En una hipoteca tradicional el banco realiza un cálculo del valor de la casa y según eso entrega el dinero al solicitante en un solo momento, «de golpe». Luego la persona paga ese dinero en partes, mensualmente, con intereses claro está.
En la hipoteca inversa el banco, después de tasar la vivienda, desembolsa el dinero en partes, a manera de crédito. Este desembolso de efectivo se realiza a lo largo de la vida de la persona, como si fuera una pensión. Hay que añadir que en el lapso de tiempo que el banco entrega el crédito la persona continúa viviendo en su casa.
La ley se aplica a personas mayores de 65 años, jubilados quienes tienen como posesión una casa propia. Cuando la persona que pidió la hipoteca inversa fallece el banco permite a los herederos recuperar el inmueble. Esto lo consiguen pagando la suma total con intereses del dinero otorgado al fallecido. De lo contrario el banco o la entidad financiera se queda con la casa.
«Me parece una muy buena idea para la gente que durante toda su vida lo único que ha hecho es ahorrar en cemento y ladrillo». Jorge Izquierdo, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico.
El presidente de la Asociación de Bancos (Asbanc) Óscar Rivera indicó que después de reglamentarse la ley, los bancos podrán entregar la hipoteca inversa en 90 días.