Opinión

Pedro Castillo vs Keiko Fujimori: Cinco conclusiones del primer debate

El abogado y docente UDEP, Víctor Herrada, afirma que esta segunda vuelta nos invita a dejar el fanatismo a un lado. "Si van a votar por alguien, que no sea por odio al otro, sino porque las propuestas del candidato elegido son posibles, viables y convenientes para el país".
Por Víctor Herrada Bazán
3 minutos
Quién va ganando entre Castillo y Keiko

El primer debate realizado en Chota, Cajamarca, deja, desde mi opinión, cinco conclusiones:

1. La principal diferencia entre las propuestas de Keiko Fujimori y Pedro Castillo es que, al menos, las propuestas de Keiko sí son POSIBLES. Las de Castillo son, en general y en su mayoría, INVIABLES tanto jurídica como económicamente.

Curiosamente, de las poquísimas propuestas viables que pronunció Castillo fue la muerte civil para los corruptos. ¿Cuál es el problema? Que esa propuesta ya ha sido aprobada en el Congreso hace algunos años y está vigente. Por eso Cerrón, presidente de Perú Libre, no pudo competir en estas elecciones. El señor Cerrón está condenado por corrupción en doble instancia.

No sé si Castillo ignoraba eso, pero si así fue, eso demuestra que no tiene la menor idea de cómo funciona nuestro ordenamiento jurídico, lo cual es un defecto grave para quien está postulando a ser presidente del país.

También dijo que iba a emitir un decreto supremo para expulsar a los extranjeros que cometan delitos. Lo que no sabe es que eso ya está vigente (art. 158 del Reglamento de la Ley de Migraciones DL 1350): no es un problema de leyes sino de OPERATIVIDAD.

2. Populismo hubo en ambos. Sí, también hubo populismo en Keiko, principalmente en la propuesta de repartición del canon, propuesta muy atractiva pero de muy dudosa conveniencia y oportunidad, a mi modo de ver (salvo que sea temporal por la coyuntura de pandemia).

La diferencia es que mientras en Keiko vi un populismo muchísimo menor o puntual, en Castillo ese populismo acaparó TODAS Y CADA UNA DE SUS PROPUESTAS. Por citar algunas:

– 70% de utilidad para el Estado (NINGUNA EMPRESA, grande, mediana, pequeña y micro, aceptaría montar un negocio si sabe que el 70% de lo obtenido se va al Estado)

– Jueces elegidos por voto popular (además de tirarse abajo la separación de poderes, la propuesta determinaría que no importa si eres el mejor juez del mundo: si no tienes simpatía política, dedícate a otra cosa).

– 20% del PBI solo en educación y salud (el presupuesto del Estado es de 23% del PBI: ¿no se va a invertir en obras de vivienda, obras públicas de agua potable, electricidad, telecomunicaciones, carreteras, etc.?).

– Segunda reforma agraria (como si la catástrofe económica de la primera reforma no hubiese sido suficiente).

– Eliminación de la importación de aquello producido en Perú (además de tirarte abajo varios tratados internacionales, lo único que se consigue es encarecer el producto nacional, disminuyendo su calidad, porque eliminas la competencia. Ya se hizo en el gobierno de Alan García 1 y fue una pésima idea).

– La tan mentada Asamblea Constituyente y su referéndum (que NO SE PUEDE CONVOCAR si no se tiene la aprobación de la mayoría absoluta del Congreso; mayoría que Perú Libre NO TIENE NI TENDRÁ).

Por supuesto, si alguien discrepa con la idea de que la mayoría de las propuestas de Castillo son inviables, estaré encantado de leer qué propuestas (tendrían que ser más de la mitad de las planteadas por él) son viables y convenientes para el desarrollo del país y por qué. Me interesa mucho saberlo.

3. En cuanto a la corrupción, es algo que afecta (directa o indirectamente) a AMBOS CANDIDATOS. Keiko tiene a su padre, Castillo tiene a Cerrón. Ese argumento no sirve para inclinar la balanza a favor de uno u otro. Habrá que ir a la posibilidad y conveniencia de sus propuestas. Es lo más lógico.

4. Dejemos el fanatismo a un lado. Si van a votar por alguien, que no sea por odio al otro, sino porque las propuestas del candidato elegido son posibles, viables y convenientes para el país.

5. Y si finalmente no vas a votar por ninguno, por supuesto, eres totalmente libre de opinar en contra de los candidatos. Pero no será coherente de tu parte criticar una u otra alternativa si no eres capaz de «mojarte» y decidir (aun contra lo que te repele) por lo mejor (o, si quieres, lo «menos peor») para el país.