La comunidad latina en Estados Unidos y México ha iniciado un boicot contra Coca-Cola, en rechazo a su supuesto respaldo a las políticas de Donald Trump.
Esta protesta forma parte del Freeze Latino Movement, una campaña que busca reducir el consumo de productos estadounidenses y resaltar la importancia de los latinos en la economía.
El impacto del boicot en Coca-Cola
Coca-Cola ha sido, por décadas, una de las marcas más consumidas en el mundo, con un fuerte arraigo en la cultura latinoamericana.
México, por ejemplo, registra el mayor consumo per cápita de la bebida a nivel global. Sin embargo, el vínculo entre la empresa y la comunidad latina enfrenta un momento crítico debido a las recientes medidas de la administración Trump.
El descontento ha crecido tras la imposición de un arancel del 25% a productos mexicanos y la intensificación de deportaciones de trabajadores inmigrantes.
Esto ha llevado a algunos consumidores a cuestionar si seguir apoyando a marcas percibidas como cercanas a la agenda gubernamental.
Denuncias y consecuencias
El boicot contra Coca-Cola se intensificó luego de que circularan versiones sobre el despido de más de mil empleados latinos en Texas, quienes posteriormente habrían sido detenidos y deportados.
Aunque la empresa no ha confirmado estas acusaciones, la difusión de estos informes ha generado una reacción adversa en redes sociales y comunidades latinas.
Además, la marca es señalada por su aparente indiferencia ante el impacto de las políticas migratorias en su fuerza laboral.
Usuarios en TikTok, Facebook, X e Instagram han compartido mensajes como “Nuestro dinero es nuestra voz” y “Si nos atacan, respondemos con nuestro poder de compra”, promoviendo la reducción del consumo de productos estadounidenses.
Freeze Latino Movement
El Freeze Latino Movement no solo busca afectar a Coca-Cola, sino también a otras corporaciones estadounidenses como Walmart, McDonald’s y Starbucks.
Los organizadores de este movimiento instan a los latinos a evitar estos productos y a preferir marcas locales o negocios aliados con la comunidad inmigrante.
Este movimiento también ha planteado la posibilidad de un cambio en los hábitos de consumo, promoviendo la identificación de productos mediante el código de barras 750 y la etiqueta “Hecho en México”.
Según sus organizadores, esto podría incentivar la creación de marcas y empresas locales que compitan con las multinacionales.
El impacto del boicot aún está por medirse, pero el hecho de que Coca-Cola y otras grandes marcas sean el objetivo de la protesta subraya el creciente descontento de la comunidad latina.
La incógnita ahora es si la compañía responderá a estas preocupaciones o si mantendrá su postura frente a una de sus bases de consumidores más fieles.