Las calles todavía no estaban atiborradas de motociclistas con cajas gigantes sobre la espalda cuando Mail on Bike se creó. Fernando Carbajal, su fundador, es un ciclista empedernido al que le picó el ‘bichito’ del emprendimiento. Él terminó de visualizar su idea de negocio después de ver la película Entrega Inmediata (2012) protagonizada por Joseph Gordon-Levitt.
Ajustado a Lima
Modelado a la semejanza de empresas estadounidenses y europeas, Mail on Bike inició operaciones el 2013. Como suele ocurrir con los negocios adelantados a sus tiempos, la empresa se demoró en encontrar su público objetivo. “Tuvimos que establecer nuestro modelo a fuerza de experiencias y tropiezos”, recuerda Fernando. “Nos dimos cuenta que había un segmento que no estaba bien atendido: los emprendedores que empezaban a vender a través de redes sociales”.
Esa fue la primera explosión del emprendimiento, justo cuando las grandes compañías de courier ingresaban al mercado peruano. “Tuve una preocupación enorme. Su porte financiero era tremendamente superior. El alcance y las relaciones que podían conseguir era mucho más fuerte”, rememora Fernando.
Competencia y oportunidad
Lo que no esperó fue que esas mismas compañías servirían como una plataforma para aceptar a la bicicleta como un medio de transporte y de mensajería en el Perú. “Los paneles publicitarios y afiches digitales de ellos ponían una bicicleta como imagen de marca. Eso nos sumó a nosotros, nos hizo publicidad gratuita y seguíamos creciendo y creciendo”, evoca Fernando.
La clave de su éxito recayó en su diferenciación. Mientras las aplicaciones de delivery buscaban repartir comida, Mail on Bike se enfocó en la documentación entre empresas y el servicio de envío para emprendedores.
Una nueva normalidad
Con la llegada de la pandemia, Mail on Bike experimentó su segundo crecimiento. “El día 15 de marzo éramos 4 personas trabajando en la oficina y entre 15 y 20 mensajeros. Dos meses después necesitábamos 8 personas en oficinas y 80 mensajeros en el campo”, indica Fernando.
Esos 80 mensajeros llegan desde Cercado de Lima hasta Chorrillos, de norte a sur, y desde San Miguel a la Molina, de oeste a este. “Cubrimos 18 distritos y eso es 40% de la superficie de la ciudad”, ilustra Fernando. Incluso algunos de sus clientes se sorprenden que Mail on Bike llegue a áreas que las aplicaciones no van.
En la organización existe un sistema de mérito que premia a los mo-biker, como le llaman a los mensajeros, por su consistencia en la empresa. Convertirse en uno no es sencillo, lo que asegura la calidad de su servicio. Para esto, el equipo de Mail on Bike ha generado pruebas de tiempo y distancias para sus postulantes.
El compromiso de la empresa con la cultura ciclista es constante. A todos los postulantes se les instruye sobre educación vial. “Así te quedes trabajando con nosotros o no ya te vas con un aprendizaje: seguridad vial y reglas de tránsito”, explica Fernando.
La demanda actual por servicios courier medioambientalmente responsables está generando que la paciencia de Fernando y su equipo genere rédito. “No sabes cuantas veces me dijeron que ponga motos para que llegue más rápido y más lejos. Pero no, la bicicleta es. En algún momento dudé. Pero perseveré y gracias a eso somos la empresa de mensajería de bicicletas más grande del Perú”, sentencia Fernando.
Puedes encontrar a Mail on Bike en: https://www.mailonbike.com/
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