Mientras escribo estas líneas, la contabilidad de los votos mantiene como ganador a Pedro Castillo (50.202%) sobre Keiko Fujimori (49.798%).
Aunque falten actas impugnadas por resolver, parece que la suerte está echada y los temores de la mitad del país, seguramente, se acrecentarán.
El candidato ganador no podrá ignorar a la mitad del país que no lo quiere como gobernante. Además, no podrá ignorar que deberá buscar buenas migas con un Congreso fragmentado, un parlamento con 10 bancadas, de las cuales, solo 37 congresistas serán oficialistas.
¿Podrá existir una forma democrática de ejercer un control equitativo de los poderes del Estado?
Creo que el Congreso, hoy más que nunca, tendrá que cumplir un rol fiscalizador y haciendo realidad el equilibrio de poderes.
Esto no significa replicar el comportamiento de la bancada fujimorista, ‘los 73 del Mototaxi’, sino que se pueda ejercer las tres funciones del parlamento bajo el paraguas de las leyes y de la rectitud de conciencia.
En un Congreso fragmentado se hace obligación el buscar consensos por el bien común del país.