La asociación llamada ‘Jesús es Amor’ está conformada por un grupo de mujeres del centro poblado Pampa de los Silva y juntas han podido desarrollar un emprendimiento exitoso de confección de artículos con la paja toquilla.
Sin embargo, la verdadera conquista de esta asociación es que las mujeres integrantes han obtenido un mayor protagonismo en su comunidad y ahora juegan un rol importante en la economía del lugar.
Pampa de los Silva es un caserío que tiene 100 años de existencia y se ubica a unos 10 minutos del centro del distrito de La Arena en Piura.
En Pampa de los Silva hay un aproximado de 300 personas que se dedican en su mayoría a la agricultura.
«Elizabeth es casi una autoridad en el pueblo», eso dicen los moradores del lugar. ¿Pero cómo una mujer llegó a ser reconocida en su comunidad? ¿Qué la hace tan especial a la asociación?
¿Cómo empezó?
La gerenta de la asociación se llama Elizabeth Zapata Yarlequé y ella brindó algún que otro dato sobre su fundación.
“La asociación nació en el año 2016, éramos 36 socias y ya estaba registrada por otra ONG, pero se dedicaba a distintos sectores productivos, más no a la artesanía”, sostiene Elizabeth.
La asociación nació en el año 2016 y éramos 36 socias
Antes, esta iniciativa estaba enfocada en los sectores de la crianza de patos y biohuertos, pero ahora se dedican netamente a la artesanía.
Pero esto no lo hicieron solas, sino con el apoyo de dos ONG’s: Choice Humanitarian y CIPCA.
Cuando comenzaron a gestarse los emprendimientos en el pueblo, hubo un problema que siempre sucede en comunidades alejadas de la ciudad: el machismo.
Pampa machista
El machismo es un problema muy arraigado en estas comunidades y así lo explican los encargados de los proyectos en estas zonas.
“El tema del machismo está muy arraigado en el Bajo Piura, entonces estas señoras se dieron cuenta que el poder de decisión solo lo tenían los hombres. Así que poco a poco ellas reconocieron que podían hacer más que estar en la cocina o en el hogar”, dice Jesús Gómez, coordinador de género de Choice Humanitarian.
Poco a poco ellas reconocieron que podían hacer más que estar en la cocina o en el hogar
Las mujeres, al reconocer su potencial, comenzaron a organizar sus primeros emprendimientos, pero seguían bajo el control de sus esposos.
“¿Para qué van a trabajar? Nos preguntaban los hombres antes de emprender”, sostiene Elizabeth.
Es ahí donde se percataron que recibir el apoyo de los hombres, debían de involucrarlos en sus actividades productivas.
La primera actividad que desarrollaron fue la instalación de los biohuertos. “Teníamos que construir unos pequeños corrales, pero no lo podíamos hacer y les pedimos ayuda a nuestros esposos”, explica Elizabeth.
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Es aquí cuando los hombres entendieron que el proyecto de los biohuertos era viable y al ver las ganancias de lo que producían, motivaron más a sus esposas.
Escucha una anécdota de la comunidad con el machismo
La consolidación de la Paja Toquilla
Antes de que la asociación se enfocara en la producción artesanal de la paja toquilla, las mujeres se dedicaban a otras cosas. Por ejemplo, Elizabeth Zapata era una trabajadora de la Municipalidad de La Arena y laboraba en el área de los recursos humanos allá por el año 2018.
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Sin embargo, cuando descubrieron el sector de la artesanía comenzaron a producir y nadie las pudo parar.
“Con el transcurso del tiempo se vio con el tema de artesanía y se decidió trabajar en ese sector”, sostiene Elizabeth.
Y es así como se consolidó el negocio de la paja toquilla. “Es una asociación que trabaja en equipo y si hay algo que arreglar, se arregla acá”, responde la gerenta cuando se le pregunta sobre la diferenciación de la comunidad de mujeres.
“Es una asociación que trabaja en equipo y si hay algo que arreglar, se arregla acá”, Elizabeth Zapata.
La paja toquilla como experiencia previa
No obstante, el sector de la artesanía ya tenía tiempo practicándose en el pueblo, pero de una forma informal.
“Otras mujeres salían a vender sombreros con este material a los turistas que llegaban a La Arena, pero no era algo consolidado”, explica Elizabeth.
Con distintas asesorías recibidas, la asociación conoció diversas herramientas que le permitieron digitalizarse y formalizarse.
Aunque la formalización llegó de la mano con las ONG’s, ellas mismas tuvieron la iniciativa de seguir creciendo por medio de alianzas y redes sociales, pero cuando todo parecía que marchaba bien, llegó la pandemia.
La pandemia y reactivación
La pandemia obligó a detener muchas actividades de la asociación, fallecieron algunos pobladores del caserío, hasta murió el padre de Elizabeth.
A pesar de ello, las mujeres emprendedoras no se detuvieron con la paja toquilla y apareció un concurso del estado que les permitió reactivarse.
El programa se llamaba ‘Turismo Emprende’. “Una amiga de otra comunidad nos pasó el dato del concurso y llamé a mis amigos de las ONG’s para que nos indiquen qué se tenía que hacer”, dice Elizabeth.
“De todas las asociaciones de Piura, ‘Jesús es Amor’ fue la única donde ganaron 10 artesanas. Eso fue el impulso para nosotros. Cada una manejó distintos productos”, agrega.
«De todas las asociaciones de Piura, ‘Jesús es Amor’ fue la única donde ganaron 10 artesanas», Elizabeth Zapata.
Todas las mujeres de la asociación concursaron en el programa y 10 de las 15 asociadas ganaron el financiamiento. En total se pudieron reactivar con 30 mil soles.
Las redes sociales
No obstante, gran parte de su crecimiento post pandemia no se debió al impulso económico, sino a las conexiones logradas por redes sociales.
Y es que nuevas marcas vieron sus productos por las redes y les encantó. Cada cierto tiempo, las páginas de artículos les hacían grandes pedidos para venderlos bajo el nombre de otra marca. Lo que siempre resaltan en la asociación es que todos sus productos son artesanales (hechos a mano) y eso le encanta al comprador.
Lo que siempre resaltan en la asociación es que todos sus productos son artesanales
“Primero fue Alice Hidalgo con su emprendimiento de Terra Viva, luego llegó María Fernanda con Amélie Checa”, sostiene la gerenta.
En su último catálogo se puede observar que tienen productos como carteras, aretes, cofres, flores, paneras, individuales y recipientes.
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Todos ellos confeccionado por la paja toquilla. Además, han comenzado a exportar sus pedidos a otras ciudades como a Arequipa o Máncora. Y próximamente empezarán a utilizar paja toquilla de Canchaque porque es de una mejor calidad.
A la fecha, las mujeres de la asociación quieren seguir creciendo en su emprendimiento y con el incentivo del concurso desean abrir un nuevo taller.
Definitivamente, esta asociación ha pasado por muchas cosas difíciles, pero por medio de enseñanza y contactos se han sobrepuesto al machismo y a la pandemia.
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