De las 24 horas que tiene el día, casi 10 horas transcurrían en el trabajo y por lo menos 6 horas en dormir, con lo cual, en promedio, estábamos en casa tan solo de 6 a 7 horas durante el día, las mismas que se repartían entre la mañana y la noche.
Es decir, casi el 70% de nuestro tiempo no “vivías en tu casa”.
Pasar de estar en casa el 30% al 100% de tu tiempo es un giro que a muchas personas les está inquietando.
La casa siempre ha sido la primera necesidad del ser humano, junto con la de alimentarse; es el lugar donde encontramos calidez, y siempre ha sido el refugio contra el clima, ya sea el frío o el calor.
A pesar de la evolución y los constantes avances tecnológicos, hoy en día una casa sigue siendo el mejor y ahora el único refugio contra esta pandemia mundial que estamos enfrentando.
Mucho y nada ha cambiado: las necesidades básicas siguen siendo las mismas, cobijarse y alimentarse, pero la forma en cómo lo hacemos, pueden ser muy distintas.
El déficit de vivienda en el Perú es una realidad y, por lo tanto, la necesidad que tienen las familias de la casa propia se está acentuando aún más en estos días.
Ante esta situación, a muchas familias les ha tocado compartir -estos días de aislamiento social- el mismo techo con varias personas o convivir todos en un techo muy pequeño.
Esa necesidad de sentir el aire fresco del exterior, para tener un momento de relajación o simplemente para ventilar el dormitorio, la sala o la cocina es algo que ahora estamos sintiendo todos los días y todo el día.
Ahora que todos desayunamos, almorzamos y cenamos en familia, hemos deseado contar con una cocina más amplia, funcional, mejor ventilada y más iluminada; sobre todo que permita su fácil mantenimiento, pues ha quedado desplazada la opción de comer afuera por tiempo incierto.
Hoy muchos queremos tener un espacio y un tiempo para poder conectarnos a nuestras redes sociales e informarnos sobre los acontecimientos de la pandemia; y lo curioso es que una actividad tan digital como esa, requiere de un espacio tan físico y real como un Estar Tv, una sala, una terraza, un estudio, un dormitorio, o incluso la cocina misma.
Cuántos padres de familia estamos atentos al mensaje presidencial del medio día-acostumbrándonos a él en tan solo 15 días- en la radio o en el celular, mediante un “en vivo”, mientras terminamos de cocinar el almuerzo.
Cuántos desearíamos contar con un televisor en la cocina o mejor aún, tener una cocina abierta y mantener control visual sobre los hijos más pequeños, al mismo tiempo que oímos al presidente.
Y si los hijos ya son mayores, pues el espacio abierto nos permitiría sentirnos más integrados.
Si seguimos imaginando: podríamos desear tener una terraza, para almorzar en un lugar más fresco y ventilado, incluso soltando más nuestra imaginación, con vista a un agradable jardín con piscina.
Porqué soñar no cuesta nada, pero si a este sueño le pones una fecha, se convierte en una meta, una meta dividida en pasos se convierte en un plan y un plan apoyado en acciones se vuelve realidad.
Por otro lado, quizás Netflix esté siendo la distracción mas atractiva en estos días; una serie o una película te puede abstraer por horas, de la realidad mundial.
¿No sería mejor hacerlo en un Estar TV?, un espacio con aire acondicionado, amoblado con un cómodo sofá donde puedas recostarte y estirar las piernas, como si estuviras de vacaciones.
¿Cuántos padres de familia debemos trabajar virtualmente? ¿Cuántos ya participamos de conferencias, reuniones y videollamadas por Whatsapp u otro medio digital?
Y cómo desearíamos tener un Homeoffice, un Pc corner o simplemente un Estudio, para evitar la espera de usar el comedor y, lo más importante, disfrutar de la privacidad, del silencio y la tranquilidad que nos permita concentrarnos en el trabajo.
Cuántas necesidades de espacios tendremos ahora que antes no conocíamos, y que tan exigentes seremos hoy con la proporción del espacio, la iluminación, la ventilación, la climatización o simplemente con la distribución del mobiliario en cada uno de los espacios de nuestras casas.
Después de esta crisis, definitivamente nuestras costumbres cambiarán y estaremos creando otras nuevas, -en familia, es lo mejor- y por lo tanto le daremos valor a temas que antes no considerábamos importantes.
De todas maneras, esta crisis nos hará más exigentes al momento de solicitar un diseño arquitectónico de calidad para la casa, (y la calidad no tiene que ser onerosa); además de seguro y económico.
Tener una casa cómoda, espaciosa, iluminada y bien ventilada, que haga nuestra vida más cómoda y más fácil solo depende de nosotros.
Debemos aprender a respetar los parámetros urbanísticos y las normas de construcción, para ello es importante asesorarnos bien, con profesionales con experiencia.
No lo olvidemos: la casa siempre ha sido y será la inversión –y ahora el refugio- más importante para tu familia.