James Valenzuela, egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), fundó Resemin hace 35 años, una empresa peruana que hoy se posiciona como la tercera corporación líder en la fabricación de equipos para minería subterránea en los cinco continentes. Conoce la historia de un visionario peruano que superó grandes desafíos para alcanzar el éxito internacional.
Inicios y educación
Nacido en 1959 en una villa minera llamada Toquepala, Tacna, James Valenzuela vivió su infancia inmerso en el ambiente minero. Cuando cursaba la primaria desarrolló un gran gusto por las enciclopedias, especialmente las que hablaban sobre los países y sus costumbres. Esta fascinación sería el principal motivo de su ambición para encontrar la forma de visitar todos esos lugares.
Debido a que sufría mucho bullying, a los siete años sus padres lo trasladaron al Colegio San José en Arequipa, donde recibió una formación basada en enseñanzas jesuitas. Su interés por la ingeniería de minas lo llevó a estudiar en la UNI, donde después de 8 años logró graduarse en 1982.
Durante sus años universitarios, James Valenzuela se inició en el mundo de los negocios vendiendo artículos de minería a diversos empresarios. Al terminar sus estudios, decidió buscar un empleo que le permitiera generar más ingresos, pero pronto se dio cuenta de que su verdadero camino era el emprendimiento.
«Yo empecé a preguntar cuanto ganaba los ingenieros y los gerentes y me di cuenta, después de un año de indagar, que no me iba a alcanzar para seguir los sueños que tenía. Entonces era inevitable que eventualmente me convierta en emprendedor. Sabía también de los riesgos de ser empresario, pero tenía que hacerlo», comentó James Valenzuela» relata el Ceo de Resemin para Gurú Motivación.
La maestría que hizo en ESAN a finales de los 80 fue crucial en su formación. Entendió cómo funcionan las fuerzas del mercado y la economía, siendo un quiebre con las malas ideas que tenía sobre emprender hasta entonces.
Nacimiento de Resemin
En 1983, ingresó a Atlas Copco, una compañía minera sueca, donde aprendió sobre túneles, maquinarias y productos necesarios para la operación minera. En 1989, en medio de la gran escasez industrial durante el gobierno de Alan García, James Valenzuela abandonó su trabajo y fundó Resemin.
«Cuando estaba trabajando en esta compañía empezó la gran escasez industrial del periodo de Alan García y en ese entorno yo sabía que tenía que hacer algo. Cuando hay crisis también hay momentos de oportunidad. Es así que en 1989 fundé Resemin».
La empresa inicialmente se dedicó a proveer repuestos y componentes para equipos de perforación, generando un gran número de ventas por mucho tiempo. Sin embargo, a inicios de los años 90 la competencia comenzó a surgir y el negocio enfrentó serias dificultades.
«En 1994 me di cuenta que el negocio no podía seguir así, de una u otra manera debía evolucionar. Ya no vender solamente artículos, necesitaba crear máquinas».
Durante ese mismo año invirtió con unos americanos en una máquina de perforación que no se realizó de la forma correcta, gastando mucho dinero. Desde ese momento su negocio empezó a registrar pérdida tras pérdida entre distintos proyectos, a tal punto que en el año 97 tuvo que vender su casa para no quebrar.
Dejando su hogar y viviendo con lo poco que tenía de su compañía, la resiliencia lo llevó a regresar en 2001 con una nueva visión y maquinaria innovadora. Esta decisión fue el inicio de la transformación de Resemin en un fabricante de equipos de perforación para minería subterránea.
Primeras máquinas
Su primera máquina fue artesanal, un equipo de perforación electrohidráulico para producción de minas subterráneas, siendo comprada en el Perú por Glencore. Gracias a que esta era una empresa transnacional, llegó a Zambia, África, vendiendo sus primeras máquinas en 2002. Es así que Resemin cambió totalmente, diseñando, fabricando y comercializando equipos de perforación para minería subterránea.
«Yo viajé el primero de enero del 2003 a Zambia con cuatro personas porque querían que operara los equipos. Este viaje lo considero como el que hizo Colón para descubrir América, porque fue el comienzo de una serie de cosas que me llevaron a establecerme en un país en el cual inclusive soy residente. Aquí fundé una empresa la cual se expandió por gran parte de esa zona. Es así que no solo empecé a fabricar sino también a operar en las minas, convirtiéndome en contratista.
A partir de 2003, James Valenzuela se enfocó en mejorar constantemente sus equipos, introduciendo máquinas autopropulsadas con motor diésel. Asimismo enfrentó el desafío de competir con proveedores de primer mundo siendo peruano, ya que reinaba la maquinaria Sueca y Finlandesa.
«Para un ingeniero tradicional, para un ejecutivo conservador, trabajar con equipos de esa procedencia era lo máximo y un peruano presentarse desafiando a esa industria obviamente iba a ser discriminado o sea yo sufrí la discriminación pero creo que era natural tenía que vencer esos desafíos poco a poco. Ahora ya competimos de igual a igual con otras empresas del sector».
Muki y la consolidación de Resemin
En 2010, James dejó de inspirarse en otras máquinas y decidió darle una personalidad a su marca. Él sabía que tenía que diferenciarse de las otras empresas y recordó lo que algunos mineros le dijeron hace 10 años que fabricara un mini jumbo. Una máquina muy pequeña para las minas angostas de un metro de ancho.
Es así que Resemin lanzó los jumbos MUKI en mayo del 2015, máquinas diseñadas para perforaciones en minas angostas. Este producto único permitió expandir enormemente su marca, siendo líderes en el nicho de mercado de minas de betas angostas. Actualmente existen 230 MUKIS en diferentes países, desde Pakistán hasta Australia.
«El MUKI está en países tan variados desde Pakistán, Australia, están en América y en casi todos los continentes. El MUKI es un nombre muy nacional porque es el duende que vive en as minas de los Andes peruanos.»
En 2023, el 65% de sus ventas fueron al exterior, continuando con sus actividades de realizar contratos mineros para perforar túneles en África. Ciudades como Zambia, Congo, Burkina Faso, Costa de Marfil y Namibia presencian el trabajo del peruano y sus máquinas. Asimismo, la empresa canadiense Finning, de gran prestigio internacional, tiene la representatividad de algunos de sus equipos como:
- Resemin Raptor 55 (Perforación radial)
- Resemin Troidon 66 (Perforación de avance)
- Resemin AC 22 Anfo Charger (Carguío de explosivos)
- Resemin Scalemin (Acuñadura)
- Resemin Bolter 100 (Fortificación)
Actualmente, James Valenzuela dirige seis empresas en Perú, Argentina, México, Zambia, República del Congo e India, siendo ganador del premio LEC Líderes del Cambio 2017. Mientras que Resemin exporta 30 tipos de maquinaria a más de 20 países, incluyendo Argentina, Chile, EE.UU., Canadá, Sudáfrica, Zambia, India, Australia, entre otros; siendo galardonada como la Empresa Exportadora del Año por PromPerú en 2023.