La Cooperativa Agraria Norandino Ltda. está ubicada al norte del Perú y agrupa a 7000 productores de las regiones de Piura, Tumbes, Amazonas, Cajamarca, Lambayeque y San Martín, siendo Piura la que posee un mayor porcentaje de socios.
«Logramos vender toda la producción en el 2023» es una de las primeras conclusiones que nos comenta Santiago Paz López, gerente de la Cooperativa Norandino en diálogo con Infomercado. Sin embargo, añade, que a pesar de los buenos resultados y contar con aliados comerciales frecuentes, el 2024 lo esperan con mucha incertidumbre debido a la recesión y a las barreras de entrada que exige la Unión Europea.
¿Cuál es el balance 2023 para Norandino?
Ha sido un año muy particular. Nos ha ido bien porque logramos colocar toda la panela. En lo que respecta al café, entre el 2022 y 2023, debido a que el precio subió demasiado -hasta cerca de los 250 dólares por quintal- muchas organizaciones de productores pensaron que seguirían subiendo y especularon con la producción. Decidieron guardar los granos pero, de un momento a otro, el precio cayó significativamente y perdieron. En Norandino sí avizoramos lo que podía ocurrir porque la recesión ya estaba anunciada, nos anticipamos y vendimos la producción a buen precio. En general, el 2023 ha sido un buen año para nosotros.
¿A cuánto asciende la producción vendida?
Unos 35 millones de dólares. De ese total, 70% es café, 12% panela y 12% cacao; el resto es pasta de cacao. Nuestros mercados son Estados Unidos, Canadá y Europa.
¿Han sumado otro mercado?
Se ha mantenido los que tenemos porque logramos vender con anticipación. Hemos tenido una buena cosecha debido a que vendimos todo el producto por anticipado, teníamos los contratos y estos se respetan.
¿Los buenos resultados acompañaron a todas los cooperativas?
Para el resto ha sido bastante complicado. En el 2022, el precio estuvo muy alto y muchas organizaciones perdieron mucho dinero porque especularon y, de un momento a otro, el precio cayó. Además, a nivel mundial, tenemos una economía artificial. El precio debía estar abajo desde antes del 2021, post pandemia, pero fue lo contrario y eso sucedió por la inyección de dinero que hizo el Banco Central Europeo. Así, el precio subió.
Norandino agrupa a 7000 productores. ¿Proyectan aumentar esta cifra?
Se mantendrá por algunos años porque cada campaña es diferente y este 2024 no se sabe que nos espera. Por ejemplo, el 2021 fue muy complicado, incluso habíamos vendido el café a precio fijo y su precio subió y acumulamos mucha producción. Buscando respuestas, entendimos que el problema era porque no habían naves para embarcar la producción mundial. Nosotros teníamos financiamiento y capital y pudimos superar ese problema. Por eso, vamos a esperar a ver cómo se comporta el 2024.
¿No confías en una buena campaña para el 2024?
Estamos en un momento importante de la historia. El modelo económico impulsado desde los años 80 terminó definitivamente en el 2008. Entonces, desde ese año hasta hoy, hemos avanzado en piloto automático y no hay una propuesta clara de qué pasará con la economía mundial. En Europa hay un recesión que no es pasajera; el Perú también está en recesión e incertidumbre. La cooperativa Norandino tiene la ventaja de contar con aliados comerciales en Canadá, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia y Suiza.
¿Cuánto les afecta la recesión en Europa?
El café y el cacao son productos de lujo que la gente seguirá consumiendo. Sin embargo, las ventas minoristas en Alemania se han desplomado en -3.5%.
¿En qué momento del 2024 tendrán la seguridad de haber vendido la producción?
Anteriormente, cuando la economía se encontraba estable, entre julio y agosto, ya se vendía todo. En la campaña pasada nos adelantamos un poco y en abril ya estaba comprometida la producción. Sin embargo, para este año hay incertidumbre. Nos da cierta tranquilidad tener aliados comerciales seguros y podríamos asegurar que parte de la cosecha está vendida; sin embargo, para el sector hay mucha incertidumbre.
Además, de los problemas geopolíticos y económicos. ¿Cuánto impacta el cambio climático?
