En los últimos 37 años se han perdido 298 mil hectáreas de bosque seco en las regiones de Piura, Tumbes, Lambayeque y La Libertad, en tanto el área agropecuaria registró un aumento de 40.2 %.
Solo en el caso de Piura, se perdieron 215 mil hectáreas y aumentaron en 24.3 % las áreas destinadas para las actividades humanas.
Así lo señala un estudio del Instituto del Bien Común (IBC) que hizo público la especialista Andrea Bravo durante el Seminario “El Bosque Seco, la importancia de estudiar sus aspectos ambientales y sociales”, que organizó la Universidad Nacional de Piura, el cual contó con la participación de diversas instituciones de la región.
“Los ecosistemas del bosque seco que cubren grandes extensiones de la costa norte del país son altamente frágiles y vulnerables debido a la ocurrencia de eventos naturales como las sequías e inundaciones durante episodios periódicos del Fenómeno del Niño, así como la presión que ejercen las prácticas humanas sobre ellos, generando pérdida de vegetación a lo largo del tiempo”, explica Bravo.
Los datos sobre la dinámica del bosque seco son parte del análisis de cambio de cobertura y uso de suelo que desarrolla a nivel nacional el IBC a través de Mapbiomas Perú, iniciativa que impulsa en alianza con la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG).
La información se encuentra alojada en una plataforma de acceso público y gratuito que alberga la colección de mapas anuales de cobertura y uso del suelo para el territorio nacional 1985 – 2021.
Compartiendo hallazgos para planificar el futuro
Según Renzo Piana, director ejecutivo del Instituto del Bien Común, a través de la serie histórica 1985 – 2021, Mapbiomas Perú se cubre un importante vacío en materia de información sobre el cambio de uso del suelo en la región Piura, aportando así a la toma de decisiones por parte de las autoridades competentes en la gestión ambiental, en un contexto de cambio climático y fenómeno de El Niño para los bosques secos del norte del país.
Por su parte, Luis Gómez, experto en energías renovables, destacó durante la presentación la importancia de utilizar la información y el conocimiento para tomar decisiones adecuadas en materia de agua y energía, anticipándose a los eventos climáticos que golpean el norte del país. Tomando como ejemplo el fenómeno de El Niño, señaló: “Es una oportunidad porque significa disponibilidad de agua y de alimentos para su familia, su ganadería y el desarrollo de todas las actividades productivas que realizan”.
Desafío para las comunidades
Otra faceta del estudio del IBC revela que el 43 % del bosque seco de Piura, al 2021, se encuentra dentro de comunidades campesinas. “Esto refuerza el importante rol que desempeñan las comunidades para la conservación del bosque seco”, destaca Bravo.
Al respecto, Francisco Sernaqué, presidente Cecobosque, señaló que las comunidades campesinas que dependen directamente del bosque seco enfrentan importantes desafíos: “La tala indiscriminada de algarrobos, incendios forestales y sequías prolongadas amenazan la pérdida de inversiones agrícolas y la actividad ganadera”.
En esa línea, resaltó la importancia de la vigilancia comunal, los proyectos de emprendimiento con planes de contingencia y gestión para garantizar seguridad alimentaria y mejora de ingresos. Por otro lado, alertó sobre la falta de georreferenciación en muchas comunidades y la urgente necesidad de actualizar los límites catastrales.