tiempo, acortando el ciclo.
Asimismo, acortando el tiempo de tramitología, los gastos fijos como pago al personal durará menos.
“Se pueden ahorrar entre tres y cuatro meses de costo fijos, lo cual es mucho dinero”, acotó.
3. Evitar sobrecostos
Finalmente, Durand comenta que, al haber un trato más horizontal, la comunicación de los revisores urbanos con especialistas suele ser más eficaz.
Asimismo, brindan asesorías a las empresas encargadas de los proyectos para evitar costos innecesarios y mejorar su eficiencia en la construcción.