Emprendimientos

Höség: La marca de ropa que nació con el propósito de abrigar a los niños más pobres del país

Juan Carlos Sznak es cofundador de Höség, una empresa de ropa con propósito que ha abrigado a más de 22,245 niños de la sierra peruana. Infomercado conversó con él y esta es su historia.
Por Jordy Acevedo
8 minutos
historia de Hoseg

Juan Carlos Sznak es cofundador de Höség, una marca de ropa que nació con el propósito de brindar abrigo a los niños más desfavorecidos de las regiones altoandinas de Perú. Esta inspiración surgió de una profunda reflexión que tuvo con sus hermanos durante un viaje a una remota comunidad en Cusco. A pesar de los enormes desafíos que surgieron durante la pandemia y los problemas políticos del país, Höség logró iniciar operaciones en Estados Unidos y tiene planes de expandirse a otros mercados. Esta es la conmovedora historia de su viaje.

Inicios

Juan Carlos Sznak, un arquitecto de formación, completó sus estudios en la Universidad Ricardo Palma con la aspiración de emprender grandes proyectos arquitectónicos. Sin embargo, su sueño se vio frustrado por los problemas políticos y la inestabilidad económica que siguieron al autogolpe de Alberto Fujimori.

Durante este tiempo, Juan Carlos se mantuvo ocupado trabajando en la metalmecánica de su padre. Un giro inesperado en su carrera llegó cuando recibió una oferta de trabajo en una agencia de publicidad para desempeñarse como director de arte.

Después de cuatro años en este puesto, se le presentó la oportunidad de ascender a director comercial. Antes de aceptar, decidió perfeccionar sus habilidades estudiando cine publicitario en la New York Film Academy, en Londres. Con esta nueva formación, asumió su nuevo cargo, en el que permaneció durante 12 años.

Primeras inquietudes por emprender

Cuando Juan Carlos se convirtió en padre por segunda vez, surgió en él el deseo de emprender un proyecto que pudiera contribuir a mejorar el mundo que dejaría a sus hijos. Junto a su esposa, Iliana Rodo, comenzaron a adoptar una perspectiva diferente de la vida, esforzándose por ser más responsables con el planeta.

“Nosotros no somos de consumir en exceso ni acumular ropa, pero con el nacimiento de mi segundo hijo, empezamos a utilizar materiales reciclables y a consumir productos ecológicos”, comenta Juan Carlos.

Fue en este punto cuando se dio cuenta de que podía adoptar un estilo de vida más sostenible. En 2013, algo cansado del mundo de la publicidad y buscando hacer una diferencia, surgió la idea de crear un emprendimiento que tuviera un impacto positivo en el mundo.

Durante los momentos íntimos que compartían como hermanos, Juan Carlos, Ian y Patrick viajaron Pachaj Sutoc, una pequeña comunidad en la quebrada Pumahuanca, en Urubamba. Allí se encontraron con la dura realidad de las personas de la zona, que sufrían el frío pero carecían de los recursos necesarios para protegerse adecuadamente de las inclemencias del clima.

«Durante estos viajes reflexionábamos por la situación de privilegio que teníamos, de la suerte que tenemos de haber nacido donde nacimos. Pero mi hermano menor, Ian, me decía que no tiene nada de malo de tener esta ‘suerte’, lo que está mal es reconocer que tienes este privilegio y no hacer nada con ello, sobretodo en un país donde hay mucha desigualdad», dijo.

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Un viaje a un pueblo olvidado de Cusco lo llevó a empezar una empresa social y ahora han abrigado a más de 22 mil niños. Esta es la historia de Höség @Hösėg | Urban Outdoor #storytime #emprendedores #emprendimientos #emprendimientosperuanos #peru #ropa #moda #solidaridad #empresasb #casacas #longervideo Presentador: @Juan C. Villacorta

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Nacimiento de Höség

Estos viajes íntimos entre hermanos les brindaron la oportunidad de conocer de primera mano las necesidades de las personas en estas zonas. Esto les inspiró a iniciar un proyecto que pudiera brindar ayuda, pero desde una perspectiva empresarial, no como una ONG.

La familia Sznak durante la segunda entrega de casacas solidarias.

Sin embargo, la implementación de la idea parecía desafiante, ya que vender y donar artículos a las personas implicaba un costo adicional que podría afectar la rentabilidad de un negocio. Pero un día, su esposa le regaló un libro que le ayudó a formular el concepto de Höség. El libro, “Toms” de Blake Mycoskie, es una autobiografía en la que el autor relata cómo, por cada par de zapatos que vende, dona otro a un niño en situación de pobreza.

La idea del libro resonó profundamente en Juan Carlos, y le pareció una excelente idea crear una empresa con ese propósito. Así, presentó a sus hermanos la idea de fabricar casacas y por cada venta donar una a los niños más pobres de la sierra peruana. Su hermano Patrick sugirió elaborar un proyecto para presentar esta idea a otros gerentes, no con el objetivo de recaudar dinero, sino para validar la idea.

A partir de los comentarios positivos que recibieron, solicitaron un préstamo para poner en marcha su idea de negocio en 2015. Comenzaron abrigando a 350 niños de Cancha Cancha, una zona fría de Cusco, para entender cómo funcionaría su negocio. Así nació Höség, que significa «calor» en húngaro.

El nombre de Höség nació porque tenemos ascendencia húngara y la palabra quiere decir ‘calor’. Además, los tres puntitos en el nombre somos Patrick, Ian y yo.

