Emprendimientos

Pablo Ezzeta: De vender polos en las calles a crear una marca que hoy produce más de 40,000 prendas a la semana

A sus 26 años, este emprendedor, tiene claro su próximo objetivo: expandir su marca y exportar sus productos a Brasil, Ecuador y Colombia.

Por Iveth Yamunaque
7 minutos
pablo ezzeta historia

Pablo Ezzeta, con 17 años, pasó de vender polos en las calles hasta enfrentar la quiebra, cada obstáculo se convirtió en una lección que lo impulsó a construir su propia marca. Es así que su espíritu inquieto lo empujó a probar distintos oficios, pero su verdadera pasión surgió cuando descubrió el potencial del negocio textil.

Con apenas S/300 en el bolsillo y sin experiencia en ventas, Pablo recorrió calles y mercados intentando posicionar su marca Ezzeta. Hoy, con una fábrica propia y una producción semanal de más de 40,000 prendas, es reconocido como el «Nuevo rey de Gamarra». Pero su historia no termina aquí, pues ahora busca expandir su negocio a nivel internacional.

Pablo Ezzeta

Pablo Zorrilla o más conocido como Pablo Ezzeta, nació un 21 de junio de 1998, y desde muy pequeño, tuvo que enfrentar grandes desafíos.

Creció en Villa El Salvador, donde descubrió su deseo de trabajar y salir adelante, pues desde el colegio ya buscaba la manera de iniciar un emprendimiento. Aunque siempre fue aplicado en lo que le apasionaba, su carácter inquieto lo llevó a enfrentar dificultades.

A los 13 años, su vida cambió cuando se mudó a Italia con su madre, tras conflictos en la escuela y con su tía, quien lo cuidaba. Con el tiempo, se enamoró de una joven argentina y decidió mudarse al país de origen de la misma.

Al llegar a Argentina, recibió la noticia que cambiaría su vida: estaba por convertirse en padre. Sin dudarlo, buscó trabajo y se desempeñó como albañil y pintor, entre otros oficios, en los cuales le pagaban muy poco, según lo relató en una entrevista con Hablando entre lobos.

Cambios y desafíos

Debido a las condiciones precarias que pasaba en Argentina, su madre decidió traerlo de regreso a Perú con la intención de que pudiera estudiar y asegurar un futuro mejor. Pablo nunca dejó de soñar con emprender algo propio, por lo que ingresó a la carrera de Ingeniería de Sistemas.

Sin embargo, tuvo que abandonar su carrera, tras recibir el consejo de su padre de que debía trabajar para mantener a su familia.

El camino no fue fácil, ya que en un almuerzo familiar, su padre le sugirió vender ropa en la calle. Aunque la idea no fue bien recibida al principio, Pablo empezó como asistente en un taller de estampados.

Lejos de verlo como un simple empleo, aprovechó la oportunidad para aprender sobre cortes de tela, costura y producción de prendas de calzado.

Durante seis meses, destinó la mayor parte de su sueldo a enviar dinero a su hijo en Argentina, logrando ahorrar apenas S/300.

Con el tiempo comprendió que aquel consejo de su padre fue la mayor enseñanza que pudo recibir, ya que le permitió construir su propio camino y entender que su éxito dependía de su esfuerzo, según registró La República.

Pablo Ezzeta: Sus primeros pasos en el sector textil

Con tan solo S/300 y 30 polos, decidió dar el primer paso y emprender su negocio de estampados. Día tras día, recorría mercados y calles de Villa El Salvador, la Cachina y Gamarra vendiendo sus productos.

Sin embargo, su falta de experiencia le jugó en contra. No contaba con estrategias de venta claras y, durante las primeras semanas, no logró vender un solo polo.

Su primer comprador fue su mejor amigo, pero ni su círculo cercano ni su familia confiaban en su emprendimiento. Aun así, Pablo continuó. Poco a poco empezó a vender algunas prendas al día y logró establecer dos stands físicos.

Sin embargo, la competencia en Gamarra era muy alta, ya que los clientes preferían comprar en las tiendas establecidas y no daban muchas oportunidades a los nuevos emprendedores.

A los 19 años, Pablo soñaba con crecer rápidamente, pero la realidad del mercado era otra, pues sin ventas suficientes no pudo pagar el alquiler y su negoció quebró.

La frustración fue inevitable, pero en lugar de rendirse, encontró en las redes sociales una nueva oportunidad. Comprendió que el mercado digital era su mayor opción y decidió apostar por ese modelo de negocio con su marca Ezzeta.

La pandemia y Ezzeta

Vender por internet en Gamarra parecía impensable, sin embargo, la llegada de la pandemia hizo que las cosas cambiaran.

Fue así que Pablo Ezzeta decidió cambiar las reglas del juego por un consejo brindado por su padre. Aunque al inició lo dudó, pensando que la ropa no sería una prioridad en la crisis sanitaria, terminó demostrando que el comercio digital era el camino para su crecimiento.

Determinado a llevar a Gamarra a otro nivel, apostó por el e-commerce y los resultados fueron sorprendentes. Invirtiendo S/10 en anuncios, lograba obtener hasta 90 pedidos, una cifra que superaba lo que conseguía con los métodos tradicionales.

Este éxito lo obligó a ampliar su producción y enfrentar nuevos desafíos, como la logística, la capacitación de su equipo de reparto y la atención al cliente. Es así como su marca creció rápidamente y, con ella, la necesidad de mejorar cada aspecto del negocio.

Un sueño hecho realidad

Para perfeccionar su empresa, investigó todo lo relacionado con el mundo textil. Aprendió desde el corte y la confección hasta la comercialización de distintos productos, incluyendo calzado y ropa interior.

Su visión emprendedora lo llevó a soñar con su propia fábrica, inspiración que nació tras visitar un taller en Gamarra, donde notó la falta de grandes instalaciones industriales. Con esfuerzo y estrategia, logró cumplir el sueño de tener su propia fábrica, una que cuenta con todas las áreas indispensables para la confección y estampado de sus productos.

Para ello, su rutina se volvió intensa, comenzando a las cinco de la mañana para supervisar cada proceso hasta medianoche. En 2024, su empresa alcanzó una producción de más de 40,000 prendas semanales, consolidándolo como el «nuevo rey de Gamarra».

Gracias a su éxito, comerciantes de todo el país le piden consejos para hacer crecer sus propios negocios. Sus prendas ahora se venden en Lima y diversas provincias del Perú, con envío gratuito y pago contra entrega. Además, ofrece una amplia variedad de productos como polos, zapatillas, poleras joggers y shorts, todos elaborados con algodón peruano.

Pero su visión no se detuvo ahí. Apasionado por el fitness, incursionó en la venta de suplementos con su marca Maxeta, que también ofrece ropa deportiva. Asimismo, a finales de 2024, lanzó su estudio fotográfico que ayuda a marcas a crear contenido gráfico para sus redes sociales.

Por otro lado, su empresa factura entre S/7 y S/8 millones anuales y cuenta con un equipo de más de 120 empleados, muchos de ellos profesionales seleccionados entre los mejores de sus universidades, según lo comentó en Hablando con lobos.

A sus 26 años, Pablo Ezzeta tiene claro su próximo objetivo: expandir su marca y exportar sus productos a Brasil, Ecuador y Colombia. Su historia demuestra que con visión, innovación y trabajo duro, es posible transformar una industria y alcanzar el éxito.

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