Aldo Bravo, country manager de la Universidad La Rioja (UNIR), la universidad virtual más importante del mundo en habla hispana, conversó con Infomercado y nos comentó sobre cuáles son las condiciones básicas que debe tener la educación virtual para considerarse como tal.
¿Cuáles son las características que definen la educación virtual?
Desde el punto de vista estructural supone una plataforma virtual, es decir, el estudiante debe entrar a un campus virtual (biblioteca, repositorio, sala de estudio, debates virtuales entre estudiantes, foros, etc.). Hoy lo colegios y universidades no tienen esta realidad. En segundo lugar, los profesores deben experimentar un cambio del mindset, de lo presencial a lo virtual, un cambio en su mentalidad. Debe comprender el manejo de las tecnologías, las herramientas virtuales y poner en primacía el conocimiento. Por ultimo, debe existir una legislación apropiada que exija niveles oportunos de este tipo de educación. Cuando estas variables se presentan, el alumno y los padres de familia se dan cuenta que están en medio de una verdadera educación virtual.
¿Qué tan fuerte es el cambio que ha generado la educación virtual en la forma de dictar clases?
Hay un concepto general para la transformación digital: el problema no son las tecnologías. Ahora se habla de la ‘Uberización de la economía’, es decir, aprovechar la tecnología para cubrir necesidades insatisfechas. La transformación digital no es un concepto para inventar tecnología sino para utilizar la tecnología existente en beneficio de un sector. En el Perú se ha puesto el acento en la tecnología pues aparecen una serie de empresas para decirte que hacen la transformación digital de tu empresa y solo implementan plataformas. Los que conocen de educación virtual saben que el acento no está en la plataforma sino en la persona. En teoría de la transformación digital se dice que lo importante es cambiar el mindset de la gente, en cómo hacemos para ‘transformar digitalmente’ al profesor.
Pero no podemos obviar que el Perú tiene un déficit en conectividad. Hay razón para preocuparse primero por ello…
Se ha hecho muchos esfuerzos para generar mayor conectividad pero el camino es largo. Comprar miles de tables es súper bueno, pero hay un camino estructural por recorrer. El pensamiento estadista debe atender estos inconvenientes estructurales, es decir, el presidente debe hacerlo.
¿Qué significa ‘cambiar la mentalidad del docente’ de la modalidad presencial a virtual?
Ese es el tema central. Una primera aproximación está sobre un profesor mayor. A él se le debe hacer un acercamiento a las herramientas digitales combinando sus potencialidades. No solamente debe hacer una videoconferencia. Todo eso supone un esfuerzo personal. Pero hay algo más profundo. En el mundo, el paradigma dominante es la educación por competencias, lo que los norteamericanos llaman las skills. El problema es que cuando llevas al extremo este paradigma, el profesor se vuelve un facilitador, relegando el conocimiento a un segundo plano. La distancia entre el docente y el alumno desaparece. El conocimiento ya no viene a cuento porque se asegura que todo lo encuentras en internet. Se confunde el concepto de información con conocimiento y educación. Tener acceso a Google no es estar educado.
¿Cuál es el paradigma en la educación virtual?
El acento puesto en el conocimiento como principal catalizador de la acción humana. Cuando uno conoce algo se pregunta: ¿ahora que hago con esto que sé?. Por ello, las competencias mal entendidas como solo habilidades para hacer cosas traen un error conceptual que limita la educación virtual. Es un freno que dice que debo tener al profesor a mi lado para que eduque. Esto tiene un quiebre con la educación virtual donde el conocimiento tiene una primacía y las herramientas se utilizan para transmitir conocimiento. Esto va en contra de los que creen que la educación virtual solo es para jóvenes. Hay que facilitarle los medios a los eruditos para que transmitan los conocimientos.
Si el conocimiento se confunde con habilidades, ¿La cantidad de oferta educativa virtual que hoy existe solo mira el negocio?
