El director de Videnza Consultores y exministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, estuvo en Piura durante la presentación del Observatorio del Bicentenario.
En su intervención, Castilla comentó que parte del estancamiento de esta región es porque solo se ha ejecutado la mitad de la inversión pública y porque hay más de mil millones de soles en obras paralizadas. Además, afirmó que le preocupa el «estancamiento» en que caería el país debido al contexto mundial y nacional.
En los últimos dos días, usted ha comentado sobre las potencialidades de la región y su convivencia con malas gestiones públicas. ¿Piura es una eterna promesa de competitividad y desarrollo?
Hablar de Piura es generalizar realidades de provincias muy distintas. Hay provincias que han progresado mucho, sobre todo, las que están relacionadas al boom agroexportador como Sullana, Talara o Piura; pero, cuando nos fijamos en el desarrollo de otras provincias nos damos cuenta que han estado desvinculadas de su progreso. En el promedio, unas son pujantes y otras se han mantenido rezagadas. Hay dos factores que explican esta situación: [el primero] es una región desarticulada por la falta de conectividad física, de infraestructura vial; ]el segundo] es que hay una convivencia entre dos actividades: las que necesita el mercado y las de subsistencia, donde hay pequeñas parcelas que tienen niveles de productividad muy bajos comparados con proyectos de agroexportación. Además, existen proyectos mineros grandes que conviven con la pequeña minería ilegal e ilícita. Piura es una gran promesa pero es una de las regiones con mayor contraste y es importante entender esta heterogeneidad para plantear propuestas para que el desarrollo sea armónico.
Hace 10 años, la extracción de hidrocarburos era la mayor actividad productiva de la región. Hoy son la agroexportación y el comercio. ¿El futuro de Piura debe estar en estos dos sectores?
La agroexportación tiene una demanda enorme y la calidad de empleo que genera tiene remuneraciones más altas y estándares más elevados; además, el mundo siempre te pedirá alimentos y creo que es una demanda que puede ser atendida. En servicios, luego de superar la pandemia, lo importante es la economía digital, en la que estamos en pañales. A la fuerza, el sector privado ha tenido que reconvertirse. Hay que materializar ese potencial con infraestructura, con acceso al internet, que se desarrolle la fibra óptica porque se ha invertido pero no se está capitalizando. El capital humano es fundamental y en la región hay buenas universidades que están entre las mejores del país. La idea es cómo logramos escalar e incluir en estas tendencias más modernas a estos sectores desfasados.
El PBI de Lambayeque y La Libertad ha crecido en los últimos años y hay una gran diferencia con el de Piura. ¿Cómo los alcanzamos o qué no estamos haciendo para ir a la par con estas regiones del norte?
El sector empresarial es tan pujante en Piura como en las otras dos regiones y no tiene que ver con la actitud o la capacidad de los líderes empresariales. Son economías muy parecidas y quizá la diferencia radique en la calidad de autoridades que han tenido. En términos de indicadores de gestión, en Piura vemos cantidad de obras paralizadas, altas tasas de rotación y casos de corrupción, lo que explica porqué se observan estas diferencias con las otras regiones, las cuales han logrado cerrar las brechas de infraestructura de manera más acelerada. Hay deficiencias en todas las regiones y en los tres niveles de gobierno, pero esto caracteriza a Piura y ha deteriorado la calidad de su gestión a diferencia de las otras regiones que han estado en una tendencia de mejora. Eso es una oportunidad para ejercer un voto más informado, de convertir promesas en acciones concretas.
Ha reiterado que lamenta que la inversión pública en la región solo ha llegado al 50% promedio de ejecución. Siempre se dice que esto pasa por la falta de competencias del funcionario público. ¿Esa es la única razón?