Juan Carlos Sznak

En ese momento hubo mucho aprendizaje porque entendimos que estábamos cargando una mochila existencialista. Nunca prometimos solucionar la problemática, pero nuestro objetivo era mejorar la calidad de vida de esos niños.

Juan Carlos Sznak

A través de su aprendizaje, comprendieron que debían mejorar los materiales utilizados en sus casacas. En 2016, regresaron a Lima y diseñaron un modelo de negocio que no se limitaba a la venta de casacas. También reforzaron el impacto de lo que significa ser una empresa con un propósito claro.

Se dieron cuenta de que la industria textil tiene un impacto negativo en el planeta y buscaron nuevas soluciones. Fue entonces cuando descubrieron cómo funcionan las empresas B Corp, y en aquel momento se convirtieron en la tercera empresa B certificada en Perú.

Tras obtener la certificación como empresa B, comprendieron la necesidad de generar un impacto ambiental positivo. Así, crearon el programa “compra uno y siembra uno”, en colaboración con Pachamama Raymi, una ONG que opera en Cusco. Juntos, diseñaron un plan tripartito que involucra a la comunidad, la ONG y su empresa, el cual consiste sembrar un árbol por cada casaca que se vende en Höség.

Dos niñas cusqueñas con las casacas de Höség.

Primeros problemas y pandemia

El año 2018 marcó un periodo difícil para la empresa, ya que sufrieron un robo significativo. Una empleada de confianza, encargada de los pagos, desvió fondos a su cuenta personal, vaciando las cuentas de la empresa. A pesar de este golpe, gracias al apoyo de sus stakeholders, lograron mantener a flote la compañía.

Esta persona se gastó todo el dinero de la empresa en casinos y nos dejó sin nada. Sé que fue mi responsabilidad porque yo, confiado, firmaba los pagos, pero gracias al apoyo de nuestros proveedores y otras empresas pudimos continuar trabajando.

Juan Carlos Sznak

En 2019, la situación mejoró cuando abrieron una tienda en la Plaza de Armas de Cusco, además de establecer ocho puntos de venta en hoteles de la misma ciudad. Sin embargo, la llegada de la pandemia del Covid-19 supuso un duro golpe. Como empresa orientada al turismo, se vieron obligados a cerrar todos sus puntos de venta durante el confinamiento. A pesar de la incertidumbre, lograron sobrevivir gracias a la solidaridad de otras empresas que realizaron compras corporativas.

El año 2021 no trajo grandes mejoras, pero el financiamiento del programa estatal Reactiva les proporcionó el apoyo necesario para continuar con la empresa. Este año les permitió reflexionar sobre el futuro de la empresa. Decidieron fabricar todos sus productos en Perú, limitando las importaciones de China solo a ciertos materiales que no se producen localmente. Además, se propusieron expandirse a mercados internacionales más maduros.

«Nosotros teníamos la visión de internacionalizarse, pero sinceramente me daba miedo porque se necesitan muchos recursos. Construir la marca en Perú significa un desafío enorme, pero en otros mercados somos uno más. Pero pudimos desarrollar un productor diferenciador que nos permitió dar ese gran paso».

Juan Carlos Sznak

Creación de su propia materia prima

Desde 2018 comenzaron a experimentar con la fibra de alpaca, lo que resultó en la creación de unas casacas excepcionales. Desarrollaron una tecnología llamada Alpafill, un material auténticamente peruano que permite la termorregulación de las chaquetas, facilitando su lavado y confección.

Esta tecnología es también sostenible, ya que la alpaca es uno de los cinco animales más ecológicos del planeta. Este animal protege su hábitat, su forma de alimentarse promueve el crecimiento de la hierba en el suelo y posee otras propiedades beneficiosas para su entorno.

Älpafill, tecnología desarrollada por Höség.

Empezamos a trabajar no solo mirando el impacto que generamos post venta, sino mirando un poco hacia atrás y empezamos a trabajar en propuestas sostenibles para poner sobre la mesa, utilizando fibras orgánicas como alpaca y algodón, o productos reciclados como polyester y nylon hasta finalmente crear una propia tecnología

Juan Carlos Sznak

Llegada a Estados Unidos y proyectos a futuro

En el marco de su expansión, la empresa peruana planea iniciar operaciones en Estados Unidos este año, donde ya han establecido la compañía y sus respectivos socios. En la primera fase, las ventas se realizarán a través de plataformas online como Amazon. Posteriormente, en la segunda fase, aspiran a ingresar a tiendas de ‘retail’ especializadas y, en una tercera fase, abrir sus propias tiendas.

Además, Sznak indica que no descartan a México y Chile como posibles mercados para expandir la marca. “Nuestro objetivo es explorar mercados más maduros para exportar nuestro concepto y, a su vez, importar la ayuda que siempre estará destinada, al menos eso es lo que deseamos, a Perú”, explica.

Actualmente Höség trabajan con el programa 2% for the Children, una iniciativa que busca la sostenibilidad económica a través de la donación del 2% de sus ventas. Este aporte se destina a proporcionar abrigo a niños y niñas, y se refleja de manera integral en los productos que se venden en las tiendas físicas que poseen en el aeropuerto Jorge Chávez, Larcomar y el ‘showroom’ en Barranco.

Además, hoy en día han plantado 35,434 árboles y han abrigado a 22,245. Con planes de expansión en Estados Unidos y posiblemente en México y Chile, Höség está en camino de llevar su misión más allá de las fronteras de Perú.

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