Hace unas semanas me sorprendí al ver una publicación de la alcaldía piurana, en la cual se destacaba la puesta en marcha de un convenio suscrito con Corea del Sur y Movistar, que tenía por objetivo convertir a Piura en una “Smart City”.
Debo decir que soy fiel creyente respecto a que la paz social sólo será alcanzable a través de la inversión tecnológica y educativa. Pienso que éstas representan el único camino para alcanzar la canasta de comodidades y beneficios que sólo disfrutan los países del primer mundo.
Esta noticia me fue grata pero, lo más importante, me hizo recordar una entrevista que dejó huella en quienes la vimos.
Se trata de la entrevista que le hizo Jaime de Althaus a Rudolph Giuliani en el 2011. Rudy (como suelen llamarlo los gringos) fue alcalde de New York entre los años 1994 y 2001. Lo destacable de su administración fue la reducción de la tasa de criminalidad en un 63% y la tasa de homicidios en un 68%. Sí, amigo, este hombre transformó uno de los lugares más peligrosos del mundo, en uno de los más seguros. Así como lo lees, ¿un éxito verdad?
Durante la entrevista precisó que el primer problema de la seguridad en el país es la falta de presupuesto para la obtención de equipos tecnológicos modernos. Mencionó que, por ejemplo, le impresionó ver a policías usando celulares personales y no radios de propiedad del Estado. Felizmente, para salvar nuestro papelón, señaló que había visto peores situaciones en Ciudad de México, Johannesburgo, y Río de Janeiro. Por tanto, para él, Trujillo y el resto del Perú no eran la excepción.
Aunque, sobre este punto, me permito agregar algo más. Y es que, el presupuesto en muchos casos sí ha sido asignado. En consecuencia, soy de la opinión favorable a pensar que el problema de la “falta de gestión de presupuesto” resulta más convincente. Miremos y busquemos en nuestros recuerdos a esos patrulleros de tecnología de punta que fueron traídos de no sé dónde; tirados en almacenes, cocheras, y empolvados en las afueras de muchas comisarías, como bien lo evidenciaron diversos medios de comunicación.
¿Qué pasó con estos vehículos? Combustible, conductor y personal había. ¿Entonces? Sencillo, señores. Lo que realmente no había era gestión. Es decir, no había eficiencia en la administración de los recursos del Estado.
Para Rudolph Giuliani, el segundo problema yace en lo anticuado del sistema de prevención y detección del crimen. Aunque, a mi modo de ver, él también observó que los procedimientos administrativos son demasiado engorrosos. Con esto se viene a mi mente lo difícil e incómodo que es hacer y tramitar una denuncia. Punto conexo, vale decir, los trámites en la administración pública peruana son complejos, poco prácticos, y casi siempre inútiles.
Frente a esta situación, Giuliani propuso la aplicación de sistemas de controles modernos, como es el sistema COMP STAT. Este programa es muy útil para definir avances, metas, y predecir la comisión de actos delictivos, previo mapeo de riesgos. Pero, no es el único. Aunque, debo decir que, todavía me queda el sinsabor de haber puesto en práctica en el país dicho sistema, o al menos, en las ciudades que adolecen – en extremo – de este mal social.
Finalmente, el exalcalde de Nueva York identificó como tercer problema a la corrupción. Para él, el origen de ésta se encuentra en las paupérrimas remuneraciones de nuestros policías; no obstante, hizo hincapié en que, con esto, no pretendía justificarla pues ‘la corrupción no debía entenderse como el principal problema de la inseguridad ciudadana’. Explicó que este mal endémico siempre permanecerá en el tiempo. Por tanto, es una distracción luchar directamente contra él. El “control” es lo que importa. Si controlas – entonces – reduces la corrupción, indicó.
Quizá para evitar intentar destrozar esta tesis, deberíamos ver lo que está pasando en Ecuador. Hace unos días, El Comercio publicó una noticia en la cual destacaba la instalación de un sistema chino de vigilancia en Quito, otrora ciudad inca. No sería la primera vez que este país hace prioritaria la inversión en tecnología sino preguntemos a nuestros valientes militares del Cenepa que, si no fuera por la diplomacia peruana e internacional, no hubieran recuperado hasta el día de hoy su dignidad.
Pero, no olvidemos el título de este artículo, el cual ofrece en su construcción la ventaja de mantener una sociedad pacífica. Estoy de acuerdo con el economista Jorge Gonzáles Izquierdo cuando señala que la inseguridad ciudadana afecta dos variables: inversión privada y consumo privado. Y es que, el delito de extorsión es el más claro ejemplo de la falta de garantías para motivar la inversión privada; incluso, lo es más que este hecho implique directamente la afectación del consumo privado, al reducirse la diversidad de la oferta y de alguna forma, a la larga, los precios deducibles de la libre competencia. Es al emprendedor a quien debemos cuidar, y aún más, al que consume… ¡Ya no estamos en la época del terror!
Si el alcalde de la ciudad del eterno calor se decanta por promover una suerte de control masivo de datos y hechos apoyemos esta propuesta. Podría ser la cuna de un futuro que se avizora muy prometedor para Piura. Ojalá que esta estrategia no sea un pastel teatral que sólo sirva para captar cámaras y quede, finalmente, en la memoria de las innumerables promesas incumplidas por los políticos peruanos.
Foto de portada: Smart City Río de Jainero (diario El País)