Desde pequeña, Maria Gracia Ramírez Chirinos aprendió a convivir con el espíritu emprendedor de su familia. Tras varios intentos en el mundo de las ventas, nació Lamuuú, un emprendimiento de lácteos que, pese a los desafíos de la cadena de frío y los registros sanitarios, continúa adelante en el rubro alimenticio artesanal en Perú. Infomercado conversó con Maria Gracia para conocer su historia de emprendimiento y los planes para Lamuuú.
María Gracia Ramírez
Desde muy joven, María Gracia Ramírez Chirinos entendió que el emprendimiento no era una opción, sino una forma natural de vivir. Aunque nació en Lima, gran parte de su infancia transcurrió en el norte del Perú, la tierra natal de su madre, donde el espíritu trabajador marcaron su carácter.
A lo largo de su niñez, María Gracia fue testigo del esfuerzo constante de su familia. Sus padres incursionaron en diversos negocios, desde la venta de ropa y artículos de bazar hasta la venta de comida.
Así, crecer en un entorno lleno de iniciativas caseras hizo que su primer acercamiento al mundo laboral llegara temprano. A los 14 años, comenzó a trabajar como auxiliar en un nido, donde no solo ganaba experiencia, sino también aportaba económicamente a su hogar.
Primeros pasos como emprendedora
En 2015, apenas terminó el colegio, dio sus primeros pasos en el mundo laboral. Al comenzar, trabajó en un restaurante especializado en comidas al cilindro. Este primer empleo despertó en ella una curiosidad genuina por el rubro gastronómico.
Motivada por ese interés, decidió invertir en su propio cilindro y, durante los fines de semana, ofrecía platos para la venta. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y, ante las dificultades, optó por buscar un nuevo empleo.
A partir de entonces, se desempeñó en trabajos ligados a las ventas, trabajando en marcas como Calvin Klein y Saga Falabella, donde descubrió que tenía talento para vender. Sin embargo, sus intereses no se limitaron a las ventas, ya que decidió estudiar Diseño de Interiores y, más adelante, se inclinó por la carrera de Publicidad.
Inicio de Lamuuú
En 2018, mientras una reconocida marca de lácteos enfrentaba críticas por no vender leche auténtica, María Gracia y su padre vieron que muchos pasaron por alto una oportunidad. Aprovechando la confianza que siempre tuvieron en los productos de la Universidad Agraria, que consumían desde hace años, decidieron comercializar su leche pasteurizada.
Comenzaron vendiendo algunas bolsas de leche a panaderías en el distrito de San Luis, con apenas un cooler y una producción inicial de 20 bolsitas al día. Sin embargo, en tan solo una semana, la demanda creció rápidamente, alcanzando entre 40 y 50 bolsitas diarias.
Pese a su crecimiento surgieron retos, ya que muchos clientes pedían leche cruda, valorada por su característica nata. Sin embargo, tanto María Gracia como su padre tenían reservas, ya que sabían que la leche cruda es altamente perecible, con una duración de apenas un día si no se hierve, y en ese momento aún no contaban con una cadena de frío adecuada.
Aun así, con determinación y paso a paso, comenzaron a adaptarse. Primero incorporaron pequeños baldes de 20 litros, luego bidones de 30 litros. Más adelante, se trasladaron a Salamanca, donde lograron establecerse en un pequeño puesto dentro de una galería.
Lamuuú: Pandemia y yogures
Antes de la emergencia sanitaria, ya se habían hecho conocidos en una galería local como los proveedores de leche fresca. Sin embargo, la situación cambió, debido a la escasez de yogures de la universidad, vieron una oportunidad y decidieron aprovechar la leche que les quedaba al final del día para elaborar sus propios productos.
Como las restricciones solo permitían operar a los negocios relacionados con alimentos, su propuesta de llevar leche fresca directamente al domicilio de los clientes se fortaleció. Así, comenzaron no solo a mantenerse, sino a expandirse.
El conocimiento técnico también fue clave. El padre de la familia había llevado talleres en la universidad sobre la elaboración de quesos, yogures, mermeladas y procesamiento de frutas, lo que les permitió diversificar rápidamente su oferta. Cada litro de leche que no podían vender al día siguiente se transformaba en nuevos productos, garantizando cero desperdicio y abriendo nuevas líneas de negocio.
Lamuuú actualmente
Con la meta de ingresar sus yogures artesanales a supermercados y tiendas naturales, enfrenta uno de los mayores retos para cualquier pequeño productor: conseguir el registro sanitario. Este trámite, además de ser tedioso y demorado, representa un costo elevado, ya que debe gestionarse un registro independiente por cada sabor que ofrece.
Actualmente, su marca cuenta con cuatro sabores en el mercado, lo que implica una inversión considerable. Sin embargo, María Gracia no pierde de vista su objetivo de lograr que este año, sus productos estén disponibles en grandes cadenas.
A pesar de la alta demanda que reciben desde diversas provincias, existe un obstáculo adicional: la cadena de frío. Debido a que sus yogures requieren refrigeración constante, distribuirlos fuera de Lima presenta un desafío logístico que aún están analizando cómo superar.
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