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Cieneguillo Sur: una colonia agrícola ayabaquina que nutre los mercados con mango, limón y verduras

Hace más de 35 años llegaron a estas tierras un grupo de ayabaquinos que, al no tener trabajo en su zona, viajaron a buscar un mejor porvenir. Pasada más de tres décadas, hoy residen y trabajan unas 300 familias agrupadas en la Asociación de Agricultores La Nueva Esperanza.
Por César Flores Córdova Publicado: Últ. actualización: 15 julio, 2021 09:13
4 minutos

A unos 15 kilómetros de la ciudad de Piura se ubica Cieneguillo Sur, un fértil valle donde se asienta un colonia de migrantes provenientes de la provincia serrana de Ayabaca. En estas tierras hoy se cosechan mangos para exportación, además de limón, paltas, arroz y verduras que van hacia los mercados locales.

Hace más de 35 años llegaron a estas tierras un grupo de ayabaquinos que, al no tener trabajo en su zona, viajaron a buscar un mejor porvenir. Pasada más de tres décadas, hoy residen y trabajan unas 300 familias agrupadas en la Asociación de Agricultores La Nueva Esperanza.

Walberto Yamo, presidente de la Asociación, asegura que Cieneguillo Sur cuenta con un promedio de 580 hectáreas de tierras agrícolas que producen frutas y cítricos como mango, limón, naranja y lima; también produce verduras como zapallo, culantro, tomate y palta. A esto se suman la cosecha de arroz, maíz y frijol Castilla o chileno.

Salvo el mango, todos los demás productos van hacia los mercados locales. Primitivo Moreto, agricultor de la zona, es uno de los que se encarga de llevar y comercializar parte de la producción agrícola en los mercados de la ciudad.

Frutas bandera

En La Nueva Esperanza, la cosecha abundante está en el mango (tipo Kent y Edward) y el limón sutil. El primero se logra exportar y el segundo va los mercados nacionales.

En Cieneguillo Sur se siembran unas 50 hectáreas de mango, sobre todo, del tipo Kent. Luego de la cosecha, el mango es llevado a las plantas acopiadoras y empacadoras para su posterior exportación hacia los mercados de Asia, Europa y Estados Unidos.

A pesar de la casi milagrosa producción de mango, que se genera entre diciembre y enero, las ganancias que obtienen los productores es poca, tal como nos cuenta Erasidio Carrasco Yanayaco, uno de los primeros agricultores asentados en esta zona:

«A pesar que producimos bastante, no ganamos mucho. La mayor ganancia se la lleva el intermediario. Se podría decir que el 50% se lo lleva el intermediario y el otro 40% se va en la inversión de la producción. Solo nos queda de ganancia un 10%», asegura Erasidio.

El limón sutil -aquel ingrediente ineludible de un buen ceviche peruano- también se produce en un gran extensión. La Nueva Esperanza alberga unas 80 hectáreas de limón que producen una campaña grande entre los meses de diciembre y abril.

La generosidad del limón sutil no solo está en su bendito jugo sino en la cantidad de producción. Según Walberto Yamo, cada hectárea produce 150 sacos de limón (cada saco pesa 50 kg.). En matemáticas simples, las tierras de La Nueva Esperanza producen, en promedio, 12 mil sacos de limón.

La esperanza reclama

Las bondades que la tierra le entrega a Cieneguillo Sur se contrapone al olvido histórico que el estado tiene con el sector agrícola.

En este valle agrícola, los productores agrarios siguen esperando que el Ministerio de Agricultura o la Municipalidad Provincial de Piura, los tengan en cuenta en sus planes de trabajo.

Erasidio Carrasco asegura que han hecho muchos trámites burocráticos para obras públicas, pero en más de 30 años, solo se ha construido un pequeño puente sobre el conocido Dren Pajaritos.

«Es un puente pequeño que lo construyó la exalcaldesa Rubi Rodríguez. Después de eso, nos cansamos de pedir apoyo», afirma Erasidio mientras su mirada se llena de decepción y rabia.

¿Qué necesitan con urgencia? «Cuatro pedidos que llevemos años solicitándolos», afirma Walberto Yamo, presidente de la Asociación.

Las urgencias son limpieza de drenajes, revestimiento de canales, apoyo para comercializar sus productos para la exportación, y mejoramiento de las trochas carrozables.

Según Yamo, desde el 2011, la Asociación ha ingresado documentos para el revestimiento del canal 50 + 500; sin embargo, a pesar que en algún momento tuvo financiamiento aprobado por Programa Subsectorial de Irrigación (PSI), la obra nunca se construyó. «Son dos kilómetros y medio de canal que ayudaría mucho al riesgo de nuestra producción», afirma Erasidio.

A pesar de estos problemas recurrentes -casi históricos- La Nueva Esperanza no quiere perder eso que les ha permitido construir una colonia agrícola en el medio Piura: la esperanza. Ojalá puedan conservarla.