Emprendimientos

Bamboo Balance: Dejó su trabajo como arquitecta para vender piedras y ahora tiene una de las empresas con mayor impacto social en el Perú

Marissé Alarcón se enamoró del bambú desde muy joven, lo que la llevó a fundar Bamboo Balance, una empresa de triple impacto.
Por Daniel Flores
11 minutos

Bamboo Balance comenzó como un hobby, con una inversión inicial mínima de S/50, y ahora es una de las empresas más influyentes en Perú en cuanto a impacto social. La marca ofrece productos sostenibles que involucran el trabajo conjunto con comunidades locales y diversos stakeholders, generando un triple impacto positivo a nivel social, ambiental y económico en diversas regiones del país.

Historia

Marissé Alarcón Galván desarrolló un gran deseo de conocer su país desde muy joven. Su primer viaje sola a Tarapoto a los 15 años la llevó a comprender que había mucho más por explorar. A medida que creció, su pasión por viajar la llevó a recorrer los 24 departamentos de Perú, así como a aventurarse por otros países, incluyendo un viaje desde San Francisco hasta Tijuana. Estas experiencias la ayudaron a entender que, más allá de las fronteras, todos compartimos un mismo hogar: el planeta.

“Desde que comenzó mis estudios me fijé la meta de visitar los 24 departamentos del Perú antes de terminar mi carrera universitaria. En vacaciones aprovechaba para viajar a diferentes rincones del país, incluso recorriendo en bus desde Lima hasta Ecuador y Bolivia. Sin embargo, durante estos viajes me di cuenta de que, sin importar lo remoto del lugar, siempre encontraba basura, incluso en pequeñas comunidades indígenas.”

El sueño de una arquitecta

Desde muy pequeña, mostró un gran interés por los diseños y la creación de estructuras, lo que la llevó a estudiar arquitectura en la Universidad Ricardo Palma. En 2013, Marissé participó en su primer taller de arquitectura con bambú, un material que la fascinó profundamente. A pesar de que su formación en arquitectura la llevó a trabajar con otros materiales, el bambú siempre ocupó un lugar especial en su corazón.

Tras la venta de la casa familiar, vio una oportunidad de llevar a cabo su proyecto en Lamas, San Martín. Sin embargo, se enfrentó a la dura realidad de la extracción ilegal de madera en la selva, lo que la llevó a replantear su enfoque y a sentir impotencia ante la destrucción de los recursos naturales.

Marissé comenzó su carrera diseñando oficinas y supervisando diversos proyectos, pero se sintió insatisfecha con la falta de sostenibilidad en su trabajo. Su experiencia en la ONG Techo le brindó una satisfacción personal, donde logró liderar un proyecto comunitario en bambú que recibió reconocimiento. Sin embargo, la presión laboral la llevó a una nueva etapa de ansiedad, obligándola a buscar un cambio en su vida.

Una vida sin residuos

Durante uno de sus viajes, Marissé notó la presencia de basura en lugares remotos, incluso en pequeñas comunidades indígenas. Esta situación la impactó profundamente, y en 2019, durante una visita a la isla de los Monos, Iquitos, vivió una experiencia que la llevó a comprometerse aún más con el cuidado del medio ambiente. En el puerto de Santa Rosa, repleto de basura, pudo observar delfines nadando a pocos metros. Lo que despertó en ella la necesidad de generar un cambio.

Motivada por esta experiencia, comenzó a estudiar sobre el movimiento «zero waste» (cero residuos) y a implementar cambios en su vida diaria para reducir su producción de basura. Lo que inicialmente fue un hobby se convirtió en una transformación de sus hábitos de consumo. Desde el uso de bolsas de tela hasta la elaboración de sus propios productos naturales y sostenibles.

«Probaba productos importados que tras un buen tiempo me di cuenta que afectaban más que lo hechos aquí. Uno de ellos fue un desodorante que pedí de Dinamarca, el cual irritó mi piel. Sin embargo esto me llevó a probar nuevas alternativas nacionales. Es ahí en donde descubro la piedra de alumbre, y que en un futuro sería el inicio de todo.

Bamboo Balance

Un día, Marissé decidió compartir sus experiencias sobre su estilo de vida sostenible en redes sociales, y rápidamente las personas comenzaron a preguntarle por los productos que utilizaba, creyendo que los vendía. Aunque nunca había vendido nada en su vida, la demanda fue tal que decidió hacerlo. A Marissé le fascinaba el bambú, mientras que a su esposo, Esteban del Águila, le apasionaban las bicicletas. Juntos decidieron combinar estos intereses y comenzar a vender bicicletas de bambú. Incluso un mexicano les construyó algunas bicicletas, pero nunca llegaron a venderse.

