InterNexa anunció la inversión de US$ 800,000 en la implementación de infraestructura de ciberseguridad para atender las necesidades de sus clientes, fortaleciendo su propuesta de valor en los servicios de conectividad y cloud que ya ofrecía en el país.
“Perú es un mercado que tiene un enorme potencial y estamos seguros de que podemos aportar a la transformación de los negocios del país con un portafolio integral que ahora cuenta con un refuerzo muy importante en ciberseguridad para los servicios de conectividad y cloud», refirió Juan Camilo Ruíz, Product Manager de InterNexa.
El especialista agregó que contar con un aliado en ciberseguridad resulta fundamental para los negocios.
“Las cifras actuales de ciberdelitos son altísimas y eso sin tener en cuenta que los números son aún más altos ya que no todos son reportados ni salen a la luz, muchas veces por el miedo de las compañías a que su reputación y buen nombre se vea afectada”, afirmó Ruíz.
En Perú se estima que un 2,77% de móviles y un 20,12% de ordenadores están infectados con malwares, de acuerdo con un sondeo realizado por la analista en tecnología, Comparitech.
El directivo de Internexa alertó que “la nueva normalidad” implicará una alta dosis de trabajo remoto en las empresas, lo que aumentará los riesgos de ciberdelicuencia pues en las casas no se tienen las mismas políticas de ciberseguridad que se tienen en ambientes controlados como lo son las oficinas.
Los ciberdelitos más comunes
Con la aparición del Covid-19, la ciberdelincuencia encontró mecanismos más eficientes y simples para ejecutar masivamente ataques.
El Ransomware y Phishing ya están orientados a secuestrar o robar cualquier tipo de información, no solo datos de las tarjetas de crédito.
En el caso del Ransomware, se instala un programa que encripta información y el único que puede liberarla es el ciberatacante, extorsionando al usuario para obtener beneficios económicos.
Por otro lado, el Phishing roba datos personales. Los atacantes acceden a claves secretas y números bancarios. Se busca engañar al usuario para que ingrese a webs falsas que son similares a las de entidades bancarias. El rango de edad de personas que caen en el engaño figura entre los 35 y 60 años.
“Ninguna empresa sabe cuándo será hackeada. Las organizaciones deben identificar y cuantificar el riesgo de cuánto dinero perderían en diferentes escenarios de posibles ataques. Ese monto representa una aproximación al presupuesto destinado a contar con mecanismos de protección, prevención y remediación”, afirmó Ruíz.
