Emprendimientos

Fundo Pampamayo: Conoce el emprendimiento de gallinas ponedoras enfocado en el bienestar animal

La familia Cañari Casaño fundó un emprendimiento bajo el concepto de "gallinas felices" que promueve la crianza de aves al libre pastoreo y libres de maltrato. Aquí su historia.
Por Jordy Acevedo
8 minutos
Fundo Pampamyo historia

Fundo Pampamayo es un negocio dedicado a la cría de gallinas ponedoras que nació en el corazón de una familia trabajadora preocupada por construir un negocio sostenible con el medio ambiente y por el bienestar animal. Ubicados a 3500 msnm en la Comunidad Campesina de San José de Baños, del distrito de Atavillos Alto, provincia de Huaral, la familia Cañari-Casaño aprovechó las bondades de sus tierras para crear un emprendimiento capaz de cambiar la forma en que se trabajan los animales de granja para evitar el maltrato animal y generar así productos de alto valor nutritivo. Infomercado se contactó con Jorge Cañari, uno de los fundadores de Fundo Pampamayo, para que nos cuente la historia de este negocio familiar.

Tras casi 20 años de arduo esfuerzo, tropiezos y fracasos, los 10 hermanos de la familia Cañari-Casaño han logrado consolidar un emprendimiento especializado en el sistema de crianza de gallinas al libre pastoreo o también llamado «gallinas felices». Este modelo de negocio les ha permitido tener como clientes a grandes restaurantes y marcas de la talla de Astrid&Gastón, Panchita, La Mar, Agroferias Campesinas, UPC, Armónica Café, entre otros. Sin embargo, para llegar a este punto de inflexión tuvieron que atravesar momentos muy difíciles como el fracaso de su primer negocio y el fallecimiento de su madre Florencia Casaño, motor e inspiración para no rendirse en este camino.

Primeros pasos de la familia en los negocios

Antes de fundar Fundo Pampamayo, la familia Cañari-Casaño incursionó en un primer emprendimiento de piscigranjas de truchas. La idea de la familia fue formar un negocio propio y estable aprovechando la geografía de sus tierras ubicadas en el valle de Pampamayo. Con mucha iniciativa, en el 2004 los hermanos mayores de Jorge Cañari y demás familiares construyeron las primeras pozas para albergar un total de 30 mil truchas. Jorge, que por ese entonces tenía unos 13 años de edad, participó activamente en el negocio y se encargó del cuidado y alimentos de las truchas.

Familia Cañari – Casaño en la piscigranja de truchas

La familia se encontraba llena de expectativas, habiendo dedicado un año entero a la crianza de truchas en tres estanques, con la esperanza de vender la totalidad y así recuperar su inversión de manera eficiente. Desafortunadamente, las cosas no transcurrieron según lo planeado. A medida que el tiempo avanzaba, la venta de las truchas no superaba el 10% mensual, dejándolos sin los medios económicos necesarios para su alimentación. Tras un año difícil, decidieron rematar todas las truchas para que no se desperdicien y, con pesar, cerraron el negocio.

Luego de este fracaso, nuestra familia se reunía el primer domingo de cada mes con el objetivo de identificar el próximo emprendimiento de la familia. Queríamos seguir adelante y dejar atrás el fracaso de las piscigranjas de truchas

Jorge Cañari
@infomercadoperu

No se dieron cuenta de que sus gallinas eran felices y ahora su negocio le vende a grandes restaurantes del Perú. Esta es la historia del Fundo Pampamayo. @Huevos Pampamayo #huevos #emprendimiento #emprendedores #perú #granja #gallinas #huevos #gallinaslibres #librepastoreo

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Nacimiento de Huevos Pampamayo

En los años siguientes, la familia se preguntaba qué nuevo negocio podían emprender, ya fuera con vacas, cuyes o cualquier otro animal que se adaptara a la privilegiada geografía de su propiedad. Las ideas no faltaban, pero ninguna prosperaba. El tiempo pasaba y en 2019 una triste noticia sacudió el corazón de la familia de Jorge Cañari: su madre enfermó de cáncer y en enero de 2020 murió.

La pérdida de su madre les generó un gran sentimiento de culpa a todos los hermanos, pues habían abandonado por mucho tiempo el espíritu emprendedor que su madre quería que conservaran. Ella deseaba que la familia se recuperara del primer fracaso y se reinventara para crear un negocio propio para todos.

Con el recuerdo vivo de doña Florencia y un mes antes de la pandemia, Daniel, uno de los hermanos, le propuso a la familia invertir en un negocio de gallinas ponedoras y demostrar así que podían seguir con el legado emprendedor que les dejó ella. Nadie se negó y cada hermano buscó dinero de donde pudo para comprar los galpones, accesorios y traer a sus primeros pollitos.