Pronto se dieron cuenta de que el mercado para bicicletas de bambú era muy reducido, dirigido principalmente a coleccionistas. Pensaron entonces en un público más amplio: bicicletas de balance de bambú para niños, ya que muchos padres invierten en las primeras bicicletas de sus hijos. Así nació la idea de Bamboo Balance, y llegaron a crear su primer prototipo.

Sin embargo, al ser su primera experiencia en ventas, se dieron cuenta de que era más sencillo comenzar con productos más accesibles y fáciles de manejar, como las piedras de alumbre o bolsas de tela. Desarrollar un prototipo de bicicleta implicaba muchas pruebas y un proceso más largo. Por lo que optaron por empezar con algo más pequeño para probar el mercado.

Con una inversión inicial de solo S/50, compraron 25 piedras de alumbre, las cuales vendieron en una feria del Ministerio de Salud. El éxito fue inmediato, lo que impulsó el crecimiento de su negocio. Las piedras de alumbre tuvieron una gran demanda, llevando a Marissé a dejar su trabajo y dedicarse por completo al emprendimiento. Ella recibió el apoyo de su esposo, quien la alentó a seguir adelante, aunque él mantuvo su trabajo en ese momento.

«Decidí abandonar mi trabajo y dedicarme a esto. Si me iba mal podría regresar y aquí nada había pasado. El éxito fue tal que tuve que aprender más a cerca de este estilo de vida y comenzar a crear productos que ayuden a las personas y al medio ambiente».

Boom en pandemia 

Durante la pandemia, Bamboo Balance experimentó un crecimiento enorme, impulsado por el auge del comercio electrónico. Marissé y su esposo aprovecharon la oportunidad para expandir su negocio, con Esteban incluso haciendo entregas en bicicleta en medio de las restricciones. Además, la marca realizó un taller online de compostaje, donando lo recaudado al centro de rescate de la «Isla de los Monos».

Después del confinamiento, se consolidaron aún más con su participación en una campaña de Kunan e Intercorp Retail. Donde ofrecieron productos con descuentos importantes, lo que les permitió tener un mayor alcance y éxito. Con el tiempo, su equipo creció, incluyendo a la madre de Marissé, a su esposo quien renunció a su trabajo y otros colaboradores.

De este modo Bambo Balance se estableció como un emprendimiento que brinda alternativas sostenibles al plástico de un solo uso y en los desechables de uso diario a través de un triple impacto social ambiental y económico.

Desafíos

Uno de los principales retos que enfrentaron Marissé Alarcón y su pareja fue la introducción de productos locales, como sorbetes y cubiertos de bambú, aprovechando los recursos del Perú. A pesar de que el bambú es abundante en el país, la producción local sigue siendo limitada, lo que encarece la fabricación en comparación con la importación. Esta diferencia de costos resultaba difícil de trasladar a los clientes sin que percibieran que estaban pagando un precio superior.

Otro desafío importante fue competir con los precios de productos importados, principalmente de China, donde la producción es más económica. A pesar de que los productos de Bamboo Balance tienen un impacto social y ambiental positivo, convencer a los consumidores peruanos de pagar más por productos hechos localmente ha sido complicado, especialmente en un mercado que aún no prioriza el consumo responsable.

Durante los últimos años, los consumidores comenzaron a concentrarse más en satisfacer sus necesidades básicas. Dejando de lado productos que no consideraban esenciales, lo que impactó directamente a empresas de impacto ambiental. Aunque productos como las toallas higiénicas reutilizables ofrecen ahorros a largo plazo, muchas personas los perciben como un gasto adicional y no como una inversión.

«Nuestras toallas higiénicas reutilizables duran cerca de 3 años y tienen un costo de 200 soles el pack. Una mujer puede gastar más de 250 soles en un solo año comprando toallas higiénicas convencionales, por lo que estaría ahorrando 2 años. Eso es lo que la gente no ve y piensan que es un gasto total».

El entorno económico actual también es difícil para los emprendimientos que promueven la sostenibilidad. Según Marissé, en el último año más de 20 negocios dedicados a productos de impacto ambiental cerraron debido a la dificultad de mantenerse competitivos. Además, pequeñas y medianas empresas que antes eran abastecidas por Bamboo Balance tuvieron que liquidar sus inventarios y optar por ventas online, sin poder sostener sus operaciones a largo plazo.

Esta situación es un recordatorio constante de los retos que implica desarrollar un emprendimiento sostenible en un país como Perú, donde la conciencia ambiental aún no está lo suficientemente arraigada. A pesar de estas dificultades, Bamboo Balance continúa buscando maneras de innovar y sostener su impacto positivo.

