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Investigación ratifica que migrantes de la sierra de Piura ‘logran una estabilidad laboral ficticia’ en la costa

Los antropólogos Abdull Trelles y María Luisa Burneo realizaron la investigación: "Migración de Retorno en el Alto Piura en el contexto del COVID 19", para conocer el impacto de la pandemia en los migrantes de Ayabaca, Huancabamba y Morropón.
Por César Flores Córdova Publicado: Últ. actualización: 8 noviembre, 2020 10:34
4 minutos

Para nadie es un secreto que Ayabaca, Huancabamba y Morropón son las tres provincias con mayores índices de pobreza en la región Piura. En consecuencia, son las zonas que más porcentaje de migrantes tiene hacia la costa, tal como lo señaló un estudio de la Organización Internacional para la Migración (OIM), en el 2015.

En ese sentido: ¿qué efectos socioeconómicos ha dejado la pandemia del Covid-19 en las poblaciones más vulnerables de la región como los ciudadanos del Alto Piura?

Los antropólogos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Abdull Trelles y María Luisa Burneo, realizaron la investigación: «Migración de Retorno en el Alto Piura en el contexto del COVID 19», para conocer el impacto de la pandemia en los migrantes de Ayabaca, Huancabamba y Morropón.

Entre las principales conclusiones del estudio se señala que el regreso de los migrantes a su tierra natal ha incrementado la vulnerabilidad del ingreso familiar y han afectado la economía local.

«Muchos de los que migraban a la costa, en época de sequia, se iban para generar ingresos y ahorrar para volver en época de siembra. Sin embargo, este retorno ha causado que vuelvan a vivir una situación de pocas oportunidades de progreso, sin trabajo y sin posibilidades de estudiar», afirmó Abdull Trelles en diálogo con Infomercado.

Los migrantes que trabajaban en Piura lo hacían en empresas agroexportadoras o en la pesca. También se ayudaban con otras actividades informales como ser ambulantes o tener un negocio propio.

Mapa de la migración de altopiuranos durante la pandemia Covid-19. Elaboración: CIPCA.

Cuándo pienses en volver

Abdull Trelles afirmó que las migraciones son parte de la historia del Alto Piura y se ha consolidado en los últimos 20 años, sobre todo de jóvenes que viajan a Piura y, sobre todo, a Lima. Pero, aunque se busca una mejora, esta no siempre ocurre.

«Esta migración se hace para mejorar su realidad laboral. Sin embargo, cuando encuentran un trabajo, este es informal o su sueldo está por debajo de la Remuneración Mínima Vital. A otros tienen contratos verbales o les pagan a destajo», refiere el investigador de la PUCP.

Con respecto a la formalidad laboral, la investigación refiere que son muy pocos los migrantes que gozaban de un trabajo formal.

«Los que trabajaban en empresas formales, su contrato se renovaba cada mes o cada seis. Lastimosamente, cuando empezó la pandemia fueron despedidos y esto los puso en situación de vulnerabilidad», refirió.

De acuerdo a la investigación, los menores de 35 años que han vuelto a su lugar origen aseguran que, pasada la pandemia, regresarán a buscar trabajo a la costa.

La mayoría de los entrevistados señalaron que su ingreso, antes de la pandemia, era de entre 1500 a 2000 soles, sumando el ingreso de la pareja familiar. Sin embargo, aseguró Trelles, sus contratos eran informales.

«Estos ingresos les daba una sensación de estabilidad con la que pagaban los arriendos de sus cuartos o viviendas; además, para pagar la educación de sus hijos. Pero, esta ‘estabilidad¿ no les permitía ahorrar, era aparente. Por ello, comenzada la pandemia si vieron obligados a regresar a sus zonas de origen», refirió Trelles.

Andrea y Gustavo, pareja joven de retornantes. Actualmente viven en casa de los padres de Gustavo.
Se dedican a la agricultura en la chacra familiar. Foto: Abdul Trelles.

¿Qué hacen hoy?

De acuerdo a la investigación de Adull Trelles y María Luisa Burneo, los altopiuranos que han regresado a su tierra natal hoy «se dedican a lo que puedan», sobre todo, actividades agrícolas y obras de construcción.

El problema, asegura Abdull Trelles, es que esas actividades no son remuneradas o son mal pagadas.

«La agricultura no es remunerada porque se trabaja la tierra de la familia y la construcción es de baja remuneración, es decir, entre 15 a 30 soles por jornal. Hoy, ellos ganan menos del sueldo mínimo y solo trabaja el varón. Se calcula que sus ingresos bordean solo los 300 a 400 soles», refiere el investigador de la PUCP.

Por otro lado, un pequeño grupo de los migrantes han retornado con un capital humano enriquecido, pero sin capital de trabajo. Ellos, señala, esperan iniciar un emprendimiento en uno o dos años.

Para Abdull Trelles, «estos resultados desmitifican aquello de que los migrantes que van de la sierra a la costa siempre progresan. Esto no siempre ha sucedido pues las masivas migraciones señalan que la gente no consigue la estabilidad necesaria para consolidarse económicamente junto a sus familias. Hay una falsa ilusión de estabilidad», refiere.

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