No, hay un poco de todo. Lo que ocurre en esta oferta abundante es que el consumidor se vuelve más exigentes porque ahora hay dónde escoger. Lo virtual tiene una democratización geográfica importante, el mundo se vuelve pequeño. Sin embargo, la gente no es tonta, se pregunta si el expositor es una persona preparada. La oferta abundante genera una exigencia mayor. Por otro lado, la gente se queja porque las instituciones educativas están cobrando por el servicio mientras se percibe que están aprendiendo a brindar el servicio de educación virtual. Lo que es cierto es que en el Perú hay expertos en plataformas pero no gente experta en educación virtual.
La realidad obligó a dictar educación virtual y no hay experiencia previa. ¿No es injusto que la gente no pague por algo que casi nadie había hecho antes?
La cuarta revolución industrial que vivimos tiene a toda la gente con conciencia sobre la transformación digital y se siente parte de ella. La pregunta es por qué estamos tarde. La educación virtual llegó para quedarse y el consumidor es cruel.
La gente paga por educación virtual de posgrado, pero no pasa lo mismo en pregrado. ¿Qué debe replicar el pregrado para convencer al consumidor?
El Covid19 ha ayudado a liberar mitos y leyendas de la educación virtual. Hay hipótesis. Una de las primeras: el pregrado virtual debe tener 50% presencial. UNIR es una universidad 100% virtual en España y entrega títulos oficiales. En Perú debe existir un cambio en la legislación porque se asegura que no puede existir calidad en la educación virtual. Segunda hipótesis: en educación de pregrado existe más de un decisor, el padre o madre y el alumno. Hay que convencer a ambos. En posgrado no ocurre eso y facilita la decisión. En el posgrado se comparte el trabajo y los estudios mientras que en el pregrado el papá envía el hijo a la universidad para mantenerlo ocupado. Una tercera hipótesis: el mito de menor precio menor calidad. Se cree que si la educación virtual es más barata es de menor calidad. Hay un concepto equivocado, asociar precio con calidad. A la educación virtual es un complemento y se le debe asociar con su concepto original: democratización geográfica y económica. Por ello, la educación virtual siempre debe tener una regulación de altísimo nivel. En España UNIR da títulos con el mismo valor de las mejores universidades de ese país. Se trata de poner estándares altísimos de calidad.
¿La educación virtual en pregrado se puede volver una opción para hacer una carrera profesional?
Sí. En Brasil, la oferta de las universidades tiene un departamento de educación presencial y otra de virtual. Hay un mundo enorme de personas que por diversas circunstancias no pudieron hacer una carrera, pero tienen las habilidades para ello. Es un segmento desatendido. Es verdad también que circulan muchos enlatados en educación virtual, pero el consumidor sí se da cuenta. En UNIR tenemos más de 1600 horas de clase a la semana. Hay que trabajar mucho en normalizar la educación virtual en el mundo. Existe mucha oferta y muchos lo hacen muy bien como Brasil o Ecuador.
¿Post pandemia, la tarea urgente del estado peruano será la regulación de la educación virtual?
Tal cual. Debemos mirar a España, Brasil, Estados Unidos, Ecuador… Ya existen países que han dado pasos en ese sentido. Perú ya empezó a hacerlo. El 10 de mayo, mediante un decreto supremo se pide modificar el Art. 47 de Sunedu, que rige las modalidades presenciales y no presenciales. Estamos a puertas de que Sunedu nos entregue un reglamento para modificar ese articulo. Cuando acabe el 2020, todos habrán tenido sus ‘pininos’ en la educación virtual. Hay que pensar en el 2021, pero no debemos creer que la educación virtual es una conferencia de ZOOM. El gobierno tiene que dar pasos hacia la regulación. Si esto no se completa y el Ministerio de Educación se confunde pensando que lo hecho es suficiente, se verán las distancias con los que los países que lo están haciendo muy bien.
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