La foto principal de esta publicación pasó la historia. A la triste historia de décadas sin planificación de una ciudad que la atraviesa un río. En una imagen, Reynaldo Hilbck, gobernador de ese entonces, representaba ese estado que hace décadas hace agua por todos lados.
Corría la última semana de marzo del 2017. En pocos días, las lluvias en la zona norte del país se habían incrementado de forma temeraria. Los norteños empezamos a conocer otro fenómeno climático: el Niño Costero.
Son muy frescos los recuerdos de ese 27 de marzo de 2017. Desde la noche anterior, las alertas de una posible salida del río Piura eran más continuas. Y la amenaza se volvió realidad. El inmenso cauce del río se desbordó y la tragedia se apoderó de la ciudad y de los distritos del bajo Piura.
Han pasado cuatro años desde esa tragedia y las promesas para controlar el cauce del río y la construcción de las defensas ribereñas han quedado en promesas y decepciones.
En octubre del 2017 se creó la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios y, de acuerdo a las últimas cifras presentadas por Amalia Moreno, actual directora de la ARCC, este organismo ha avanzado a transferir el 74% del dinero presupuestado. A las regiones se ha transferido más de 16 mil millones de soles. La ejecución de dicho presupuesto ha llegado al 58%.
Aunque Amalia Moreno ha informado que han culminado 4 mil obras y 3 mil están en proceso de ejecución o financiamiento, la realidad es que la madre del cordero, es decir, la frecuente crecida del río aun no tiene solución técnica a la vista. Y el miedo a otra inundación sigue latente.
Hay que señalar que la ARCC no es el único actor principal. El gobierno regional de Piura también tiene mucha responsabilidad.
La ejecución de las defensas ribereñas, por tramos, lleva más de un año y, hasta el momento, no se culminado. Más bien, la última crecida del río deshizo el segundo tramo de la construcción de las defensas además de haber dejado la amenaza de procesos judiciales de una de empresas constructoras por la pérdida de las grúas que se encontraban en el cauce del río.
«En Perú sabemos cuándo empiezan las obras, pero nunca sabemos cuándo las culminan», dijo hace unas horas un candidato presidencial en su visita a Piura. ¿Estamos condenados a esa sentencia eterna?
Dos temas para reflexionar hoy: elijamos bien y exijamos mejor. Las autoridades las elegimos nosotros y por eso debemos entender la responsabilidad del voto. Pero, también, tenemos una responsabilidad concurrente: fiscalizar y exigir. No habrá un mejor futuro si no aprendemos de los errores y no exigimos que las autoridades hagan más de lo que les toca. ¡No más otro 27 de marzo!