Negocios

«Ser emprendedora requiere tener una visión de empresa familiar»

Por Enrique Villegas Rivas Publicado: Últ. actualización: 30 mayo, 2020 21:55
7 minutos

Para Socorro Granda, psicóloga de la Universidad Nacional de Piura, es necesario empezar a cambiar diversas cosas como no continuar orientando a las niñas a desarrollarse en actividades que son consideradas propias de la mujer, pero sobre todo que las instituciones del Estado cooperen en fortalecer la idea que ser emprendedora no significa renunciar a su calidad de vida y que todos deben trabajar en este proceso. Además lamenta que la sociedad, sobre todo las empresas, ahonde en construir y establecer el prototipo de mujer exitosa de acuerdo a lo que tiene materialmente, olvidando el lado humano.

¿Cómo evalúa el emprendimiento de la mujer en el Perú?

Debemos decir que el emprendimiento en las mujeres no es un tema nuevo, lo hemos realizado a través de la historia, a lo que tenemos que abocarnos, con la ayuda de las instituciones, como son las universidades y ministerios, es que ser emprendedora no debe significar renunciar a la calidad de vida, a tener una vida familiar y a no exponer la salud. Ser emprendedora obviamente requiere muchas cosas, pero se debe incorporar al compañero, a los hijos; es decir, tener una visión de empresa familiar.

No asumir sola la tarea de ser emprendedora porque a veces, con la falsa idea de que no quiero que mis hijos pasen lo que yo pasé, los excluimos de ese proceso, entonces cada uno, de acuerdo a su edad y posibilidades, debe apoyar este camino de emprendimiento.

¿Considera que aún se mantiene la idea de que cuando nace una niña se le direcciona a que no puede trabajar, y si lo hace debe ser de manera ocasional?

Eso ha cambiado, no tanto porque seamos menos machistas sino porque la idea histórica del hombre que salía a trabajar y traía las provisiones se ha devaluado, y su capacidad de aportar no es la misma, entonces las mujeres fuimos empujadas por los problemas sociales, económicos y, por ejemplo, en Europa, en la época de la guerra, las mujeres dejaron sus casas para poder incorporarse a la industria.

Ahora las niñas saben que ellas pueden ir a trabajar, el tema es en qué trabajan, entonces a las niñas se les orienta desde los juegos al cuidado de los otros, de los hijos, a las actividades consideradas propias de la mujer. Por lo tanto, pocas niñas piensan en que pueden ser chofer porque se dice que eso no hacen las niñas y les dicen que van a ser.

El problema es que le estamos armando una ruta, tú tienes que ir por aquí y de determinada manera. Vas a ser médico, ya, pero de niños o de mujeres. Lamentablemente hay especialidades en donde no entran las mujeres.

«Y hay muchas mujeres que creen que el respeto de los otros se gana teniendo a un hombre a su costado», se lamenta la psicóloga de la Universidad Nacional de Piura (UNP), Socorro Granda.

¿Cree que esta desigualdad en el campo laboral hace que la mujer emprenda algo porque se siente minimizada?

Así es. Le va mejor teniendo su propio trabajo porque en el empleo de dependencia la mujer pierde. Muchas veces son víctimas de acoso por parte de sus jefes, a chistes incorrectos, horarios difíciles y poco amigables; entonces, mejor optan por independizarse y se orientan a su negocio propio.

Por ello dice que el emprendimiento no es algo nuevo en la mujer, sino que hay una creación desde un vacío

Las mujeres hemos sabido ponerle al mal tiempo buena cara. Ahora el tema es que no todas las mujeres lo hacen o lo logran. Aquí interviene el carácter, el temperamento, el tipo de personalidad, la familia, el contexto, pero sobre todo tu propia estructura, si es una persona que desde niña tuvo la autoestima baja, entonces crecerá con la idea de que merece que la griten, que la humillen, la traten mal. Y hay muchas mujeres que creen que el respeto de los otros se gana teniendo a un hombre a su costado

Sin embargo, a pesar de las dificultades las mujeres hemos demostrado que sabemos salir adelante y que somos propositivas, creativas, que de donde no hay nada sacamos algo. Conozco de un caso de una señora que no tenía dinero ni estudios y empezó en el mercado pelando pollos, porque debía ver por sus hijos, además su esposo abandonó la responsabilidad, pero en el camino aprendió otras cosas como el negocio de la compra y venta y así armó su bodega, es decir de la  desgracia y dificultad hemos aprendido y eso es fundamental.

