El hambre y la desnutrición siguen siendo grandes obstáculos para el desarrollo de muchos países.
Se estima que, a nivel mundial, 821 millones de personas sufrían de desnutrición crónica al 2017, a menudo como consecuencia directa de la degradación ambiental, la sequía y la pérdida de biodiversidad. Más de 90 millones de niños menores de cinco años tienen un peso peligrosamente bajo.
Durante el mensaje del presidente Francisco Sagasti, se indicó que el Gobierno impulsará el programa Hambre Cero.
Este programa seguiría los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
«Hambre cero» es un programa que busca terminar con todas las formas de hambre y desnutrición para 2030 y velar por el acceso de todas las personas, en especial los niños, para que tengan una alimentación suficiente y nutritiva durante todo el año.
¿Cómo lograr esa tarea? De acuerdo al programa, esta tarea implica promover prácticas agrícolas sostenibles a través del apoyo a los pequeños agricultores y el acceso igualitario a la tierra, la tecnología y los mercados.
Para el cumplimiento de los objetivos del programa «Hambre Cero», se necesita asegurar el acceso a la alimentación saludable; duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los pequeños productores; poner fin a todas las formas de malnutrición, y asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos.
Alimentación saludable
Entre los años 2005 – 2015, la pobreza monetaria ha experimentado una reducción sostenida pasando de 48.7% a 21.77%. Por otro lado, la pobreza multidimensional se redujo de 62% a 37% del 2005 al 2012.
Y aunque el crecimiento económico ha sido positivo para la población peruana en su conjunto, hay algunos grupos que no se han beneficiado del desarrollo.
En ese sentido, existe una necesidad urgente de centrar la atención en la prevención y la reducción del riesgo de desastres para garantizar el acceso a alimentos de la población más vulnerable en caso de desastres.
En ese último escenario, un dato preocupa: 7.1 millones de peruanos viven en distritos altamente vulnerables a la inseguridad alimentaria ante la recurrencia de fenómenos naturales.
Fin a la malnutrición
En Perú, según las cifras del 2016, la prevalencia de anemia en menores de 6 a 35 meses fue de 53.8% para el grupo de personas catalogadas como “muy pobres”.
Mientras que para aquellas personas que son consideradas “muy ricas” el índice disminuye a 28.4%, según INEI.
Con respecto a las regiones, Puno tiene el mayor índice de prevalencia de anemia con 75.9%, ubicándose por encima del promedio nacional de 43%.
Cajamarca sería la región que menor índice tiene con solo 30.3%, ubicándose por debajo de la media.
Otro problema es la obesidad en niños de 5 a 9 años. En el 2014, la obesidad igualó a la desnutrición crónica de los niños menores de cinco años.
Según un reporte del Programa Mundial de Alimentos, la obesidad y el sobrepeso infantil se ha incrementado en el país en 66% en 6 años, desde 2008 a 2014.
Por lo que se señala que el fracaso del crecimiento en los primeros años de vida tiene profundas consecuencias adversas sobre el curso de la vida del capital humano, social y económico.
Niños que durante los primeros años no reciben nutrición, estimulación y cuidados adecuados sufrirán las consecuencias durante el resto de su vida, impactando así al desarrollo del país.