El día a día de la empresa implica que las personas responsables de su producción, estén enfocados en la propia operatividad del objeto del negocio al cual se dedican. Bajo esta realidad, cuando muchas veces les toca decidir sobre las relaciones laborales de sus colaboradores, enfocan el tema como un problema y lo miran a la defensiva, rehuyendo constantemente a tener trabajadores en planilla.
Las empresas se basan en que la formalidad de las relaciones laborales implica tener inmediatamente altos costos, condicionamientos de trabajadores que se consideran “intocables” por ser a plazo indeterminado, presiones por “amenazas” de poner una denuncia ante el Ministerio de Trabajo – Sunafil y otros aspectos que se han venido generalizando y siendo de común uso entre los empresarios y ahora más con los emprendedores.
Pues, estos conceptos no se han generado de la nada, sino que muy por el contrario vienen siendo realidades desde hace mucho tiempo.
No obstante, a las personas que les toca dirigir una empresa, deben analizar que el hecho de manejarse en el mundo de la informalidad, con el afán de huir a los problemas que hemos mencionado y otros. Es exponer a la empresa a una contingencia adicional, que es la de encontrarse permanente expuestos a denuncias y fiscalizaciones; las cuales, lo único que va a tener como resultado es que la entidad fiscalizadora imponga multas que ahora son mucho más elevadas, por las escalas que tiene Sunafil, y la exigencia del pago de los derechos laborales no reconocidos en su oportunidad.
Ahora, todo empresario es libre de manejar sus estrategias y estructuras administrativas; sin embargo, gran parte del problema de no formalizarse, parte de que solo se ve el derecho laboral como una relación en la cual el trabajador se beneficia y abusa de los derechos que se le han conferido, sobre todo cuando es una relación a tiempo indeterminado.
Lo cual es necesario decir, es totalmente erróneo; porque lastimosamente no se considera o se considera equivocadamente, que las relaciones laborales solo se desarrollan bajo esta figura, cuando la norma ha establecido una serie de herramientas para los distintos tipos de relaciones laborales que se manejen dentro de una empresa y que se pueden ajustar a las necesidades de cada uno. Es decir, veamos y utilicemos las demás figuras legales de contrataciones y asimismo el empresario debe saber utilizarlas con discrecionalidad, para no caer en errores que finalmente lo lleven a cometer infracciones de carácter laboral pasibles de sanciones.
Por ello, el empresario (empleador) no debe mantener un temor que lo impulse a la informalidad, sino mas bien debe saber utilizar las herramientas que nos brinda la normativa laboral para cada situación que se requiera, dígase a nivel contractual, con los contratos a plazo determinado, así como también saber implementar las herramientas internas como un buen reglamento interno de trabajo y otros exigidos por ley, que le permita ejercer con naturaleza sus facultades de dirección, fiscalizadoras y sancionadoras.