En las empresas, ¿han perdido el lado humano al ver a la persona como un objeto que le genera ganancias?

Los seres humanos tenemos nuestras ideas, pensamientos, sentimientos en función a un contexto, a lo que crea la sociedad como son los prototipos de una hombre o mujer exitosos, y ahora eso se mide en términos de cuántas tarjetas de crédito tienes, si tienes auto, si vas o no a la playa, si usas ropa de determinadas marcas, es una sociedad en donde el modelo económico está basado en el consumismo desmedido.

Si no consumes, si no tienes un teléfono inteligente, si no usas tal ropa no perteneces al mundo moderno. Las personas están en universo en donde hay categorías y luchar contra eso significa defender nuestra individualidad, nuestra percepción para entender a las personas, a nosotros mismos, lejos de lo material. Esto es complicadísimo porque somos seres en donde impactan factores, sin embargo el que te guste esas cosas no están mal, lo que está mal es que sacrifiques  otras cosas por tener eso y no respetar la subjetividad de cada uno.

¿Y es complicado hacerle frente al consumismo desmedida que usted comenta?

Es complicado porque hay una cultura dominante en los medios de comunicación que te machaca un determinado orden, y concepto de lo que es la persona, las cosas, la educación. Hay algo importante y por lo cual debemos reflexionar, y es que siempre los políticos dicen que la educación es un servicio, entonces, nos preguntamos ¿desde cuándo dejó de ser un derecho?

¿Cuál es el horizonte que deben mirar los espacios educativos, sobre todo las universidades, para empezar a cambiar esto?

Toda institución debe marcar su diferencia al enunciar su misión, es decir, qué quiero, en qué mundo quiero vivir, y para que exista ese mundo debe evaluar qué tipo de ciudadanos necesita, marcar las líneas directrices que van a guiar tu conducta, pero eso está en cuestionamiento, el problema es que en la universidad, en general, se ha cambiado la lógica del conocimiento por la lógica de la empresa. Entonces, ahora tenemos estándares, calidad, insumos, capital humano; es decir toda la visión y concepto de la empresa metidos en la universidad. En algún momento se decía que necesitamos gerenciar la universidad como una empresa, pero no lo es pues, la naturaleza y fines de la universidad no son eso. La universidad tiene particularidad de ser generadora de conocimientos a parte de la transmisión de los mismos.

Podemos decir que es el mercado quien impone ciertos modelos de persona…

Por supuesto. Porque la ganancia de la universidad es diferente, es contribuir al conocimiento de la humanidad, del mundo en su dimensión humanística, además de mirar la tecnología, no hay que reducir a la persona. Sin embargo, ha habido una paulatina reducción de la dimensión humana al tema de cuánto tienes.

Y es cierto, el mercado está colocando los modelos porque no hay líderes que nos inspiren, mire nuestra clase política, ¿quién nos inspira? Yo pertenezco a una generación en donde había íconos en el deporte, música, política y en todas las esferas, pero ahora uno mira y hay muy poco.

Entonces la dimensión humana ha sido postergada y dentro de esto aparece el tema de las mujeres, pues a contracorriente hemos ganado espacios, pero también sigue vigente el conseguir en mejoras en la calidad de vida. Una de las cosas que he visto en el emprendedurismo es toda la calidad de vida que has dejado en ello, tenemos a muchos de los grandes empresarios sin seguridad social, sin vacaciones, sin descanso, hombres y mujeres que se van 3 de la mañana y regresan en la noche, pero la vida familiar, la calidad de vida, la dimensión espiritual, social,  los hijos ¿dónde quedan?