Los conflictos sociales presentados en el país en las últimas semanas y que se relacionan estrictamente al inicio de la inversión privada en Minería, resultan de crucial importancia para analizar, otra vez, el rol del Estado y de la empresa en la promoción de proyectos extractivos en los últimos años.
Las crisis sociales en el sur, y que estratégicamente o, peor aún, políticamente viene siendo liderada por autoridades regionales, no solo responde a una necesidad urgente, y por supuesto, no menos importante, que es la preservación del medioambiente. Sin embargo, sus más fervientes opositores olvidan que en los últimos años el Perú ha sido uno de los países que más ha liderado nuevas políticas ambientales para este tipo de proyectos. Es más, a diferencia de otros países en América Latina cuya minería es aún más desarrollada que la nuestra, aquí, poner en marcha un proyecto minero es mucho más exigente debido, precisamente, a los altos estándares de calidad que exigen las normas.
Otro punto que olvidan sus opositores, es el impacto al empleo directo e indirecto que genera la Minería en el Perú. Según el Ministerio de Energía y Minas (MEM), por cada empleo directo en este sector, se crean 6,5 empleos adicionales. Así, 1 por el efecto indirecto, 3,25 por el efecto inducido en el consumo, 2 por el efecto inducido en la inversión, según lo detalla el periodista económico, César Ramos.
Aún así, no todo marcha bien en la Minería peruana. Según un informe de Propuesta País, basado en datos del INEI, señala que el crecimiento de Minería e Hidrocarburos creció apenas en 2% en mayo de este año. De esta manera, el sector extractivo registró una precipitosa caída de 11 meses consecutivos, un indicador nada positivo.
¿Los motivos? Según el economista Eloy Durán, principalmente, es el factor precio, que ha caído más de 15% promedio en un año. El cobre está en su mínimo de 2 años y el zinc de 30 meses; sin embargo, el oro ya subió a su máximo de 6 años.
Otros motivos son: la baja producción o concentración; así como la paralización de labores por conflictos, mantenimiento o costos. Esto último, precisamente generado por un grupo de ciudadanos preocupados por su bienestar social, pero que en vez de buscar una salida acorde a sus exigencias sin desentonar con las del país, propician el caos y el no al diálogo.
La Minería en el Perú es una actividad que aún no ha logrado el despegue deseado, pues las reservas de minerales a lo largo del territorio nacional, de ser explotados, tendrán un mayor impacto en nuestro PBI y, principalmente, en las comunidades donde se desarrollan. En ese sentido, es tiempo que el Estado y la empresa privada tomen con seriedad el rol de promotores de capitales, con coincidencias y un claro camino a seguir, caso contrario, el retraso, la pérdida de oportunidades para crear más desarrollo económico y social, quedarán estampados en las tesis de los técnicos que avizoran, con gran entusiasmo, mayor prosperidad. Asuman su responsabilidad, señores.