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Textil del Valle: Esta empresa textil Chinchana es la más sostenible del mundo y fabrica prendas para Ralph Lauren, Patagonia, Lacoste y Lululemon

Textil del Valle es una textilería peruana catalogada como "Empresa B" a nivel internacional gracias a sus procesos sostenibles.
Por Daniel Flores
10 minutos
Textil del Valle

Textil del Valle (TDV) se ha consolidado como una destacada empresa peruana en el ámbito internacional, reconocida por ser la confección de prendas para marcas de renombre como Ralph Lauren, Patagonia, Lacoste y Lululemon. Su reputación se debe a un firme compromiso con estándares de producción rigurosos y su habilidad para satisfacer las exigencias de estas prestigiosas marcas a nivel mundial.

Historia

En los años 80, incentivos tributarios llevaron a empresas a establecerse en Chincha, una ubicación estratégica cerca de campos de algodón e hilanderías. Durante este periodo, Perú se convirtió en un importante proveedor mundial de algodón de tejido de punto, destacándose por el uso del algodón Pima y Tangüis. La calidad de las prendas, impulsada por la habilidad de los trabajadores peruanos, fue clave para satisfacer las exigencias del mercado internacional.

La oferta era llamativa y el ya fallecido empresario minero Reynaldo Gubbins Granger decidió ingresar a la industria de confecciones. Él ocupó cargos importantes tales como el de presidente de la Sociedad Nacional de Minería, petróleo y energía y también presidente de la CONFIEP. De esta manera fundó la sociedad «Textil del Valle» en noviembre de 1987 junto a 135 trabajadores con un área de terreno inicial 10,000 m2. Acogiéndose así a la promoción de la industria descentralizada.

Esto no lo hizo solo, ya que convocó a:

  • Ernesto Rachitoff, empresario ligado a la industria textil y confecciones de exportación
  • Así como al doctor Fernando Garibaldi y el ingeniero Rafael Com.
  • Posteriormente, en el año 1992, se incorporó el ingeniero Ricardo Briceño.

Textil del Valle comenzó fabricando polos para exportar al mercado europeo, gestionando todo el proceso de producción, desde la compra de hilado peruano hasta la confección. Gracias a su reinversión constante, la empresa decidió en 1992 mejorar la calidad de sus telas para aumentar el valor de sus productos. Ese año, el doctor Garibaldi asumió la gerencia general y lideró la expansión e innovación de la compañía, lo que incluyó mejoras en infraestructura que impulsaron su crecimiento.

A lo largo de los años, se alcanzó un alto nivel de profesionalismo y tecnología, lo que, junto con una excelente fuente de materias primas, les permitió desarrollar prendas de alta calidad. Cumpliendo con los requerimientos de sus clientes y ofreciendo precios competitivos. Asimismo lograron exportar a Estados Unidos. La planta creció de 10,000 a 200,000 metros cuadrados, y entre 2000 y 2007 sus ventas aumentaron de 25 millones a 60 millones de dólares anuales.

Desafíos

En 2007, la mayoría de los países exportadores de prendas de vestir, incluido Perú, ofrecían productos similares al mercado de Estados Unidos. Sin embargo, ese año cambió con la apertura de tres grandes frentes:

  • El Asiático (liderado por China, India, Sri Lanka, Bangladesh y Vietnam)
  • El Centroamericano (Honduras, El Salvador y Guatemala)
  • El Sudamericano (Perú y Colombia)

Los gobiernos asiáticos apostaron por la industria textil como motor para la generación de mano de obra. Se instalaron institutos para la formación de operarios, técnicos y profesionales en el sector. Toda esa corriente llevó que Asia tenga más del 60% del «share» de importación del mercado de EEUU en prendas de algodón. Por su parte, los centroamericanos aprovecharon los tratados de libre comercio con EEUU y ante una competencia muy agresiva del Asia, se enfocaron en fabricar prendas sintéticas, principalmente de poliéster.

Perú, por su parte, mantuvo su enfoque en productos de algodón sin realizar grandes inversiones en tecnología, lo que lo llevó a competir directamente con el mercado asiático. Este último contaba con ventajas como menores costos de materias primas, mayor eficiencia productiva y economías de escala. Lo que hacía a sus productos más competitivos en términos de precio. Sin embargo, factores como la cercanía al mercado estadounidense (13 días de navegación frente a 35 desde Asia), la similitud horaria (+/- 2 horas), y la alta calidad de los productos de Textil del Valle permitieron que Perú se mantuviera en el mercado sin desaparecer.

