En marzo de 2025, las exportaciones de China crecieron un notable 12.4% interanual, alcanzando los 313,900 millones de dólares, según datos oficiales divulgados esta semana. El dato supera ampliamente las expectativas del mercado y marca un giro frente a la caída de 7.1% registrada en febrero.
Empresas exportadoras chinas están adelantando sus envíos ante la inminente entrada en vigencia de los nuevos aranceles del 145% que Washington aplicará a una serie de productos tecnológicos y de consumo provenientes de China.
Estos aranceles —considerados por Beijing como una medida “agresiva y proteccionista”— han generado un clima de incertidumbre global y forzado a las compañías a mover ficha con rapidez.
Mientras las exportaciones crecieron, las importaciones chinas sufrieron una contracción del 4.3% respecto a marzo del año anterior. Con ello, el superávit comercial se situó en 102,600 millones de dólares, consolidando la posición de China como una potencia exportadora, aunque cada vez más desafiada por la geopolítica.
Estados Unidos activa la guerra comercial 2.0
La Casa Blanca ha justificado los nuevos aranceles como una forma de “proteger la industria local frente a prácticas desleales”, aunque desde Beijing lo ven como un intento de frenar el avance tecnológico chino.
Los sectores más afectados por los nuevos aranceles incluyen chips, paneles solares, autos eléctricos, laptops y smartphones. Si bien algunos de estos productos quedaron inicialmente exentos —como laptops y celulares—, el presidente Trump ya advirtió que estas exenciones serán temporales.
Analistas temen que el conflicto escale y se convierta en una guerra comercial de largo aliento, como ocurrió en el periodo 2018-2020. En ese escenario, China también ha comenzado a responder con medidas espejo, aplicando aranceles de hasta 125% a productos estadounidenses y reforzando su narrativa antihegemónica en foros internacionales.
China redirige su estrategia hacia el sudeste asiático
Ante las señales claras de desacoplamiento económico con Occidente, el presidente Xi Jinping ha intensificado su agenda diplomática en el sudeste asiático, con visitas recientes a Vietnam, Malasia y Camboya. Según medios estatales chinos, durante estos encuentros se firmaron acuerdos comerciales, tecnológicos y energéticos que buscan diversificar los mercados de exportación chinos.
«En una guerra comercial no hay ganadores», declaró Xi durante su visita a Hanoi, reiterando el discurso de cooperación y estabilidad que China promueve en su zona de influencia. Mientras tanto, empresas chinas exploran nuevos hubs logísticos y acuerdos bilaterales para reducir su dependencia de EE.UU., especialmente en el sector tecnológico.