Hace unos días, me saltó en mi muro de facebook un post que me dejó perplejo.
Una joven pareja celebraba que ya no serían padres, pues uno de los dos se había sometido a una operación, la cual le impediría tener hijos.
Hasta ahí no había nada que me preocupara. Me parece que el no procrear, es una decisión personal. Lo que de verdad me alarmó es que, en la exposición de motivos, dijeron:
“Sin embargo nuestra razón principal […] es contribuir con la conservación del planeta que tan sobrepoblado y aporreado está. no vamos a traer un humano más a contaminar.”
Esperen ¿Que acabamos de leer? Aparentemente el motivo principal de la pareja era su preocupación por la sobrepoblación mundial, y me detuve un rato a leer los comentarios y resulta que no son pocos los que creen lo mismo.
Pero, ¿Existe realmente un riesgo de sobrepoblación?
En el año cero éramos aproximadamente 200 millones de personas. Se tardó 1500 años en llegar a los 500 millones de personas y en los 500 años siguientes hemos llegado casi a los 8 mil millones de personas (cualquiera lee esto, y se le ponen los pelos de punta).
Es natural que nuestra mente busque un patrón en el crecimiento poblacional, nos encanta poder saber lo que va a suceder en el futuro.
Entonces tomando los números previos y dejándonos llevar por nuestros miedos (seamos honestos, la sobrepoblación suena horrorosa) hacemos el cálculo y llegamos a la conclusión de que en unos 100 años seremos más de 20 mil millones de personas.
¿Notan el problema?
Hemos realizado un cálculo complejo y sin datos fácticos para dar dicha estimación: Una cifra tan importante se calculó como cuando uno decide cuánta sal le debe de echar a un guiso, es decir a ojo de buen cubero.
Entonces ¿de dónde obtenemos los datos para hacer los cálculos?
En cuestión de datos demográficos, nadie mejor que la ONU. Teniendo en cuenta esto, volvamos al tema central.
La joven pareja asegura que traer una vida al mundo contribuirá con la sobrepoblación. Lamentablemente, hay que informarles que la tasa de natalidad (número de nacimientos por cada 1000 habitantes) desde que tenemos datos nunca ha estado tan baja como en nuestros tiempos (En el año 1950 la tasa era de 37 por cada 1000 y actualmente nos encontramos en 18.5 por cada mil)
Esto va de la mano con la tasa de fertilidad (número de hijos por mujer) que también ha llegado a su nivel más bajo en nuestra historia. (En 1950 era de 5 hijos por mujer y en la actualidad es de 2.5 hijos por mujer).
De hecho en algunos países como Japón, las tasas son tan bajas que temen que su sistema pensionario no soporte el número de beneficiarios en un futuro no muy lejano.
Y si las tasas de natalidad y fertilidad, se mantienen más o menos iguales y con una tendencia a la baja. ¿Qué es lo que hizo que la población aumente de manera tan radical?
Hace 500 años se dió el gran salto.
La revolución científica benefició a más de un campo, la medicina no fue la excepción; y gracias a los descubrimientos médicos, la esperanza de vida ha ido incrementando paulatinamente.
En 1950, la esperanza de vida para un humano promedio era de 47 años, ahora es 71 años aproximadamente.
Dicho de otro modo, la población ha aumentado no porque haya más nacimientos, sino que la gente está pasando más tiempo sobre la tierra.
Con todo esto en mente, podemos concluir que la población está entrando a una fase de desaceleración en el crecimiento poblacional.
La ONU estima que en el 2100 habrán 2 mil millones de niños (de 0 a 14 años); suena a muchos niños si es que no sabes cuántos hay ahora, pero si has leído con atención seguro que lo adivinas.
En efecto, en la actualidad hay 2 mil millones de niños. Y sobre cuánta gente seremos en el 2100, la ONU estima que un poco más de 11 mil millones.
Y para demostrar cuán errados fueron los cálculos de la pareja en cuestión. En América Latina y el Caribe sólo se verá un crecimiento poblacional del 10% de 645 millones a 710 millones (las cifras son aproximaciones).
Así que nada, la próxima vez que lean una cosa así; por favor, no sólo no lo crean; sino demuestren, con los datos brindados, que las cosas no son malas.
Esto es importante porque para mejorar el planeta, debemos saber cómo está realmente en la actualidad y no dejarse llevar por las malas noticias que de tanto en tanto salen en la prensa.
Si quieren más información sobre el tema y otros errores comunes que nuestra mente nos suele sugerir, les recomiendo que lean Factfullness de Hans Rosling, un libro bien didáctico para entender que el mundo, si bien no es óptimo, está mejorando a pasos de gigante.