No es Federico Salazar, es Roberto Abusada. En su última columna de opinión, Presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE) arremete con todo y enfila sus baterías contra el gobierno, al que acusa de una «total ignorancia» en temas económicos.
El actual manejo de la pandemia por Covid 19, por parte del presidente Martín Vizcarra y sus ministros, es calificado por el economista Roberto Abusada de «desastroso». Esto ha llevado a la mayoría de peruanos a ignorar, de facto, las disposiciones de la reciente extensión del encierro.
«¿Pensó realmente el mandatario que podía privar de sustento por tres meses y medio al 72% de los trabajadores», comenta en su columna del diario El Comercio.
Falsa meseta
Para Abusada, estamos en medio de una falsa meseta de enorme contagio. Ante esto el Gobierno va a abrir la economía, pero esto revela «la total ignorancia acerca de la manera en que opera la economía peruana, plagada de informalidad y de una asfixiante sobreregulación».
El economista califica que el gobierno tiene un «nulo conocimiento sobre cómo se desenvuelven las pequeñas y grandes empresas».
«La impericia del Ejecutivo y su aguda carencia de gestión han costado vidas y, más allá de inútiles muertes, esa impericia ha originado un daño irreparable en la economía».
Protocolos absurdos
Asimismo, Roberto Abusada indica que los protocolos de salud son «incumplibles» para la mayoría de pequeñas y medianas empresas. Además los han planificado de una manera absurda. Lo cual, indica, muestra un sesgo ideológico del Gobierno contra la empresa privada.
«¿Existe algún criterio para decir, por ejemplo, que la pesca deba operar con solo 60% de la flota, o que el transporte informal saque sus vehículos tres días a la semana? Ciertamente, cada embarcación es independiente de la otra en altamar y, por otro lado, a menos combis circulando, más peligro de contagio en su limitado espacio. Peor aún, ante la lógica prohibición de usar vehículos privados para el trabajo».
Basta con cumplir reglas básicas
Lo que pide Abusada es que el Estado se dedique a lo suyo, que es cuidar la salud, independientemente de qué actividad se trate.
«Si una gran mina, empresa grande o un vendedor de emoliente (existen 39 mil de ellos) cumple con reglas básicas de salud, pues deberían trabajar sin que algún iluminado burócrata, que decide que cortar el cabello es menos peligroso que vender emoliente en el invierno, lo impida», comenta.
Para el presidente del IPE basta con que cada empresa firme una declaración jurada detallando que cumple con un protocolo de salud acorde con normas fundamentales y atenerse a una severa sanción en caso de incumplimiento.
«La impericia del Ejecutivo y su aguda carencia de gestión han costado vidas y, más allá de inútiles muertes, esa impericia ha originado un daño irreparable en la economía», aseveró.
Puedes leer la columna completa aquí: Más que una crisis