Emprendimientos

Jorge Luis Salinas: El hijo de Gamarra sufrió bullying y racismo cuando iniciaba y ahora triunfa en la moda europea

Después de siete años, el diseñador peruano Jorge Luis Salinas volvió a las pasarelas con sus creaciones, triunfando en Europa.
Por Daniel Flores
11 minutos

Jorge Luis Salinas Alarcón nació en 1972, hijo de padres provincianos que llegaron a Lima con el objetivo de salir adelante. Su padre, oriundo de la sierra de La Libertad, y su madre, una joven confeccionista de Apurímac, se conocieron en el mercado de Caquetá, donde ella vendía ropa y él repartía menús. Decidieron emprender en Gamarra, donde su madre, reconocida por su habilidad en la confección, buscaba expandir su negocio. Este sueño se materializó con la apertura de la galería de Los Jeans y El Dorado, dos de las primeras en esa icónica calle de La Victoria, permitiendo que el negocio creciera progresivamente.

«Mi madre fue una gran emprendedora. Ella era el cerebro del negocio y, gracias a su habilidad como costurera, comenzó a plantearse la idea de expandirse».

La pasión por la moda de Jorge se forjó en su infancia, ayudando a su madre en su taller. Su responsabilidad era comprar botones y otros insumos necesarios en un Gamarra caótico, lleno de ambulantes y comercios. Junto a su padre y hermana, vivían en una quinta donde la casa y el negocio se entrelazaban. Salinas asistió a un pequeño colegio en La Victoria, donde soñar con vestir a mujeres era poco común e incluso arriesgado.

Jorge reconoce que esta experiencia le dio la visión para entender combinaciones de telas e insumos clave para su futuro negocio. Su madre, autodidacta, se guiaba solamente por la burda para cortar telas y hacer muestras, llevándolo siempre consigo a fábricas y talleres, lo que alimentaba aún más su interés por la moda.

A los 16 años, al terminar la secundaria, se debatía entre dos carreras. Sus padres, con gran sacrificio, lo enviaron a Estados Unidos para estudiar arquitectura y sea el mejor profesional en la familia. Sin embargo, un test vocacional y sus vivencias entre telas y máquinas lo llevaron a elegir el diseño de modas. Para él, crear prendas era una forma de regresar a sus raíces.

«Un profesor me hizo un examen y me dijo: ‘Lo tuyo es moda y textiles’. Desde ese momento, supe que ese era mi camino. Además, mis padres nunca se negaron y me apoyaron desde que les dije que mi pasión era el arte».

Carrera de modas

Seguro de su pasión por el diseño, Jorge Luis Salinas decidió salir de su zona de confort y estudiar diseño de modas en el Philadelphia College of Textiles & Science en Chicago, Estados Unidos. A los 22 años, tras graduarse, regresó a Perú en 1994 con la idea de vender una propuesta sobria para mujeres modernas. Ello, convencido de que en Estados Unidos sería solo «uno más» entre los diseñadores, mientras que en su país podría destacar.

Ese mismo año fundó su tienda de jeans Emporium, comenzando con cinco personas y tres máquinas prestadas por su madre. Sus prendas, con diseños innovadores, tuvieron un gran éxito en Gamarra y llegaron a dos tiendas por departamento, Falabella y Ripley, aunque con poca acogida. Aun así, estas empresas le ofrecerían diseñar para sus marcas en un futuro, donde trabajó y aprendió sobre el funcionamiento práctico de la industria de la moda. El camino no fue fácil. Salinas enfrentó desafíos como el bullying y racismo cuando sus primeras prendas vieron la luz. Los estigmas del color de piel y el status quo era algo que siempre lo aquejaba, pero que logró sobreponerse.

«Lo logré después de muchos rechazos. No quería trabajar para otras marcas, quería ser yo mismo. Primero me compraron diseños para hombres, luego ingresé al mercado femenino».

Inicio del éxito

Tras varios años de no lograr más de lo que se había propuesto, la oportunidad llegó en 1998, cuando su talento fue reconocido internacionalmente al ganar el Concurso Internacional de la Semana de la Moda Masculina Inter Jeans en Colonia, Alemania, superando a 1,600 diseñadores de 57 países. Este triunfo fue un punto de inflexión, siendo uno de los primeros connacionales en ingresar en una tienda transnacional por departamento.

«Se abrieron bacantes para un concurso en Alemania para jóvenes talento. Yo estaba inseguro porque habían muchos diseñadores con grandes prendas. Sin embargo me lancé sin esperar nada».

Cuatro años después, ganó el prestigioso premio Gen Art en Nueva York, donde debutaron diseñadores de renombre como Zac Posen y Rebecca Taylor. La diseñadora Jill Stuart, jurado del evento, reconoció el atrevimiento en la colección de Salinas, destacando su capacidad para transformar la lana de alpaca en vestidos modernos y sugerentes. Aunque Stuart le ofreció trabajar con ella, Salinas decidió regresar a Perú, donde sentía que tenía más posibilidades de destacarse. Un consejo de Stuart fue decisivo: «Puedes ser diseñador donde estés, no necesitas vivir en Nueva York».