Es un componente muy importante. Las evaluaciones que ha hecho Servir indican que menos del 10% de los funcionarios sometidos a evaluaciones de sus conocimientos sobre procesos administrativos de inversión y de contrataciones, pasan el mínimo test de aptitudes. Entonces, hay un tema de capacidades que es real. Pero, también pasa por el diseño de los sistemas administrativos del estado donde se privilegia el cumplimiento de las normas y reglamentos y se deja de lado el dotar de servicios de calidad al ciudadano. En esto ha habido mucha ideología y posiciones dogmáticas sobre el rol que debe cumplir el sector privado en lo que respecta a los servicios básicos para la población. Entonces, es una combinación de falta de capacidades y de sistemas muy rígidos que deben ser simplificados, que deben pasar por la calidad regulatoria que la OCDE sugiere para el país, y tener una mayor estabilidad porque tener tantos cambios recurrentes pasa factura. No puede haber continuidad de políticas públicas cuando el horizonte es tan corto. Un último aspecto: hemos vivido procesos de corrupción en el país y [hemos ido] de un control interno al que se le pasó el elefante por la narices a uno focalizado en penalizar los actos administrativos que paralizan la toma de decisiones y la inacción estatal. Son un conjunto de factores que explican porque la eficacia de la gestión pública se ha deteriorado.
El crecimiento de la inflación será un problema para las próximas autoridades regionales y locales. ¿Qué tanto nos debe preocupar?
Las regiones tienen tasas de inflación por encima del promedio nacional y eso explica los costos logísticos, los fletes, y la falta de infraestructura que encarecen a Lima y a otras regiones. A esto se suma que estamos entrando a una fase de gran incertidumbre por los precios de las materias primas que importamos. El gas licuado envasado depende, en gran medida, del precio internacional del crudo y ya vemos que los conflictos geopolíticos reflejan un incremento enorme e imprevisto del precio del petróleo. El conflicto también está afectando a una zona de distribución mundial de trigo, el insumo principal del pan; de la soya para producir aceite; del maíz, insumo para alimentar pollos. Estos bienes son básicos en la canasta básica del consumidor. Es un problema serio que se preveía iba a durar un año pero, con estos acontecimientos y con la gran incertidumbre, nos puede sumir en un proceso de alta inflación por los siguientes dos o tres años. Allí es poco lo que puede hacer la región pues eso depende del BCRP, que también puede hacer poco porque somos una economía insertada en el mundo y que depende de los precios que se determinan con estos eventos. Me preocupa que el Perú caiga en un estancamiento, en lugar de crecer al 6% lo hacemos a tasas de 2%, que es absolutamente insuficiente, a lo que se suma una alta inflación. Esto debe ser una prioridad del gobierno en lugar de estar gastando esfuerzo en cambiar las reglas de juego; [que] se dedique a mejorar la gestión pública y a como lidiar con estas presiones que pueden afectar el bienestar del ciudadano.
Hay un reclamo continuo de las regiones que continúa la centralización, pero usted asegura que sí hay descentralización. ¿Hay una verdadera descentralización? ¿En qué se está fallando?
Ha habido descentralización pero, es otro tema, si ha favorecido o no al bienestar de la población. En general, si se habla de la inversión pública, las 2/3 partes la ejecutan los gobiernos regionales de acuerdo a sus competencias, mientras que el gobierno nacional tiene algunas competencias compartidas. Básicamente es un gobierno normativo que no ejecuta. Se requiere sincerar los sistemas administrativos para que conduzcan a la provisión de servicios y se ajusten a la heterogeneidad del país porque la exigencia es la misma para la gran Lima como para una municipalidad muy pequeña. Por otro lado, hay un problema de la no aplicación de la ley Servir, de la falta de capacidades y un sistema de control que lo que ha incidido es en la inacción en lugar del control oportuno en los casos de corrupción. Para que la descentralización funcione no solamente hay que ver la capacidad de los gobiernos subnacionales sino el conjunto de cómo se manejan los recursos del estado. La visión ha sido demasiado parcializada y centralizada, por ello la necesidad de estar más presente en las regiones y garantizar que los funcionarios tengan esas mismas capacidades; esto pasa por tener un claro diagnóstico de dónde están esas brechas y como suplirlas en el tiempo.