La gurú japonesa del orden, Marie Kondo, ha dejado una huella en distintos países del mundo tras publicar su libro y estrenar un show en Netflix. ¿Quiénes son estas ordenadoras profesionales?
Ella se ha vuelto tan famosa que su apellido ahora se está usando como un verbo para referirse al acto de ordenar meticulosamente.
Marie Kondo en sus publicaciones y en la serie de Netflix donde participa, cuando habla del orden de las cosas habla de una forma de ordenar tu vida.
«Cuando ordenas tu casa, también ordenas tus asuntos y tu pasado», dice la japonesa.
Su método gira en torno a la idea de quedarse solamente con las cosas que más aprecias y eliminar «todo aquello que no te transmita alegría».
Si no tienes el tiempo o la habilidad para organizar todo lo que has acumulado en tu casa durante años, ¿a quién llamarías?
El método ha comenzado a extenderse y los organizadores profesionales están proliferando en distintas partes del mundo, incluyendo países como Japón, Chile, Australia, Canadá y Dubái.
En Estados Unidos, por ejemplo, la Asociación Nacional de Profesionales de la Productividad y la Organización tiene más de 4.000 miembros, mientras que en el Reino Unido, la Asociación de Profesionales Ordenadores y Organizadores (APDO, por sus siglas en inglés) cuenta con unos 300. La mayoría son mujeres.
¿En qué se distingue este empleo del trabajo de limpieza?
Según Marie Kondo: «Se ordenan los objetos; se limpia lo sucio». Rhea Becker agrega: «Un ordenador necesita que participe el cliente para definir qué cosas mantener, tirar o disponer responsablemente. Un limpiador mantendrá las cosas que tienes, pero trabajará alrededor de ellas».
Las profesionales del orden cuentan que su trabajo implica contactar con organizaciones de caridad y otras asociaciones que pueden interesarse en los artículos que una persona desea donar.
Gracias al efecto del método Marie Kondo, negocios que venden artículos de segunda mano en el Reino Unido, por ejemplo, han registrado un aumento del número de personas que regalan sus pertenencias.
Y aunque no todas las tiendas de caridad pueden recibir tantos productos a la vez, la tendencia muestra que cada vez más personas se interesan en organizar mejor sus pertenencias (y las de otros).
¿Qué personas disfrutan ordenando el desastre de los otros y ganan dinero con eso?
Lizzie Grant renunció a su trabajo de casi US$80.000 en Londres y a una carrera de seis años como abogada de asuntos familiares, para convertirse en una profesional del orden.
«Siempre me ha encantado ordenar, pero no me había dado cuenta que podía ser un trabajo hasta que busqué en Google y descubrí que había toda una industria».
Cobra cerca de US$50 por hora, con un mínimo de tres horas por sesión, con la esperanza de que algún día logrará alcanzar su salario anterior.
Shivani Gulati en Gurgaon, India, cobra unos US$14 por hora por sus servicios profesionales como organizadora, un trabajo que ha realizado por casi cinco años.
«Trabajé como diseñadora de interiores durante 20 años. Para mí, fue un cambio natural».
Ella cuenta que entre sus clientes hay espiritistas, amas de casa y empresarios industriales. «Son personas muy ocupadas, que no tienen el tiempo para mantener el espacio, pero tienen el dinero», explica.
Rhea Becker ofrece sus servicios como la «Reina del Desorden» de Boston. Escritora y editora, lleva haciendo este trabajo por 16 años. Les cobra entre US$75 y US$125 la hora.
«Cuando conoces a los clientes, generalmente están estresados. De modo que debes tener habilidades para el manejo de las relaciones interpersonales». “Tienes que ser físicamente capaz de levantar objetos pesados y tener mucha resistencia».
Annelies Mentink, vive en Bélgica y trabaja en Flandes. Se convirtió en una organizadora profesional en 2016 después de sufrir agotamiento producto de un trabajo estresante en la industria bancaria, el nacimiento de sus dos hijos prematuros y una depresión postnatal.
Cobra actualmente entre US$395 y US$565 por medio día de trabajo organizando la casa.
«No estaba feliz y me sentía horrorizada por el desastre en mi casa. Cuando estaba deprimida fui a ver a un siquiatra y ella me ayudó a recuperar cierta energía y descubrir qué era lo que realmente quería hacer».
«Descubrí que ayudar a la gente a organizar las cosas era un trabajo real y me encanta hacerlo».
Fuente: Comercio