Premios

Uno de los factores clave que permitió a Bamboo Balance crecer y consolidarse en el mercado fue el acceso a diversos fondos de financiamiento, tanto del sector privado como estatal. Esto le brindó a Marissé y a su equipo el capital necesario para impulsar sus proyectos sostenibles y expandir su impacto.

Uno de ellos fue el de ProInnóvate, un programa estatal que ofrece financiamiento no reembolsable para emprendimientos con impacto social y ambiental. Bamboo Balance logró acceder a tres financiamientos de este programa, lo que fue fundamental para levantar capital y sortear uno de los mayores desafíos de las empresas emergentes: la falta de recursos financieros.

Aunque el proceso para acceder a estos fondos puede parecer complicado, Marissé anima a otros emprendedores a postular si tienen un buen producto, ya que este apoyo puede ser decisivo. Además de los fondos estatales, Bamboo Balance también recibió respaldo del sector privado. Fueron ganadores en dos categorías del concurso Kunan, lo que les dio mayor visibilidad, y recibieron apoyo de empresas como Parque Arauco, que les permitió abrir su primer módulo de ventas en Larcomar.

Apoyo de empresas

Asimismo, Bamboo Balance colaboró con TASA, una empresa que financió la siembra de esponjas vegetales en Lamas. Contó con el apoyo de entidades como BCP y Credicorp Capital, que facilitaron estudios de inversión para su crecimiento. Estos respaldos permitieron a la empresa no solo consolidarse, sino también ampliar su oferta de productos sostenibles.

En 2022, Bamboo Balance ganó el premio «Reto Bio» con su proyecto Kipuy. Un envoltorio sostenible para alimentos hecho de algodón orgánico y cera de abejas, diseñado para reemplazar el plástico film. Este producto no solo es amigable con el medio ambiente, sino que también ayuda a conservar los alimentos por más tiempo, alineándose con la misión de la empresa de reducir el uso de plásticos de un solo uso.

Gracias a estos fondos y colaboraciones, Bamboo Balance sigue avanzando en su misión de ofrecer alternativas sostenibles en el mercado peruano y de generar un triple impacto social, ambiental y económico.

Consolidación

Bamboo Balance evolucionó hacia una empresa comprometida con la sostenibilidad. Dejando de lado el enfoque en productos convencionales para impulsar una cadena de valor basada en materias primas ecológicas como el bambú, el coco, el algodón orgánico y las luffas. Este enfoque no solo enriquece su oferta de productos, sino que también beneficia a las comunidades locales al crear nuevas fuentes de ingresos.

Con más de 100 alternativas para el hogar e higiene personal, Bamboo Balance ofrece una amplia variedad de productos como:

  • Desodorantes minerales
  • Champús en barra
  • Toallas higiénicas de tela
  • Copas menstruales
  • Productos de cuidado de la piel como sérums faciales
  • Aceites naturales
  • Pastas dentales naturales
  • Cepillos de dientes de bambú.
  • Sorbetes, cubiertos y jaboneras de bambú
  • Esponjas vegetales hechas de luffas, una planta que anteriormente se desechaba en la selva.

Luffas

La iniciativa de aprovechar las luffas surgió de una experiencia personal del equipo, específicamente de la madre de uno de los fundadores, quien vivió en una comunidad nativa en la selva. Durante su estancia, descubrieron que estas esponjas, consideradas basura, podían cultivarse y comercializarse.

Este proyecto no solo ofrece un producto sostenible, sino que también genera oportunidades económicas para las familias de la comunidad nativa Wayku en San Martín. Quienes antes dependían únicamente de la agricultura de subsistencia, como el cultivo de maíz y cacao. Ahora, al cultivar luffas, ven una oportunidad para obtener ingresos adicionales.

El compromiso de Bamboo Balance con la sostenibilidad se extiende más allá de las luffas. Colaboran con productores de bambú en Satipo y artesanos que utilizan coco en San Martín. En cada región donde operan, se esfuerzan por dejar una huella positiva y duradera, contribuyendo a la preservación del medio ambiente y mejorando la calidad de vida de las comunidades locales.

Los cubiertos de bambú que ofrecen son traídos de Satipo, y los platos de coco provienen de Pucallpa, donde rescatan subproductos de la industria del coco, como el aceite y el coco rallado. De esta manera, la marca aumenta la cadena de valor agregado del bambú.

El equipo de Bamboo Balance está compuesto por más de seis personas, todas comprometidas con mantener altos estándares de calidad en cada uno de sus productos. Entre sus planes se incluye la expansión hacia mercados internacionales y el fortalecimiento de su presencia local como referente en sostenibilidad.