Walmer Herrera Naira es un joven de 22 años, estudiante del sexto ciclo de la carrera de Ingeniería Informática en la Universidad Nacional de Piura (UNP), que construyó un molino de viento para darle energía eléctrica al caserío donde vive su abuelita.
María Ramos Guevara, la abuelita de Walmer, vive en el caserío de Comenderos Alto, cultivando el campo y pastando sus ovejas y nunca había tenido electricidad.
Así que Walmer con piezas de motor de sierra malogradas y viendo videos tutoriales construyó un molino de viento para generar energía y llevar, por primera vez en esta zona rural.
La felicidad de su abuelita
En las noches, solo se iluminaba con lámparas de combustible, hasta que el joven talento domó al viento y trajo allí la luz.
“¡Este logro sí fue una fiesta! Ella estaba muy contenta. Muy orgullosa de mí y de mi hermano mayor que me ayudó a construir el molino de viento en el techo de calaminas de la casa de mi abuelita”, cuenta Walmer a Andina.
De lo contenta que estaba su abuelita preparó esa noche un estofado de gallina. En familia, en la mesa, iluminados por la energía que producía el molino.
¿Cómo surgió la idea?
“Fue por una película: ‘El niño que domó el viento’. Cuando la vi me quedé impactado con esa idea de poder conseguir energía del viento. Me quedé pensando en eso hasta que quise hacerlo realidad para que mi abuelita ya no tuviera miedo en las noches”, afirma Walmer.
Él también pudo domar a los ventarrones de Huancabamba y obtener de ellos energía para darle tranquilidad a su familia.