Durante siglos, la Iglesia Católica enterró a sus papas en tres ataúdes distintos. Cada uno tenía un simbolismo y un propósito específico. Pero el papa Francisco, fallecido el lunes 21 de abril en Roma, decidió cambiar esa tradición para siempre.
El ritual de los tres ataúdes: Tradición y simbolismo
Tras la muerte de un pontífice, el Vaticano activaba el rito Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, uno de los más solemnes de la liturgia católica. Uno de los momentos más llamativos del funeral papal era la sepultura en tres ataúdes sucesivos. No se trataba solo de proteger el cuerpo: era un acto cargado de simbolismo.
- Primer ataúd: el de ciprés.
El cuerpo del papa era colocado en un féretro de madera de ciprés, símbolo de humildad y vida eterna. Dentro se depositaban objetos clave de su pontificado:- El palio, ornamento que usaba sobre los hombros.
- Monedas acuñadas durante su papado.
- Un tubo de metal que contenía un pergamino con un resumen de su vida y obra.
- Segundo ataúd: el metálico.
Este féretro, hecho de plomo o zinc, se sellaba herméticamente. La cinta y los sellos oficiales de la Iglesia garantizaban su autenticidad. Su función era proteger el cuerpo y los símbolos papales. - Tercer ataúd: el de madera noble.
Finalmente, ambos féretros anteriores se introducían en un ataúd exterior, tradicionalmente de roble o nogal. Este era el que se mostraba al público durante el funeral y el que se enterraba, casi siempre en las Grutas Vaticanas.
Este procedimiento representaba la dignidad del cargo, la continuidad de la Iglesia y el carácter sagrado de su líder fallecido. Sin embargo, el papa Francisco consideró que el ritual debía modernizarse y reflejar otros valores.
Francisco rompió con la tradición de los tres ataúdes
En abril de 2024, Francisco aprobó una nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, en la que eliminó el uso de los tres ataúdes y simplificó otros aspectos del funeral. Su mensaje fue claro: «El entierro del Papa debe ser el de un pastor, no el de un emperador».
Francisco pidió que lo enterraran en un solo ataúd sencillo de madera, revestido en zinc. Con ello, buscó reducir la imagen de poder y ostentación que caracterizaba a las exequias papales y reforzar la imagen de un líder espiritual humilde.
Otros cambios que introdujo Francisco
Además del ataúd, el papa argentino cambió otros aspectos clave del funeral:
- Eliminó el catafalco, la plataforma de terciopelo donde antes se exponía el cuerpo.
- Ordenó que el cuerpo ya no llevara el báculo papal durante la exposición.
- Redefinió las llamadas “tres estaciones” del funeral, desde la constatación de la muerte hasta el entierro, para adaptarlas a una visión más austera.
- Estableció que el lugar de entierro podía ser fuera de las grutas del Vaticano.
En su caso, dejó escrito que deseaba ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Lo expresó así en su testamento, redactado en 2022 y revelado este 21 de abril: “Pido que mis restos mortales descansen […] en la Basílica Papal de Santa María la Mayor. El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”.
El final de una era
El entierro de Francisco no solo marca el final de su papado, sino el fin de una tradición centenaria. Al renunciar a los tres ataúdes, al lujo y al simbolismo imperial, Francisco deja un legado de coherencia entre sus palabras y sus actos: una Iglesia que busca ser más sencilla, más cercana y menos preocupada por las apariencias.