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Deuda: ¿Buena o mala? Esto es lo que debe saber antes de asumir una deuda

Al momento de asumir una deuda es necesario establecer muy bien el tipo de uso que se le va a dar, el esfuerzo que se necesita realizar para pagar las cuotas y los beneficios que se van a obtener al contraerla.
Por Betsabé Saavedra
2 minutos
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Al momento de asumir una deuda es necesario establecer muy bien el tipo de uso que se le va a dar, el esfuerzo que se necesita realizar para pagar las cuotas y los beneficios que se van a obtener al contraerla.

“Es importante darle a la deuda un verdadero propósito, no puedo suponer que porque sea pequeña o por la urgencia que tenga, resulte realmente conveniente asumirla», señala el presidente y cofundador de Trust Corporate, James Hernández.

Según el ejecutivo, existen deudas “buenas” y “malas” y para responder a qué tipo pertenecen siempre se deben hacer las siguientes preguntas: ¿qué valor agregado me va a dejar esta deuda? ¿ganaré dinero con ella? ¿qué beneficios me traerá si la asumo? y ¿tengo claro el destino que le voy a dar a estos fondos?

De acuerdo con ello, Trust Corporate, consultora organizacional experta en temas financieros, recomienda que antes de asumir una deuda, se realice la siguiente clasificación según su finalidad y motivación para así determinar su real conveniencia.

– Deudas de inversión

Son aquellas que llamamos “deudas buenas” porque traen un beneficio en el futuro y se revalorizan con el tiempo.

Principalmente son deudas que se enfocan en el pago de estudios o la inversión en una propiedad que va a aumentar su valor con el paso del tiempo, y que puede permitir dejar de pagar un arriendo o ser aprovechada para iniciar un negocio.

– Deudas de consumo

Son las denominadas “deudas malas”, ya que no producen ningún tipo de provecho y que además tienen como característica principal que pierden su valor fácilmente con el paso del tiempo.

Estas deudas se presentan con mayor frecuencia en los casos en que se pide financiamiento para comprar tecnología, la cual pierde utilidad en el tiempo de manera realmente fácil.

Recomendaciones

En tiempos de crisis el enfoque debería ser asumir únicamente las deudas de inversión, aquellas que en el futuro se revertirán en ingresos que no solo permitirán cubrir el costo de la deuda, sino que dejarán algún tipo de utilidad o rendimiento.

Cuando los ahorros lo permitan es recomendable comenzar a cancelar primero las deudas que estaban en ‘suspenso’.

Para esto, la fórmula más sencilla es llevar a cabo la Metodología de Cascada. Esta consiste en hacer un listado de las deudas de menor cuantía a mayor cuantía, de manera que se cancelen primero las más pequeñas con el ahorro que se ha logrado a partir de la disminución de los gastos. La eliminación de las deudas pequeñas más el ahorro que se logre obtener permitirá comenzar a renegociar el pago de las deudas grandes mediante abonos.