Es realmente dramático y lo manejamos diversificando la producción. Por ejemplo, el año pasado no hubo cacao en Piura y lo trajimos de Cajamarca. Por otro lado, es complicado producir café en las partes bajas y medias, solo se produce en la parte alta. Por otro lado, exportar es cada vez más complicado. Desde el 2005, existe más control sobre el nivel de agroquímicos y de metales pesados como el cadmio; además, se pone en marcha la ley Cero Deforestación, es decir, ninguna producción que provenga de una zona deforestada podrá ingresar al mercado europeo desde el 2020. A esto se añade otra normativa: todas las zonas de producción deben estar georreferenciadas. Nuestra cooperativa tiene cierta ventaja en esto último porque trabajamos en certificación orgánica desde 1997 y casi todas nuestras áreas están georreferenciadas. Las grandes empresas exportadoras lo podrán hacer, pero a los pequeños productores si les afectará la medida.
¿Cuánto afecta esta regulación a la producción de cacao?
Para Norandino, la producción del cacao es un reto grande porque tenemos una planta única en América Latina. El reto está en incrementar las ventas en pasta de cacao porque somos los únicos que ofrecemos una pasta de calidad. Sin embargo, hay mucho que mejorar en la calidad del cacao peruano. La industria se adaptó a trabajar con una materia prima de mala calidad. Me animaría a afirmar que casi somos los únicos que procesamos una pasta de cacao para un chocolate de calidad.
¿Trabajan alguna propuesta de chocolate?
Vamos a exportar. Hoy Perú exporta solamente 10 toneladas de chocolate y, los que lo hacen, son en pequeñas cantidades y porque tienen algunos amigos en Francia o Alemania. Como Norandino, este año vamos a exportar 70 toneladas e incrementaremos en 700% lo que se exporta hoy. Creo que será algo único e histórico. El producto a exportar es Cobertura de chocolate, materia prima que usan los pasteleros. Este producto se exportará bajo la marca Maker y Norandino.
¿Están trabajando alguna mejora productiva con I+D+i?
Tenemos investigación permanente con el apoyo de nuestros aliados comerciales. Por ejemplo, para la exportación del chocolate se han hecho muchas pruebas con algunos expertos de Holanda y Francia. Además, hemos enviado a profesionales de nuestro equipo a capacitarse a esos países. Somos una empresa que está a la vanguardia en la producción de chocolate.
¿Mantienen la idea de construir un ingenio azucarero?
El proyecto del ingenio azucarero sigue vigente, tenemos financiamiento y demanda del producto, pero cada vez se hace más difícil la exportación con las nuevas normas aprobadas por la Unión Europea. Hemos avanzado el proyecto pero aun tenemos que resolver algunos inconvenientes del mercado.
Tomando en cuenta tu experiencia, ¿Hay futuro para la agricultura familiar andina o está condenada a la subsistencia?
Es un sector complicado porque, lamentablemente, no hay una política agraria. Este sector ha sido abandonado desde los años 90 y solo se tiene una producción muy marginal, poco rentable y sin demanda en el mercado. Entonces, sin política agraria ni investigación y con cambio climático, la situación es complicada. El Gobierno Regional de Piura ejecutó un proyecto de producción y comercialización del cacao, pero no hubo buenos resultados y se botó el dinero. Lo mismo pasó con el café. Y esto pasó porque los funcionarios no tienen una lectura del contexto internacional, hay desconocimiento de la realidad y una falta de voluntad política.
¿Trabajarán alguna propuesta de mejora para la agricultura familiar?
Hay una serie de limitaciones que complican el ingreso a los mercados. Hoy no basta con solo tener un certificado porque para la Unión Europea no es válido o es insuficiente. Nos gustaría trabajar otros productos para sumar a los que ya tenemos, pero estabilizar una cadena productiva no es sencillo. Por ejemplo, sería ideal tener una industria de quesos o de algarrobina. La panela es la única arma de la industria rural que manejamos y es muy valiosa porque hemos logrado ese producto se consuma en los sectores más altos de las familias europeas, por la panela pagan cinco veces más que por el azúcar industrial.