El día de la boda es, posiblemente, uno de los días más importantes y felices para una pareja. Llegado el momento, solo les queda a los novios disfrutar de la ceremonia y la fiesta en compañía de sus invitados, sin preocupaciones.
Sin embargo, para que ello suceda, hay una persona que previamente se encargó de organizar hasta el mínimo detalle para que todo salga perfecto. Ese es el trabajo de una wedding planner como Natalia Rodas (36).
Con cerca de 4 años de experiencia, 44 bodas organizadas y 16 en camino, Natalia nos introduce a su mundo. “Detrás de una boda hay muchas cosas. Yo me encargo del evento desde cero. Coordino con todos los proveedores, (comida, luces, música, decoración del local, vestuario), le doy asesoramiento a los novios sobre el estilo y diseño de la boda, los inscribo a las charlas necesarias, los ayudo en los trámites del matrimonio civil y organizo cada ensayo”, explica.
Y cuando la boda comienza, ella no descansa. Es su labor supervisar a qué hora será el primer baile de los esposos, el momento en que se servirá la comida, el re-stock de los bocaditos y bebidas, así como resolver algún inconveniente que aparezca en el transcurso de la celebración.
En esta entrevista para Infomercado, esta chiclayana de corazón nos cuenta cómo fueron sus inicios en este rubro tan demandante, pero satisfactorio; el impacto que tuvo la pandemia en su trabajo y la relevancia de contar con un wedding planner que ayude a hacer realidad un momento tan soñado por muchas y muchos.
Un gusto que se convirtió en un proyecto personal
Según Natalia, desde muy joven le gustó la planeación de eventos. En sus anteriores trabajos estuvo involucrada en temas logísticos, de organización y coordinación con equipos de trabajo que era algo que le llamaba la atención.
Hace 4 años, se encontraba trabajando en una empresa inmobiliaria y se sentía cansada. En ese tiempo, su hermano Gustavo le propuso acompañarlo como ayudante a ‘fotografíar’ diferentes bodas. En esas visitas, le atrajo mucho los detalles y la decoración que implicaban las bodas, así que decidió estudiar organización de eventos.
En 2018 logró certificarse como wedding planner y renunció a su trabajo. Siguió acompañando a su hermano a las bodas, pero esta vez, ponía mayor atención y hacía más preguntas.
“Mi hermano me llevó a una sesión de fotos de una pareja que se casaba en 2 o 3 meses. Hice click con la novia y me preguntó qué me parecía si la ayudaba. Acepté y ahí empezó todo”, sostiene.
Aún recuerda que cobró S/500 en esa primera boda. Al terminar, le llegó una propuesta de otra persona y de ahí otra. Con ayuda de las redes sociales, las recomendaciones de sus hermanos –todos trabajan en el rubro de los eventos tomando fotos o grabando vídeos- y su excelente trabajo, fue creciendo su negocio en Chiclayo.
El impacto de la pandemia
Cuando se encontraba en su mejor momento hasta ese entonces, llegó la COVID-19 al país. Su industria fue una de las más golpeadas porque no se podía hacer ningún tipo de actividad o evento masivo, con el fin de evitar el contagio.
A medida que disminuyeron los casos y la vacunación avanzaba, los eventos fueron regresando. Actualmente su proyecto de wedding planner va viento en popa, creciendo sólidamente. “Ahora todo el mundo se quiere casar. Me está yendo súper bien. Antes atendía en la casa de los novios o nos veíamos en un café, pero desde hace 2 meses tengo mi propia oficina que es algo que me emociona”, indica.
Para hacer su trabajo de la mejor forma posible, Natalia pide que la contacten con un año de anticipación aproximadamente.
El primer paso es conocer de cerca a la pareja, cómo son y qué buscan para ese día. Los primeros meses, se dedica a contactar y contratar a los proveedores y en conforme se acerca la fecha, empiezan las pruebas de comida, tragos y vestuarios.
El día de la boda, ella busca que los recién casados disfruten al máximo. «Yo no vendo un producto, sino un sueño, una ilusión. Si logro que se diviertan y todo salga bien, es un éxito para mí», indica.
La relevancia de un wedding planner
Para Natalia, los wedding planners vienen cobrando mayor relevancia desde hace un par de años. “Ahora lo primero que contratan es una wedding planner, lo ven necesario. Y no piden descuentos cuando uno presenta el costo”, comenta sorprendida.
Contar con una persona que te ayude a organizar tu boda soñada es aún más importante cuando el novio o novia no reside en la ciudad. De acuerdo a Natalia, el 50% de los novios que atiende no viven en Chiclayo, por lo que su trabajo se vuelve más imprescindible.
“Ahora todo el mundo se quiere casar. Me está yendo súper bien. Antes atendía en la casa de los novios o nos veíamos en un café, pero desde hace 2 meses tengo mi propia oficina que es algo que me emociona”.
A mediano plazo, Natalia quisiera tener una casa de novias donde puedan ir las parejas y contactar a todos los proveedores desde un solo lugar; y a largo plazo planea tener un terreno grande donde pueda celebrar las bodas.
Datos de contacto:
- Facebook: Natalia Rodas Wedding Planner
- Instagram: nataliarodas_weddingplanner
- Servicio: Organización de bodas
- Teléfono: 946315960