Pérdidas millonarias

Entre 2007 y 2020, Textil del Valle perdió gran participación en su mercado clave, EE. UU., lo que llevó a que en 2017 registraran un EBITDA negativo de –US$ 1.9 millones, preocupando tanto al directorio como a los accionistas. Ese año, facturaron US$ 40 millones con 2,450 colaboradores, en un entorno difícil, ya que las grandes marcas trasladaban más producción a Asia. Durante años compitió solo con su arma de calidad, mientras países como Vietnam y Sri Lanka también se especializaban en producción optimizada.

Textil del Valle, al igual que muchas empresas textiles peruanas, enfrentaba el desafío de operar como un simple maquilador. Compitiendo exclusivamente en costos y precios, bajo las condiciones de las grandes marcas. Este modelo no era sostenible a largo plazo, poniendo en riesgo un sector que emplea a más de 400,000 personas de manera directa y 300,000 de forma indirecta en Perú. La clave para sobrevivir y prosperar radicaba en generarle valor agregado y diferenciarse en el mercado. Ello con una ventaja competitiva que fuera valorada tanto por las marcas como por los consumidores.

Una empresa sostenible

En julio de 2018, el administrador Juan José Córdova Benavides asumió la Gerencia General de Textil del Valle y reconoció que su público joven tenía nuevas motivaciones, siendo más ético y responsable respecto al cambio climático y la sostenibilidad. Dichos clientes querían saber dónde y cómo se fabrica su ropa, prefieren productos hechos con materiales orgánicos y sin abusos laborales. Es así que concluyó que la sostenibilidad podría ser un diferenciador clave para la empresa. Ya que, aunque sus prendas lleven el sello «Made in Perú», los consumidores no saben que provienen de Textil del Valle. Este enfoque llevó a un cambio en la estrategia de la empresa.

Tras unos meses de esta nueva gestión, TDV se convirtió en la primera empresa textil Carbono Neutral del Hemisferio Sur, alcanzando un hito en 2019 al compensar 18,673 millones de toneladas métricas de CO2 equivalente. En alianza con la ONG AIDER, trabajaron en la conservación de 127,000 hectáreas de bosques amazónicos amenazados. A través del proyecto «Nii Kaniti», apoyaron a siete comunidades de Ucayali, proporcionando herramientas para el manejo sostenible de tierras y el desarrollo económico mediante la artesanía y técnicas agrícolas.

Empresa B

En noviembre de 2020, Textil del Valle decidió cambiar 4 aspectos fundamentales: Innovación y desarrollo, mejora de costos y procesos, trabajo en conjunto con el sector y sostenibilidad. Esto la convirtió en la empresa textil más grande de Latinoamérica en obtener la certificación «Empresa B». Un reconocimiento global que distingue a las compañías con altos estándares de desempeño ambiental, transparencia e inclusión.

Dicho logro fue posible gracias a la implementación de prácticas sostenibles, incluyendo una planta de energía solar y una planta de tratamiento y ultrafiltración de agua, con inversiones superiores a los 1,2 millones de dólares. También lanzó un proyecto de reciclaje de fibras textiles y fue premiada por su sostenibilidad en Perú Moda y PromPerú.

«Textil del Valle realizó grandes esfuerzos hacia la sostenibilidad. Nuestro enfoque no solo se centra en la producción, sino también en ser una fábrica que respeta los derechos de los trabajadores, el medio ambiente y la equidad de género. Este compromiso ha atraído nuevos clientes como Patagonia y Lululemon, quienes valoran estos principios. Demostramos que vender productos sostenibles es una estrategia exitosa y continuaremos apostando por este camino», declara Ricardo Briceño, presidente del directorio.

En 2021, se transformó en una Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), comprometida con proyectos ambientales, económicos y sociales de impacto regional. La empresa invirtió en más de 1,300 paneles solares, cubriendo el 50% de su demanda energética, y en una planta de ósmosis inversa que permite reutilizar el 50% del agua, equivalente a 600 m³ diarios. Además, se ha enfocado en el bienestar de sus colaboradores con clases de yoga y una plantación orgánica para sus comedores.

Certificación ISO-14001

Como la primera textil peruana en obtener la certificación ISO-14001, Textil del Valle se consolidó como un referente en gestión ambiental, alentando a otras empresas a adoptar prácticas sostenibles. Esta certificación, renovada cada tres años, valida su control sobre efluentes, emisiones y residuos. La empresa también implementa la filosofía Lean Management, enfocada en eliminar desperdicios y mejorar costos, calidad y tiempos de producción. La digitalización es clave en sus procesos, optimizando el control y la toma de decisiones, lo que contribuye a mejorar la eficiencia y reducir mermas.