Nuestro sueño era demostrarle a nuestra madre, que nos mira desde el cielo, que somos capaces de montar un negocio y triunfar. Por eso, cuando mi hermano Daniel planteó iniciar con el emprendimiento de gallinas ponedoras , ninguno se opuso y por el contrario nos organizamos para juntar nuestro capital inicial. Mi hermana Susana hipotecó su casa, mi hermano Elezar vendió su carro, mis demás hermanos pidieron préstamos en los bancos, para invertir en todo lo que se necesitaba.

Jorge Cañari

Con la asesoría del veterinario Carlos Briceño, los hermanos Cañari-Casaño planificaron su nuevo negocio de gallinas ponedoras durante los primeros meses de la pandemia. Entre marzo y octubre de 2020, invirtieron medio millón de soles en construir la infraestructura en el valle de Pampamayo y comprar sus primeros 2,500 pollitas. Ya tenían trazado el camino y solo debían esperar cinco meses para que las gallinas pusieran sus primeros huevos.

No obstante, durante ese periodo, los hermanos permitían que las gallinas salieran al campo, un detalle al que no le dieron importancia, pues su familia siempre había criado animales al aire libre. Lo que no imaginaban era que esta forma de crianza haría que los huevos fueran más deliciosos y consistentes.

Primeras dificultades

Los huevos Pampamayo se empezaron a vender en Villa el Salvador y tuvieron una gran acogida por parte del público. La gente notaba que los huevos eran más sabrosos y las ventas aumentaron considerablemente. Sin embargo, un error de cálculo en los costos estuvo a punto de llevarlos al fracaso otra vez.

A los dos meses de iniciar el negocio, se dieron cuenta de que perdían 15 mil soles cada semana y que ya no era rentable. Jorge, muy decepcionado consigo mismo, pensó en cerrar el negocio porque no le alcanzaba el dinero. Pero sus hermanos le animaron a no rendirse y decidieron reevaluar los costos y buscar una solución.

No habíamos tomado en cuenta el costo de alimentación balanceda de las gallinas según su edad de crecimiento. O sea que a medida que las gallinas van creciendo, pues la cantidad de alimentos que comen va aumentando eso incrementa el costo.

Jorge Cañari

Descubrimiento del sistema de crianza de gallinas al libre pastoreo

Tras el grave problema que tuvieron con el presupuesto, Jorge se informó más sobre la venta de huevos y la crianza de gallinas ponedoras. Así descubrieron que existen tres tipos de crianza de gallinas: en jaula, en corral o en libre pastoreo.

Se dieron cuenta de que sus gallinas se criaban según un sistema certificado internacionalmente, que respeta el bienestar animal, evita el maltrato, las jaulas y los antibióticos.

Por eso, los hermanos modificaron sus precios, teniendo en cuenta no solo el sistema de crianza en libre pastoreo, sino también la superioridad de las condiciones de sus campos respecto a las de la competencia.

Sin darnos cuenta habíamos implementado un sistema que le da un valor agregado a la venta de nuestros huevos. Pero esto también nos hizo entender que la práctica ancestral de crianza de animales o cultivo no son muy valorados por los consumidores ni por los mismos productores.

Punto de inflexión y grandes clientes

La familia retomó la venta de huevos, esta vez con mejor preparación y con las certificaciones internacionales y nacionales que garantizan la calidad de sus productos. Con estos documentos, visitaron diferentes ferias para ofrecer sus huevos, pero se encontraron con el rechazo de la mayoría de ellas.

Sin embargo, no se desanimaron y se presentaron en AgroFerias Campesinas, donde el gerente les brindó la oportunidad de vender sus productos en San Borja. Allí, las ventas se dispararon tanto que no podían abastecer la demanda, pues los clientes se agolpaban por comprar sus huevos.

Considero que con AgroFerias se nos abrieron las puertas para hacer sostenible este negocio. Aquí los clientes se amontonaba, se pasaron la voz y empresas como Astrid&Gastón, UPC, entre otros grandes restaurantes nos empezaron a llamar para trabajar con ellos».

Proyectos a futuro

Fundo Pampamayo ha logrado consolidar su marca y ahora dispone de una extensa cartera de clientes que le generan ventas de 3 mil huevos diarios. Entre sus planes a futuro está aumentar el número de gallinas ponedoras (de las que actualmente poseen 3 mil) y extender el terreno donde practican la crianza de gallinas al libre pastoreo. Ellos son conscientes de que su sistema está siendo muy apreciado por los consumidores y, por eso, requieren una mayor inversión para satisfacer su actual demanda de huevos.

A pesar del alto número de ventas, el margen de ganancia es muy bajo para este tipo de negocios. Sin embargo, eso no representa un obstáculo para una familia emprendedora que busca crear un negocio sostenible y comprometido con el bienestar animal, que es tan necesario en el sector alimenticio. Su negocio de huevos Pampamayo es una muestra de que se puede innovar y ofrecer un producto de calidad que beneficia tanto a los productores como a los consumidores.

¿Cuánto cuestan los huevos Pampamayo y cómo contactarlos?

Los huevos Pampamayo tienen un precio de S/1.00 cada uno y por kilo a S/16.00. Para realizar pedidos o cotizar grandes cantidades pueden visitar sus redes sociales: