Estados Unidos puso fin a una política comercial que, durante años, permitió a millones de productos de bajo valor ingresar al país sin pagar impuestos. A partir del 2 de mayo, las importaciones desde China y Hong Kong por debajo de los 800 dólares ya no estarán exentas de aranceles, una decisión que impactará directamente a grandes plataformas de comercio electrónico como Temu, Shein y AliExpress (propiedad de Alibaba).
Esta medida fue ordenada mediante un decreto firmado por el presidente Donald Trump el pasado 2 de abril, estableciendo que los nuevos aranceles se aplicarían a partir de las 00:01 horas de este 2 de mayo. En concreto, los productos que ingresen al país por canales distintos a la red postal y que tengan un valor igual o inferior a los $800 estarán sujetos a los aranceles correspondientes.
Para los envíos postales, se ha fijado un impuesto del 30% sobre el valor de los productos o una tasa fija de $25 por envío, que se duplicará a $50 desde el 1 de junio.
¿Cuál es el impacto económico en el comercio electrónico y pequeñas empresas?
La exención, conocida como «de minimis» y contemplada en la Sección 321 de la Ley Arancelaria de 1930, fue creada originalmente para facilitar la entrada de bienes de escaso valor sin generar una carga innecesaria para los consumidores ni para el sistema aduanero.
Su objetivo inicial era no incomodar a los turistas que traían recuerdos del extranjero, pero con el auge del e-commerce, se convirtió en una herramienta clave para pequeñas y medianas empresas exportadoras, al reducir costos y trámites.
Durante años, plataformas chinas aprovecharon esta política para vender productos a precios bajos a consumidores estadounidenses, beneficiándose de inspecciones menos rigurosas. El resultado fue un crecimiento exponencial: solo en 2024, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) procesó más de 1,300 millones de paquetes ‘de minimis’, frente a los 139 millones registrados en 2015. En promedio, se gestionan más de cuatro millones de estos envíos cada día.
Estados Unidos justifica la medida como respuesta a la crisis de opioides
La administración estadounidense ha enmarcado esta decisión dentro de su estrategia para frenar el tráfico ilegal de opioides sintéticos, argumentando que la exención facilitaba la entrada de estas sustancias al país.
En palabras de la Casa Blanca, se trata de “un paso clave para combatir la emergencia sanitaria actual provocada por el flujo ilícito de opioides sintéticos”.
Desde el lado chino, la respuesta no se hizo esperar. La Federación de la Industria Ligera de China calificó la medida como un serio retroceso en las relaciones comerciales bilaterales. Según el gremio, la eliminación de la exención «perjudica los intereses de los consumidores, incluidos los estadounidenses», y “afecta significativamente el comercio global”.
Cabe recordar que la administración de Joe Biden ya había evaluado la posibilidad de eliminar este beneficio, aunque no llegó a ejecutarlo. En febrero, Trump había intentado aplicar un arancel del 10% a productos chinos, incluidos los menores a $800, pero tuvo que retrasar su implementación debido a la sobrecarga operativa en las aduanas.
¿Qué significa esto para los consumidores y el comercio global?
Este cambio representa un golpe para el modelo de negocio de plataformas que se apoyaban en envíos económicos para mantenerse competitivas. A nivel macroeconómico, podría significar un encarecimiento de productos importados y un freno al volumen de compras transfronterizas, afectando tanto a empresas como a consumidores.
Para Estados Unidos, es una jugada que busca fortalecer el control aduanero, enfrentar desafíos de seguridad nacional y, de paso, nivelar la competencia para los minoristas locales que enfrentaban desventajas ante la avalancha de productos baratos provenientes de Asia.