En 2003, Vogue en Español le otorgó el premio a la mejor colección en el Fashion Week de las Américas en Miami. A pesar de este éxito, volvió a diseñar para la marca Sybilla, donde aprendió a gestionar una línea de ropa completa. En 2015, fue seleccionado por Macy’s y la Cámara de la Moda de Washington para mostrar sus diseños en la prestigiosa tienda estadounidense, un logro que fue anunciado en la clausura de Perú Moda 2015 por la Ministra de Comercio Exterior.

Un gran diseñador

Salinas es recordado por democratizar la moda al ofrecer diseños accesibles. Fue uno de los primeros diseñadores peruanos en tener sus piezas en el mercado retail, trabajando con tiendas como Falabella y Ripley, algo que hoy es común. Por ejemplo, sus polos costaban menos de cincuenta soles, permitiendo a sus clientas renovar su guardarropa de manera constante sin gastar en exceso.

El objetivo de Salinas era acabar con el «síndrome del clóset lleno», prendas que no se usan. Buscaba facilitar la elección diaria de vestuario, ofreciendo una variedad que permitiera a las mujeres sentirse seguras y modernas sin complicaciones. Además, llegó a emplear a cerca de 200 personas en sus operaciones con una producción mensual de más de dos mil prendas.

Salinas estuvo a cargo de todos los diseños de Emporium, que se comercializan en tiendas por departamento y en locales propios en San Miguel, Callao, Gamarra, Chiclayo, Trujillo e Ica. Su estrategia era ofrecer precios bajos, renovar el inventario cada dos semanas y producir ediciones limitadas de cada diseño. Además, viajaba cuatro veces al año a Londres para elegir colores y buscar inspiración para sus nuevas colecciones.

Quienes admiran a Salinas lo consideraron un orgullo de Gamarra, ya que apostó por el diseño original como el futuro de este emporio, en lugar de simplemente construir edificios para albergar copias. Sin embargo, algunos críticos lo ven como alguien privilegiado por tener el apoyo económico de su familia para estudiar en el extranjero, y consideran que su vanguardia a veces es «muy gamarresca». Sin embargo esto le dio el titulo del «Hijo de Gamarra», por haber llevado dicho estilo al mundo entero.

Adiós moda

Jorge Luis Salinas recuerda un momento crucial en su carrera, cuando, tras presentar su colección en el Fashion Week de 2015, recibió un correo que marcaba el fin de una etapa. Su padre enfermó de cáncer, y él decidió dejarlo todo para acompañarlo durante algunos años hasta que se recuperara. Cuando decidió volver, la pandemia y la crisis política en Perú lo dejaron sintiéndose «en el aire», impidiendo su regreso.

“En el 2016, después de mi debut con mi pasarela propia en el New York Fashion Week, los proyectos que tenía con mi marca de jeans Emporium con las tiendas por departamento cesaron. Era un tema de negocios y ellos requerían que estuviera presente y, como no fue así, terminó. Ese mismo año me enteré que mi papá tenía cáncer y allí paré todo, perdiendo mucho dinero”.

Durante la pandemia, también se dedicó a renovar la galería de los Jeans y El Dorado, negocios familiares que habían quedado abandonados. Se enfocó en restaurar todo, porque todo estaba en mal estado. Asimismo decidió enfocarse en la agricultura, cultivando uvas y paltas, algo que heredó con orgullo de sus padres. Pensó que la moda era una etapa cerrada para él. Sin embargo, tras varios años encontró la motivación para regresar al diseño luego de tomar varios cursos en Londres, donde se reinventó y volvió con fuerza al mundo de la moda con su marca J.Salinas.

«Lucero Boza, mi mánager, y mi hermana Milagros siempre me impulsaban a regresar. En ese tiempo estuve en la agricultura con mi papa ayudándolo en algunos negocios, remodelé dos de las galerías que tenemos en Gamarra, vino la pandemia, vino Castillo… y no había cómo regresar. ¿Adónde? ¿Cómo?«

Antes de regresar, Salinas viajó por Costa Rica con unos amigos que le sugirieron enseñar diseño de modas. Aunque la idea le atraía, siempre lo asaltaba una duda: ¿los jóvenes de 20 años conocerían su trayectoria? Para «volver a tener un nombre», decidió idear una nueva colección a un desfile internacional, lo que lo llevó a capacitarse nuevamente. A sus 50 años, regresó a las aulas para estudiar en la prestigiosa Central Saint Martins en Londres, donde tomaron forma las carreras de figuras como Stella McCartney y John Galliano. Durante el verano de 2023, Salinas cursó siete programas intensivos, desde patronaje hasta impresión en papel con técnicas tradicionales.