El 2022 fue un año favorable para el sector de confecciones, con Textil del Valle experimentando un aumento en la demanda, especialmente como proveedor de marcas internacionales, tras fallos en la producción en China. La empresa reportó un crecimiento superior al 25% respecto al 2021, y expandió su producción de prendas con poliéster reciclado. Además, en colaboración con una ONG, promovió el cultivo de algodón orgánico en Tarapoto. Reemplazando cultivos de coca, y ofreció maquila a otras empresas como parte de ese proyecto sostenible.

Empresa que transforma

Textil del Valle (TDV) fue reconocida en la lista de «Empresas que Transforman el Perú 2023» por su proyecto que está generando un impacto significativo en el departamento de San Martín. «Algodón de Vida» es resultado de la colaboración entre cuatro empresas:

  • GR Algodón Orgánico Perú (cultivo de algodón)
  • Mercantil Algodonera (desmotadora)
  • Filasur (hilandería)TDV, con el apoyo de Redesign Lab en el diseño del proyecto.
  • Su misión es no solo producir algodón orgánico, sino también mejorar las condiciones de los agricultores locales.

En San Martín, las comunidades enfrentan desafíos económicos y a menudo recurren a actividades poco rentables o ilegales. Esta iniciativa promueve el cultivo de algodón orgánico como una alternativa de mercado rentable y sostenible. Desde su inicio en 2022, se cultivaron 2,800 toneladas de algodón orgánico, beneficiando significativamente la economía local. Además, se implementaron programas educativos para niños y actividades de reforestación, fortaleciendo el ecosistema de la región. En total, «Algodón de Vida» benefició a aproximadamente 2,000 familias, impactando positivamente la vida de cerca de 8,000 personas.

Proyecciones

Después de un 2023 desafiante, marcado por el exceso de inventario que afectó sus exportaciones, Textil del Valle (TDV) se prepara para un 2024 lleno de oportunidades. Con proyecciones de aumentar su facturación en un 20%, alcanzando los 80 millones de dólares, la empresa peruana se enfoca en un gran crecimiento.

«Proyectamos un aumento del 20% en facturación, llegando a 80 millones de dólares, impulsado por el crecimiento de las marcas globales como Lululemon, Lacoste, Patagonia, Bonobos y Greyson. Este crecimiento se debe también a que el año pasado desarrollamos nuevas prendas utilizando fibras nuevas como nylon y otras sintéticas, destacando especialmente el poliéster, que ahora representa el 30% de nuestras ventas.»

Además, el gerente general anticipó un incremento del 10% en la demanda de mano de obra directa, lo que se traduce en 250 colaboradores adicionales. Actualmente, TDV trabaja con 10 marcas, enfocándose en su desarrollo y evaluando inversiones para incrementar la capacidad de producción. Con una inversión estimada de 5.5 millones de dólares para aumentar su capacidad en un 30%, TDV está en la etapa de prefactibilidad del proyecto.

Paralelamente, la empresa planea iniciar el proyecto de su planta de poliéster en 2024, con una inversión de 18 millones de dólares. La planta se enfocará en la fabricación de hilados de poliéster a partir de botellas recicladas. Convirtiéndose en la primera planta de poliéster reciclado con integración vertical hacia atrás en el mundo.

Consolidación

Textil del Valle (TDV) se posiciona como un líder en el sector textil peruano, con más de 37 años de experiencia y una planta de más de 100,000 m² en Chincha. La empresa emplea a 2,700 personas y es reconocida como la empresa textil más sostenible de mundo que fabrica para reconocidas marcas internacionales. Especializados en tejido de punto, su línea de productos abarca desde polos y camisetas hasta chaquetas y pantalones, fabricados con una variedad de tejidos que incluyen jersey, piqué, interlock, ribs y jacquards.

La incorporación de tecnologías como el blockchain permitirá a la empresa garantizar la trazabilidad en la fabricación de sus productos, informando a los consumidores sobre el origen de las fibras utilizadas en sus prendas. Además, con el 70% de sus exportaciones dirigidas al mercado estadounidense, TDV también ve oportunidades en el mercado europeo. A partir de 2025, una nueva ley de productos textiles en Europa favorecerá a los productores que ofrezcan trazabilidad y utilicen fibras sostenibles, lo que podría facilitar la entrada de la empresa al mercado europeo.