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El futuro tecnológico necesita más referentes femeninos como Ellen Ochoa, Katya Echazarreta y Jennifer Mejía Lara

Las figuras femeninas en distintas áreas han demostrado que es posible abrirse camino, liderar e inspirar nuevas generaciones.

Por Infomercado
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futuro tecnológico Ellen Ochoa, Katya Echazarreta y Jennifer Mejía Lara

A medida que el sector tecnológico avanza, persiste una realidad difícil de ignorar: la participación de mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) sigue siendo limitada. Las causas son diversas: estereotipos persistentes, falta de visibilidad de referentes y estructuras laborales poco inclusivas que dificultan la permanencia y el crecimiento profesional. Sin embargo, figuras femeninas en distintas áreas han demostrado que es posible abrirse camino, liderar e inspirar nuevas generaciones.

Ellen Ochoa: pionera y líder en la exploración espacial

Ellen Ochoa es, sin duda, una de las mujeres más influyentes del ámbito aeroespacial. Ingeniera eléctrica y primera mujer hispana en viajar al espacio, Ochoa protagonizó un momento histórico cuando formó parte de la misión del transbordador Discovery en 1993. Su trayectoria sirvió tanto para abrir puertas a otras mujeres interesadas en la exploración espacial, como para derribar barreras culturales y de género.

Tras su experiencia como astronauta, Ochoa asumió el liderazgo del Centro Espacial Johnson de la NASA, convirtiéndose en la primera directora hispana de esta institución clave para la ciencia y la tecnología. Durante su mandato, impulsó programas de inclusión y fomentó la formación de jóvenes talentos, demostrando que la presencia femenina en puestos de alta responsabilidad es fundamental para construir un sector más justo y diverso.

Jennifer Mejía Lara: innovación con impacto social

Jennifer Mejía Lara también está dejando una huella importante en el mundo tecnológico, destacándose por combinar formación científica con un fuerte compromiso social. Su trabajo se centra en el desarrollo de soluciones tecnológicas aplicadas a la mejora de la calidad de vida en comunidades vulnerables.

Uno de sus proyectos más destacados ha sido la creación de un sistema de purificación de agua de bajo coste y fácil instalación, pensado para zonas rurales sin acceso a agua potable. Este dispositivo, diseñado para ser sostenible y de bajo mantenimiento, ha beneficiado a cientos de familias y ha sido reconocido por su impacto positivo en la salud pública.

Además de su labor técnica, Mejía Lara ha dedicado gran parte de su tiempo a la formación y mentoría de jóvenes, especialmente mujeres, organizando talleres prácticos, charlas y programas de mentoría que acercan la ingeniería y la tecnología a estudiantes de secundaria y universitarias.

Su enfoque busca derribar las barreras culturales que aún alejan a muchas jóvenes del mundo STEM y generar una ingeniería inclusiva, cercana y enfocada en las personas.

Katya Echazarreta: inspiración para una nueva generación

Por su parte, Katya Echazarreta ha marcado otro hito al convertirse en la primera mujer nacida en México en participar en una misión espacial. En 2022, fue seleccionada como parte de un programa internacional que llevó a cabo experimentos en microgravedad, lo que la catapultó como referente para miles de jóvenes alrededor del mundo.

Su historia, cargada de perseverancia y pasión por la ciencia, ha servido para romper estereotipos y demostrar que las fronteras no son un límite cuando existe vocación y esfuerzo.

Echazarreta ha aprovechado su visibilidad para desarrollar iniciativas educativas y de divulgación científica, enfocadas especialmente en niñas y adolescentes. Sus charlas motivacionales y su presencia constante en medios digitales han sido clave para despertar el interés en las STEM y ofrecer un mensaje claro: las mujeres tienen un lugar legítimo y necesario en la exploración y el desarrollo tecnológico.

Una tarea pendiente: construir estructuras que sostengan el cambio

Los casos de Ochoa, Echazarreta y Mejía Lara revelan algo fundamental: el talento femenino produce resultados extraordinarios. Lo que sigue siendo un desafío es crear un entorno institucional y profesional que no limite ese potencial. Visibilizar referentes es solo el primer paso; el cambio profundo requiere repensar las estructuras que sostienen el sector científico y tecnológico.

Avanzar hacia un ecosistema más justo implica revisar cómo se enseña, cómo se contrata y cómo se apoya el crecimiento profesional dentro del sector. No se trata únicamente de aumentar las cifras de mujeres en las plantillas, sino de construir entornos en los que puedan prosperar, asumir roles de liderazgo y contribuir activamente a la innovación.

Fomentar el liderazgo femenino en tecnología debe entenderse como parte de una estrategia integral y sostenida para fortalecer la diversidad de pensamiento y asegurar un impacto real y duradero en la sociedad.