Opinión

La ley en tiempos del COVID-19

Por Fabián Vinces Salazar Publicado: Últ. actualización: 29 mayo, 2020 02:31
2 minutos

Día a día aparecen noticias que dan cuenta del actuar trasgresor de muchos connacionales frente a las medidas dispuestas para evitar la expansión de contagios por COVID-19 en nuestro país.

El pasado fin de semana se produjo un hecho que –grabado en vídeo y compartido masivamente en redes sociales– ha generado polarización en las opiniones.

Un capitán del ejército abofetea a un adolescente por incumplir la orden de inmovilización social obligatoria (eufemismo para denominar lo que coloquialmente se conoce como “toque de queda”).

Esto ha motivado diversos comentarios sobre los derechos fundamentales, el abuso de poder y la relación que todos tenemos con la ley.

Desde la perspectiva psicoanalítica, se atribuye a la ley un efecto estructurante en las sociedades, pues representa el sentido de realidad que nos saca de la fantasía de omnipotencia (aquella que nos lleva a creer que podemos hacer todo lo que nos plazca, a como dé lugar).

En el campo jurídico, la ley supone un orden social en el que se asegure que los derechos y deberes alcancen a todos de manera equitativa, en lo que se denomina gobierno del derecho.

A saber: “un cuerpo impersonal de reglas, normas y prohibiciones que ordena la vida social y que articula y formaliza estándares comunitarios de justicia, equidad y moderación” (Brunner, 2016)[i].

En tal sentido, la ley aplica incluso (y, quizás, sobre todo) para quienes la representan.

Hacer cumplir la ley, por lo tanto, no debe tener matiz alguno de desborde y mucho menos de sadismo por parte de sus agentes.

Se entiende, entonces, que la conducta del capitán antes mencionado no corresponde con el correcto ejercicio de la autoridad.

No obstante, la sanción al oficial del ejército tampoco debe suponer una actuación que satisfaga las pasiones de una tribuna enardecida.

Finalmente, se trata de que todos nos reconozcamos como parte de un entramado social en el cual el sentido de realidad traducido en ley funcione como seguro frente a la trasgresión omnipotente que nos regresaría al nivel de horda.

Si no logramos tal fin, solo alternaremos el lugar de un inquisidor sádico, tal como en el plot twist del cuento “Pedro y el Capitán” de Mario Benedetti (el cual pueden leer, aprovechando la así llamada cuarentena).


[i] http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechopucp/article/view/15628/16066