El huaylarsh

Después de varios meses de preparación, llegó el momento de crear. De los 500 bocetos que realizó, seleccionó 77. Eligió materiales como alpaca blend, cuero y organza, y comenzó la ardua tarea de armar su colección. Encontró al equipo adecuado: un maestro patronista, un costurero y un equipo de tejedoras provenientes de Puno, Huancavelica, Huancayo y Ayacucho. Con las telas e hilos encargados con siete meses de anticipación, Jorge Luis Salinas levantó su taller desde cero, con lo mínimo indispensable.

La inspiración de su colección de regreso fue el huaylarsh, una danza que celebra la siembra y cosecha en el valle del Mantaro, y que su madre solía disfrutar en los pasacalles de Gamarra. Finalmente, con la productora Lucero Boza, Salinas presentó su colección en Milán, logrando un éxito que fue destacado por medios europeos y que en Lima apenas empezaba a ser reconocido.

«Logré entrar por los años de experiencia, y Lucero me ayudó mucho. Hice el desfile en febrero del 2024 dentro del calendario, pero no dentro de la selección oficial, como sí pasa ahora en setiembre. En un principio quisimos Nueva York nuevamente, pero una amiga experta en el tema nos sugirió Milán. Buscamos una productora y una relacionista pública y armamos todo de manera personal, no hubo ningún apoyo del gobierno ni nada por el estilo«.

Amazonía peruana

Asimismo participó por segunda vez en Milán Fashion Week. El creativo presentó su colección Primavera-Verano 2025, inspirada en la Amazonía peruana. Sobre la pasarela, que se realizó hace algunos días, se vieron diversas prendas multicolor (como el rojo, azul, naranja, amarillo y más) que destacaron por ser tejidas a mano. 

Jorge Luis Salinas resalta que su última colección fue elaborada en colaboración con artesanas peruanas que emplearon técnicas tradicionales de crochet. Inspirada en los vibrantes colores del guacamayo, sus nuevas prendas resaltan el potencial artesanal del país.

«El 80 % de la colección es a crochet y tejido a mano con algodón pima, el mejor que tenemos. Vamos a lograr cosas impecables y bonitas. Quiero que sepan que Perú tiene un potencial grande no solo en artesanía, también en creatividad con la moda».

Entre las personalidades que lucieron las piezas de la colección Amazonía: flora y fauna del Perú destacan la reconocida periodista de moda italiana Anna Dello Russo y la creadora de contenido Judith Bradl. Asimismo, la modelo Natalie Vértiz, fue la peruana seleccionada para llevar su arte. Esta colección trasladó la esencia de la selva peruana a Milán, una de las capitales de la moda más influyentes a nivel mundial.

«Cuando los italianos vieron mi trabajo lo llamaron pret-a-couture. Es decir, mitad pret-a-porter y mitad alta costura. No es ni uno ni otro. Definitivamente las prendas se hacen a menor escala y puedo reproducir más modelos, aunque igual serían en número limitado. Es un trabajo hecho a mano, con materiales de altísima calidad. A través de la página web podemos recibir pedidos de todo el mundo. Es lo que esperamos después de Milán».

Escuela y familia

A sus 52 años, José Luis Salinas cuenta con ocho tiendas propias, una destacada presencia en tiendas por departamento, y ha desfilado en prestigiosas pasarelas internacionales, como las de Alemania, Nueva York y Miami. Recientemente nombrado embajador de la Marca Perú, logró posicionarse como el peruano más exitoso en el diseño de moda nacional e internacional.

Rodeado de sus sobrinos, hijos de sus hermanos, Salinas ha comenzado a transmitir su legado. Este intercambio refleja su deseo de involucrar a la nueva generación de su familia en la industria. Sus sobrinos, quienes lo acompañaron en Milán, son sus primeros alumnos, y su escuela de moda ya está en marcha. Este proyecto estará ubicado en el quinto piso de la Galería de los Jeans, donde pronto se instalarán 26 máquinas de coser. Salinas se describe como un profesor exigente, dispuesto a formar a las futuras promesas del diseño.

En paralelo a la creación de su nueva colección para la primavera, compuesta por 85 prendas con inspiración peruana, Salinas también ha retomado su colaboración con Falabella, presentando nuevos diseños para el mercado local. A pesar de las dudas que a veces lo asaltan, el diseñador continúa trabajando incansablemente:

«Me da miedo entrar de nuevo a este mundo, porque no sé cuándo voy a salir. Tengo más de 50 años y también quiero vivir, descansar, y hacer cosas más simples».

Sin embargo, su pasión por el arte lo lleva a seguir creando, enfocándose en sus bocetos y trazos, con el deseo de dejar un legado perdurable. En abril, Jorge Luis Salinas impartió clases de creatividad y de cómo armar una colección para diseñadores con conocimientos en patronaje y costura, compartiendo su experiencia con la nueva generación de creadores que buscan destacar en la moda.