Piura cumple hoy 487 años de fundación española. Durante todo este tiempo, nuestra ciudad ha sido y es una de las más atractivas para el comercio y, en consecuencia, para el movimiento económico del país.
Hoy que recordamos esta fecha, queremos brindarles un poco de historia económica de Piura, donde los ingleses tuvieron mucha relevancia para el desarrollo económico de nuestra ciudad.
La década del 60 del siglo XIX marcó un hito histórico en la economía del Perú, específicamente en la región Piura.
Algodón: el oro blanco
La fiebre algodonera en los valles del norte, gracias a las bondades geográficas de la zona, trajo consigo inversiones extranjeras; las principales fueron las inglesas. Esta dinámica fue el termómetro de nuestra economía. El incremento en la compra de tierras para la producción agrícola motivó el uso de maquinarias a vapor, para garantizar la eficacia productiva a menor coste.
Entre 1861 y 1865, la caída de la producción algodonera de los Estados Unidos produjo el alza de los precios del algodón y una creciente demanda en el mercado internacional. De allí que Inglaterra buscara áreas sustitutivas para el cultivo algodonero, descollando los valles de los ríos Piura y Chira.
Los hombres de negocios ingleses, como Alejandro Blacker, Henry Hilton Leigh, Jorge Woodhouse Crook, William Sterling, entre otros–conocedores del gran valor del algodón en el mercado europeo– aprovecharon la oportunidad para adquirir haciendas y bombas a vapor.
Jugó a su favor que su país era el más importante comprador de algodón peruano y, por tanto, su nacionalidad les dio una mayor facilidad de conocer la cotización del algodón y las fluctuaciones del mercado británico. Esto les permitió estar un paso adelante del resto de inversionistas nacionales.
La fiebre algodonera impulsó la exportación a gran escala a Europa a partir de 1861. Las evidencias disponibles lo confirman.
En 1862, a través del puerto de Paita, se enviaron a Liverpool, a modo de experimento, unos tres mil trescientos quintales de algodón; y, en 1864, se exportaron cuarenta y un mil quintales.
Durante la segunda mitad del siglo XIX la presencia inglesa en nuestra región fue importante por el dinamismo económico que supuso. Blacker, Leigh y Woodhouse destacaron por su capacidad y proyección en el manejo de los negocios y fueron la expresión de librecambismo económico, donde el capital, la inversión y la tecnificación fueron básicos para la obtención de ganancias.
Parentesco elite piurana y paiteña
Al emparentarse con familias de élite, los ingleses formaron parte de las altas esferas sociales y se vincularon con hacendados, comerciantes y vecinos del ámbito político y militar. Dichas uniones matrimoniales generaron un mestizaje cultural y permitieron que los apellidos: Leigh, Blacker, Woodhouse, Houghton, Temple, Atkins, Mc Donald, Mc Lauchlan, etc., se perpetuaran.
Henry Leigh formó parte de la élite piurana, al casarse con Carmen Cortés del Castillo en 1857. A la muerte de esta, se unió en segundas nupcias (1864) con Mercedes Jesús; hermana de la anterior esposa. Ambas, primas, del héroe de Junín, Teniente Miguel Cortés del Castillo.
Por su parte, Alejandro Blacker, desposó a Mariana Raygada Días, cuya familia contó con amplios nexos políticos y económicos en Paita, utilizados por Blacker como estrategia de ascenso y reafirmación social.
Mientras que Jorge Woodhouse, natural de Huddesfield, Yorkshire, contrajo matrimonio (1858) con la piurana María Josefa Checa y Valdivieso, hija de Ignacio Checa y Salas y de Rosa de Valdivieso y Carrión, progenitores de la familia “Checa” en Piura (ambos procedentes de la Audiencia de Quito) y propietarios de varias haciendas en la región.
Diversificación económica
La amplitud de sus actividades económicas fue una tendencia generalizada de los inmigrantes ingleses que les dio cierto dominio del mercado regional.
El desempeño económico de Blacker, Leigh y Woodhouse se sustentó en la propiedad rural. Poseyeron haciendas, chacras y terrenos ubicados en las fértiles tierras de los valles Chira y Piura.
Dentro del abanico de negocios emprendidos estuvo el control de la cadena productiva del algodón, desde su cultivo hasta su comercialización. Por ello, sembraron, cosecharon, acopiaron, desmotaron y empacaron el algodón, aprovechando la alta demanda que llegó a tener en los mercados extranjeros. De ahí que la tendencia de estos inmigrantes fue ubicarse en zonas estratégicas como Piura, Catacaos, Sullana, La Huaca, Amotape, Querecotillo y El Arenal.
El préstamo de dinero –a través de sus casas comerciales o como personas naturales– les permitió capitalizarse y, a la vez, responder a las necesidades económicas de los pequeños y medianos comerciantes regionales. Estos préstamos se gravaron con tasas de interés en armonía con el plazo de devolución y estaban respaldados con la hipoteca de bienes inmuebles. Además, contribuyeron a agilizar la economía piurana gracias a la compra y venta de bienes inmuebles y al arrendamiento de sus propiedades rurales (fundos y haciendas), permitiendo la movilización de capitales.
Otra modalidad a la que recurrieron fue la de representación pues como sus intereses no estaban circunscritos a un solo lugar necesitaban contar con personas de confianza que velaran por ellos. A su vez, ellos también, ejercieron funciones de representación de vecinos piuranos a nivel regional, nacional e internacional.
Economía y política
En definitiva, las actividades desarrolladas por los ingleses, les permitieron insertarse en la cotidianidad piurana, convirtiéndose en referentes por sus habilidades en el ámbito comercial y empresarial; y por su capacidad de inversión con visión proyectista, lo que significó un influjo para la economía local. De allí que, Jorge Woodhouse fuese premiado, en la Exposición Nacional del Perú de 1871, con la medalla de plata, por fomentar el cultivo de cochinilla en Amotape y por su valioso aporte a la economía local y nacional.
En general, los ingleses inmigrantes, se desenvolvieron bien en la sociedad piurana y en la paiteña, culturalmente tan distintas a su lugar de procedencia. Fueron habitantes de una ciudad en transformación y, por tanto, colaboraron en dichos cambio: como miembros de una familia de elite o como gestores de negocios propios o en asociación con otros vecinos; como autoridades en entidades locales o como protagonistas en la gestación de instituciones económicas.
Los personajes mencionados llegaron a ser alcaldes de las municipalidades de Paita (Blacker) y Amotape, (Woodhouse). Blacker fue fundador y comandante de la Compañía de Bomberos de Paita y presidente de la Sociedad de Beneficencia de dicha ciudad; y tesorero de obras públicas de Colán; Henry Leigh fue vicepresidente del Banco de Piura y presidente de la Cámara de Comercio de nuestra ciudad.
Por tanto, este grupo humano (el inglés) no estuvo de paso sino que se convirtió en residente definitivo que proyectó su impronta en nuestra ciudad. Si no estudiamos la presencia europea, específicamente inglesa, en el transcurrir de la historia de Piura del siglo XIX en adelante, estaríamos asumiendo una visión parcial de nuestra realidad.
Artículo escrito por Laura Albornoz, docente de la Universidad de Piura.